¿Hemos llegado al culmen de la tecnología en MotoGP? Probablemente no, y todavía quede un importante trecho que descubrir. Sin embargo, las motos y los componentes han ido avanzando tanto que hacer una gestión y uso eficientes de ellos se complica, y es por eso que se hace necesario controlar manualmente ciertos ajustes de la moto.
Mientras en la Fórmula 1 los pilotos pueden entrar al 'pit lane' a cambiar ciertos ajustes, en MotoGP no pasa lo mismo. Así que este juego de electrónica y ECU (el cerebro de la moto) se lleva a cabo mediante los botones en el manillar que habrás visto mil veces pero que no sabes para qué sirven con exactitud. Eso es en lo que vamos a profundizar hoy.
Electrónica, gasolina, potencia... Para todo esto sirven los botones de una MotoGP
Con un solo movimiento del dedo pulgar el piloto tiene a su disposición un complejo manejo de la electrónica de la moto que hasta hace poco era inviable. Las 1.000 cc de MotoGP han llegado a los más de 250 CV, y las constantes evoluciones tecnológicas han llevado al campeonato a usar una centralita única y programación común.
Entonces, ¿cómo pueden marcar la diferencia? Pues controlando los ajustes de la centralita y dándole algo más de emoción al asunto. A través de unos interruptores de colores en las piñas de mandos, cada fabricante permite a su piloto ajustar el rendimiento en función de la situación de carrera.
Dependiendo de cada marca y fabricante se distribuyen de una manera distinta. Las funciones que regulan son comunes, y son:
Es esencial el control de la potencia a través de distintos mapas, que suelen ser tres: A, B y C. Cada vez que lo pulsan suben un mapa: de A a B y de B a C.
A nivel práctico se ajusta la relación entre el gas que se da al mango y la potencia que ofrece, de tal forma que la entrega puede ser más conservadora para ahorrar combustible o neumático o bien mucho más agresiva, provocando un mayor desgaste de la goma pero con una potencia desmedida para situaciones necesarias.
Antes el motor era el que automáticamente realizaba los ajustes del mapa, y no el piloto. Desde que tienen el control, las reglas del juego han cambiado y es el piloto el que lo ajusta a su criterio.
Programa de freno. Dependiendo de la situación de carrera, a un piloto le interesa ajustar el freno motor de manera más o menos agresiva, entendiendo como tal la apertura mayor o menor del cuerpo de mariposas para ajustar la retención del motor.
Dependiendo del nivel de intervención se puede ahorrar combustible, gastar menos frenos o gestionar el eje trasero para que la moto no deslice tanto y consuma goma. O todo lo contrario.
Otro de los botones está ideado para regular el consumo de gasolina. Las motos suelen tener tres mapas (A, B y C) que les permiten consumir menos gasolina a costa de perder potencia o bien gastar más pero tener más potencia disponible.
No es matemático que los pilotos vayan a llegar a fin de carrera con todo el combustible (ya se han dado casos); por eso también deben hacer un uso conservador de ella.
El control de tracción es otro de los grandes aliados de los pilotos. Aunque no es mágico, como ya hemos podido ver, evita que la goma trasera se deslice excesivamente cuando el piloto acelera. El nivel de intervención lo ajusta el piloto dentro de unos estándares para que el CT cierre más o menos el gas y minimice o maximice el deslizamiento. Es más una medida de seguridad, pero que también se puede regular.
También suelen contar con un mapeado 'Anti-wheelie' o 'Launch Control' que reduce la potencia del motor cuando reconoce que el neumático delantero se ha salido de la superficie de la pista. El piloto elige entre una respuesta más ligera o una más intervencionista.