Dentro del plan de colaboración de las marcas japonesas por desarrollar un futuro motor de hidrógeno, hay dos de ellas que trabajan aún más codo con codo: Toyota y Kawasaki.
Es muy extraño que una marca de motos y otra de coches se unan para trabajar juntos. En este caso han unido mente y brazo para crear un motor de combustión interna que quema hidrógeno como combustible. Esto es todo lo que sabemos hasta ahora, que no es poco.
El motor ya ha sido probado en coches... Y parece que funciona, con algunos 'peros'
Mucho se habla de que el hidrógeno puede ser la alternativa al futuro de la combustión y eléctrico. Desde luego tiene todas las papeletas para contentar a unos y a otros; se sienten y suenan como los motores de gasolina y no tienen efectos negativos para el medio ambiente. Sus únicas emisiones nocivas proceden de una cantidad mínima de aceite de motor quemado.
El planteamiento del proyecto nada tiene que ver con las famosas pilas de combustible de hidrógeno de los coches. Esto es un motor de hidrógeno similar a uno tradicional, con la mayoría de piezas que utiliza un motor de gasolina actual.
La diferencia es que, al quemar el hidrógeno, se combina con oxígeno y produce agua, cuyo vapor sale por el escape (en vez de dióxido de carbono). El problema y objetivo con el que juegan ahora es que conseguir utilizar hidrógeno licuado en vez de gaseoso, ya que la autonomía será mucho mayor.
El motor desarrollado está siendo desarrollado sobre el de la base de una Ninja H2, pero modificado con los componentes utilizados en el Toyota Corolla de hidrógeno. De hecho, los japoneses ya lo han estado probando, aunque han encontrado problemas de temperatura. Los pilotos que lo han testeado dicen que "no encuentran diferencia con los motores de gasolina".
Sobre el papel todo suena muy bien, pero está lejos de producirse todavía. No solo nos referimos a la burocracia gubernamental para que en vez de ser una traba se vea como una ayuda, sino que el principal escollo es la extracción del hidrógeno: perjudicial, caro y difícil. Tanto que es más caro que conducir un coche eléctrico.
La solución pasa por el hidrógeno verde, que se consigue mediante un proceso de electrólisis (utilizar una corriente eléctrica para descomponer mediante electrodos la molécula de agua en hidrógeno/oxígeno) impulsado por energías renovables como la solar o eólica. Además, no perjudica al medio ambiente.
Así que el trabajo de Kawasaki y Toyota es crear una moto de hidrógeno que convenza a los más puristas que no se quieran deshacer de su moto de gasolina y tampoco quieran una eléctrica. Tarea difícil, pero el objetivo es que esa moto conserve la mayor parte del planteamiento de una moto tradicional.
En este sentido el planteamiento es hacer que un motor de hidrógeno merezca la pena, para lo que seguirán utilizando la inyección directa en combinación con un sobrealimentador como el de la Kawasaki H2 para aumentar la capacidad de compresión de aire combinada con la inyección directa. Las cifras de potencia serán superiores a las de una moto de gasolina.
Una solución a los ya maldecidos motores de gasolina por parte de los gobernantes. Kawasaki y Toyota tienen en su mano el futuro de seguir ofreciendo la misma sensación de velocidad, sonido y disfrute pero adaptándose a un futuro verde. Si es posible solo el futuro nos lo dirá.