De manera totalmente imprevista han tomado una decisión concluyente en su Gran Premio de casa: KTM va a dejar Moto2 a partir del final de esta misma temporada.
No hay excusas, los resultados no son los esperados y si bien sí han confirmado la renovación de su vínculo en la categoría máxima por otras cinco temporadas, los planes de KTM parece que no van por el camino que tenían trazado en el mapa.
El poderío implacable de KTM se tambalea
En su carrera de casa, en Austria, KTM anunció una renovación de su contrato con Dorna para militar en MotoGP durante las próximas cinco temporadas. El planteamiento de la firma europea es claro y quieren ser una referencia en el mundial de velocidad, peleando contra los mejores y con un proyecto a largo plazo para conseguir victorias.
De momento ya han saboreado las mieles del podio tras el último Gran Premio de la temporada 2018 en Valencia gracias al saber hacer de Pol Espargaró bajo la lluvia, pero no les es suficiente. KTM quiere ser más, y quiere que los aficionados relacionen a la marca naranja con mucho más que la firma de referencia en el offroad.
Es una cuestión de imagen de marca. KTM no se metió en los circuitos de asfalto por casualidad. Lo hizo porque necesitan que su logotipo se relacione con mucho más que motos de campo y trail. De momento la oferta de KTM con las motos 100% asfálticas es limitada porque están esperando su momento en el que la presión ejercida por los aficionados sea insostenible y el hype por una futura saga de deportivas se vuelva imparable.
Esto, traducido en términos de mercado, se convertiría en una gran acogida de unos futuribles modelos deportivos, recuperando el concepto de la especialísima KTM RC8 y ampliando a las actuales RC 125 y RC 390. Una extensión de su gama que podría llegar con la KTM RC 790 utilizando la base de la KTM 790 Duke.
Ahora bien, las cosas no le están saliendo a la marca austriaca como se pensaban. A la imprevista pero esperada salida de quien iba a ser su paladín, Johann Zarco, se suman unos objetivos en Moto2 muy lejos de las expectativas. El año 2019 debería haber sido la explosión de KTM en la categoría intermedia y en cambio han pasado de luchar por el título a obtener victorias ocasionales tras el cambio de motores.
De tener dos motos ganadoras en 2017 pasaron a tener cinco en 2018 de las que sólo las dos oficiales consiguieron resultados positivos. En 2019 han pasado a tener nueve monturas que no han conseguido ningún resultado. Sólo Brad Binder ha conseguido una victoria en Austria el pasado fin de semana mientras el resto de KTM suelen poblar las últimas plazas de la clasificación.
KTM ha decidido abandonar Moto2 a partir de 2020, pero ha prometido que seguirá apoyando el equipo de Aki Ajo, posiblemente para mantener una configuración como la que llevó a Johann Zarco a obtener dos títulos en Moto2: colaborando en el desarrollo de suspensiones WP.
Ahora hay que ver qué es lo que va a ocurrir con los pilotos que tienen contrato con KTM en la categoría intermedia dentro del equipo oficial para 2020. Jorge Martín firmó por dos años mientras que Iker Lecuona rubricó su fichaje hace sólo unos días, también por dos temporadas. Ahora se han quedado sin moto.
Pero precisamente el punto del cambio de motorizaciones habría sido una de las motivaciones de KTM para abandonar Moto2. La propia marca y su CEO, Stefan Pierer, son actores con un orgullo implacable. La posibilidad de correr y conseguir victorias o títulos y que parte del mérito se lo regalen a Triumph (competencia directa como fabricante europeo) con sus motores no habría sentado nada bien a los de naranja.
Vuelta a lo mismo: es una cuestión de imagen de marca. Es por eso por lo que KTM sigue involucrada en la Red Bull Rookies Cup, lanzará la Northern Talent Cup (con pequeñas motos derivadas de las KTM SX-F250 de motocross adaptadas a la velocidad) y recuperar a Husqvarna para competir en Moto3.
Haciendo uso de todo su potencial, AG Industries (matriz de KTM. Husqvarna, WP...) piensa traer a los Grandes Premios de vuelta a Husqvarna para correr igual que lo hizo en 2014 y 2015, con un planteamiento de moto oficial secundaria aprovechando el desarrollo de KTM y duplicando su impacto con dos marcas en pista.
Husqvarna se encuentra en la misma posición que KTM, pero con una posición aún más minoritaria en el mercado. En Motocross, Suprecross, Enduro, Supermotard y Raids, KTM y Husqvarna conviven de manera complementaria. Utilizan las mismas bases mecánicas para crear motos ganadoras en todas las disciplinas y se reparten los patrocinios: KTM con Red Bull y Husqvarna con Rockstar.
Los pilotos quieren correr con ambas marcas porque cuentan con un poderío fuera de toda duda, y los aficionados quieren comprar sus motos para emular a los pilotos que admiran. La diferencia es que Husqvarna es casi una desconocida y su gama de calle es muy escueta, limitada a cuatro modelos premium con un diseño atrevido: las Vitpilen y Svartpilen en versiones 701 y 401. Necesitan ampliar su impacto para seguir progresando como lo está haciendo KTM.
El plan de KTM se tambalea, pero ellos lo han llamado una reestructuración proactiva. Siguen determinados a convertirse en una referencia en los circuitos de velocidad igual que lo han conseguido en las pistas de tierra, pero está claro que no les va a ser tan sencillo. De momento tienen cinco años más para seguir intentándolo. En 2024 veremos si lo consiguen o si se retiran.