La segunda mitad del siglo XX fue una época complicada para todos. La sociedad vivía momentos convulsos en la política, en el terreno militar y también en el terreno comercial. Muchos anuncios serían inconcebibles hoy en día y las marcas también tomaron otras decisiones comerciales cuestionables.
Que se lo pregunten a Yamaha, que en 1965 sacó al mercado estadounidense una moto específica para mujeres que se convirtió en un batacazo de ventas y que hoy habría sido objeto de críticas y censura.
Yamaha U5E, la "Lady Yamaha" para las mujeres de los '60
Corría el año 1965, el mundo era feliz en plena recuperación anímica posterior a la Segunda Guerra Mundial pero inmersos en la estúpida pugna de superpotencias de la Guerra Fría. Los movimientos hippie y feminista se dieron la mano en la década de los años '60, llegó el 'paz y amor' y se empezó a visibilizar como nunca antes al feminismo (el movimiento hunde sus raíces en la historia hasta los clubes de mujeres en la Revolución francesa y mucho, mucho más atrás con Hiparquía, esposa de Crates de Tebas allá por el 350 a.C.).
Esta visibilización en ocasiones ha sido utilizada por las escuelas de marketing y su aplicación a través de las marcas para conseguir mejorar sus objetivos y a mediados de los '60 llegó Yamaha y en un supuesto arranque de feminismo presentó una moto: La Yamaha U5E Lady.
Sí, exacto. Le pusieron a una moto para mujeres el nombre de 'mujer', por si no quedaba suficientemente claro al primer vistazo. Pero, ¿qué era lo que hacía a esta moto una moto para mujeres? Pues en el aspecto estético demasiado, y en el aspecto práctico demasiado poco.
La Yamaha U5 se presentó en el mismo 1965 con la intención de competir contra la todopoderosa Honda Super Cub nacida en 1958 y que ha llegado hasta nuestros días vendiendo la friolera de 100 millones de unidades en todo el mundo. El contraataque de Yamaha llegó en forma de un scooter sencillo, ligero, con un motor de 50 centímetros cúbicos y una estética que... sí, era una copia total de la Super Cub. No hay otra manera de decirlo.
Intentando aprovechar el filón sociológico feminista (o todo lo contrario. No nos queda claro), Yamaha se sacó de la manga la "Lady Yamaha" o Yamaha U5E Lady introduciendo algunos cambios que orientaban el producto directamente hacia el público femenino: color rosa, una cesta delante del manillar y flecos en el asiento. ¡Flecos!
El equipo de marketing de la división americana detectó la necesidad de que una versión para mujeres debía diferenciarse del modelo original en el color rosa, una cesta (¿para llevar la compra quizá?) y flecos. Maldita sea, ¡flecos! Si son casi más odiosos que el dolor del dedo meñique impactando contra la pata de la cama.
Y esto no es una crítica al fleco como elemento representativo de la feminidad, sino al fleco como elemento decorativo por sí mismo. Como los extremos al final acaban por tocarse el fleco también se ha utilizado como accesorio machirulo en las motos custom con un resultado igual de horrible.
La vida comercial de la Yamaha U5E fue corta, muy corta. La "Lady Yamaha" se mantuvo en el mercado sólo durante dos años como testimonio a un fracaso comercial tremendo pero que por lo menos no había sido demasiado caro de llevar a la producción. Tan testimonial fue su éxito que ahora son motos tan cotizadas como esta unidad que se vende por 3.800 dólares.
El concepto de moto para mujeres en el siglo XXI
Actualmente este cisma entre motos que se enfocan según el sexo lo ha retomado otra marca. Kymco presentó este 2018 el Filly 125, un modelo pensado para un público objetivo mayoritariamente femenino. Según la firma asiática con el Filly 125 han tenido en cuenta que el público de mujeres que utiliza scooter para moverse por ciudad es mucho más que un nicho.
Según sus datos, de los casi 3 millones de motocicletas, scooter o ciclomotores matriculados y asegurados en España, su titularidad en un 10% de los casos lo está a nombre de mujeres. Esta representación femenina es aún mayor en el caso de los scooter donde se alcanza un 20%, un dato que para una marca que (de momento y hasta que llegue la Kymco SuperNEX) sólo fabrica scooter.
Con los buenos resultados cosechados en modelos como el Miler y Agility City con una cuota de clientes femeninas del 16% y del ¡46,5%!, en Kymco han decidido apostar por un scooter que respondiera a las necesidades específicas de las mujeres para alcanzar una cifra que consiga incrementar este ratio hasta el 60% de público femenino.
Con una estética más chic que el resto de la gama, el Kymco Filly se ha creado con la premisa de de ser fácil de usar, peso muy ligero de sólo 115 kg, con un tamaño contenido, asiento con una distancia al suelo recortada (765 mm) y grandes grupos ópticos para ser visto en circulación.
El machismo en las motos es una cuestión de estereotipos
El Kymco Filly 125 ha sido fabricando siguiendo las directrices reales marcadas por un sector de los clientes potenciales que quieren entrar en el mercado de los scooter como solución de movilidad urbana pero no se atreven por el motivo que sea. Y ojo, esta reclamación no viene sólo desde el sector femenino, hay clientes potenciales masculinos que hacen las mismas reclamaciones.
Hay dudas en cuanto al enfoque potencialmente machista especialmente cuando se recogen beneficios comerciales de camino. Si el feminismo es igualdad no debería haber motos específicas para mujeres, ni para hombres, sólo debería haber motos. Pero en cambio por otro lado tampoco está bien desoír a un sector de la población con unas necesidades concretas.
La clave de la polémica está en estereotipar o no estereotipar. No es correcto determinar un producto como específico para mujeres cuando esas características que lo hacen único presuponen una cierta debilidad de las féminas.
Tomando la igualdad como premisa fundamental, si las marcas quieren conectar con ese movimiento feminista deberían postular su oferta comercial en el sentido de enfatizar las características como ligereza, facilidad de uso o estética por el simple hecho de ser más ligeros, fáciles de usar o de aspecto refinado, no por ser características inherentes a la fisionomía de una mujer.
En el sector de la moto aún somos un colectivo mayoritariamente masculino pero las barreras para las mujeres están totalmente abatidas. Mujeres como Judit Florensa como periodista especializada y comentarista de televisión, Alicia Sornosa como primera motoviajera hispanohablante en dar la vuelta al mundo o Ana Carrasco como la primera mujer campeona del mundo de motociclismo en una categoría absoluta en Supersport 300 son solo tres ejemplos de que una mujer puede hacer lo que quiera con la moto que quiera.
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