Guerra de potencia, materiales nobles, equipamiento de carreras, tecnología de la NASA... Montar en moto es una cuestión de sensaciones y puede que la imagen de marca y los reclamos de marketing nos estén llevando lejos de lo que importa sobre dos ruedas. Por suerte hay motos como la Yamaha Tracer 700 que nos ponen los pies en la tierra.
Sin alardes tecnológicos pero con una filosofía muy mundana hacen que la pequeña de la familia Tracer sea una moto que reconecta con las raíces del motociclismo rutero y ciertas aspiraciones deportivas. Nueva estética, motor Euro5 con 75 CV y nuevo equipamiento son sus argumentos, y nos hemos ido hasta las espectaculares carreteras de Tenerife para descubrirla.
Yamaha Tracer 700: misma filosofía, más moto
Si nos fijamos en la gama de motos de Yamaha nos damos cuenta de una cosa: están haciendo las cosas de una forma diferente pero muy acertada. Los de Iwata han estructurado su catálogo de una manera particular, sin seguir al pie de la letra las directrices del mercado y con unas familias de modelos bien estructurados e inteligentes.
Al contrario que la mayoría de marcas, en Yamaha no han planteado su estrategia en base a la normativa, sino en función de los posibles usos. Así pues, los de los diapasones son de los pocos que no tienen modelos de carretera llevados hasta el límite del carnet A2, apurando los 95 CV. Ese límite muchas veces implica demasiado peso, un tamaño grande y un precio más elevado del que alguien con el A2 estaría dispuesto a asumir.
La Yamaha MT-07 demostró que por debajo de los 95 CV también hay vida, y una vida razonable, divertida y polivalente. A rebufo de aquella auténtica naked media de planteamiento sencillo pero solvente y una temporada después de la llegada de la Tracer 900, apareció la Yamaha Tracer 700 de 2016, sentando cátedra.
Derivada directamente de la MT-07, la Tracer 700 siempre ha sido una moto rutera con cierto toque sport, sencilla pero válida para todo. No le faltan argumentos para conquistar a los usuarios del carnet A2 y menos ahora que mejora algunos puntos que necesitaban corregirse y los acompaña de una estética inspirada en los modelos deportivos de los diapasones.
Porque, sí, salta a la vista que el principal cambio de la Yamaha Tracer 700 de 2020 es la adopción de un nuevo traje mucho más agresivo que antes. Los grandes faros delanteros han sido sustituidos por un nuevo conjunto de ópticas full LED (delante, detrás e intermitentes) donde destaca el gran frontal plano con los focos ubicados en la parte inferior, como ya introdujo la Yamaha YZF-R1.
Precisamente esta inspiración deportiva es un claro guiño al espíritu de la Tracer 700. Desde Yamaha aseguran que su gama de 700 quiere cubrir desde el extremo más offroad con la XTZ700 Ténéré hasta el lado más aspiracional con la Tracer 700, dando a ésta última la posición que antiguamente ocupaban las sport-turismo. Han buscado crear una moto deportiva con una posición cómoda.
Aunque no es una moto 100% nueva, ya que es una evolución del modelo precedente, toda la carrocería se ha rediseñado para portar un extra de deportividad. Todo el cuerpo recibe unas líneas más sobrias y elegantes, con paneles planos y de clara inspiración sport. El conjunto frontal-laterales-depósito-asiento luce mucho más contundente que antes y al mismo tiempo ligero.
En esta nueva carrocería también han aprovechado para incluir una nueva pantalla termoformada para una mejor visibilidad y, lo que es más importante, con regulación manual en altura sin herramientas. Puede subir hasta 65 mm con un sencillo gesto en marcha.
Hay mucha vida por debajo de 95 CV
Al subirnos nos damos cuenta rápidamente de su carácter. Es una moto accesible, con el asiento situado a 835 mm del suelo pero con una parte central muy estrecha que nos permite llegar al suelo con los dos pies sin mayor problema. Puede sonar manido pero es una de esas motos que parece que conoces desde hace tiempo. Todo está en el sitio que te gustaría que estuviera.
La ergonomía también se ha revisado ligeramente para complementar al nuevo asiento, que permite una mejor integración sin perder mullido. El manillar es 34 mm más ancho y se ubica en una posición ligeramente más adelantada, cargando más peso sobre el tren delantero, mientras que las estriberas mantienen la misma posición para llevar las piernas no demasiado flexionadas.
Arrancamos el motor y nos encontramos ante algo que nos sigue resultando conocido. El archiconocido motor CP2 de Yamaha inicia su ronroneo característico. Es un bicilíndrico en paralelo de 689 centímetros cúbicos con cigüeñal Crossplane que ahora cumple con la normativa Euro5. La nueva normativa se supera gracias a cambios en la inyección y encendido de combustible, admisión de aire y empujadores de válvulas.
Comenzamos a movernos con la Tracer 700 y todo fluye desde que la levantamos del caballete lateral. Es dulce y enérgica al mismo tiempo, empuja con ganas pero no abruma ni es tosca. De hecho a bajas revoluciones, por debajo de 3.000 rpm hace gala de una buena entrega de par sin toses.
Es un motor elástico, aprovechable. No desfallece pero pierde algo de patada progresivamente aunque lo hace de manera eficaz. No nos pareció un motor al que le guste especialmente girar alto de revoluciones: no hay mucho que exprimir en la zona alta, le gusta más hacer gala de sus buenos medios, dejando caer el tacómetro y haciéndolo subir de nuevo hasta donde sea necesario.
En cualquier caso son 75 CV de potencia máxima y 68 Nm de par motor. Tenemos entrega más que suficiente para disfrutar como niños entre las curvas infinitas de las carreteras que rodean al Teide, o cualquier otra carretera a poco que se retuerza. Pese a la inclusión de las nuevas medidas anticontaminación, la Tracer 700 mantiene el mismo peso que antes con 196 kg en orden de marcha rebajando 1,5 kg en los grupos ópticos, los plásticos y la batería.
El rendimiento del motor se acompaña además con una agilidad que resulta envidiable. Mientras otras marcas viran hacia modelos cada vez más equipados, potentes y por ende pesados, la Yamaha se muestra como una moto para todo con la que se puede hacer lo que quieras. La agilidad del tren delantero es fantástica, se deja llevar de un lado para otro con una ligereza realmente satisfactoria. Eso sí, los avisadores de las estriberas pueden llegar a rozar pronto si tenemos un estilo demasiado agresivo.
Y no sólo es ágil, sino que ahora es mucho más precisa y confiable. El punto flaco del anterior modelo era una horquilla delantera demasiado blanda que desmerecía un poco al conjunto, pero ahora se ha solucionado con una nueva horquilla convencional de 41 mm de mayor calidad que incluye regulación en precarga y rebote.
El tacto es mucho más consistente ahora. La horquilla tiene un tarado tirando a confortable pero demuestra un rango de acción mucho más amplio. Al apretar el ritmo defiende la integridad del conjunto, manteniendo en su sitio a la moto y sólo mostrando algunos movimientos en curvas a muy alta velocidad cuando intentamos buscar el fallo, muy por encima de un ritmo normal.
La estabilidad es sensiblemente mayor que en una Yamaha MT-07, con respecto a la que el basculante crece para ampliar la distancia entre ejes 65 milímetros. Sí hay transferencia de peso hacia el tren delantero en frenadas fuertes; para nuestro gusto le habría faltado un punto más de dureza en la horquilla para no hundir tanto en el primer recorrido.
Los frenos se mantienen inalterados con el mismo conjunto de doble disco delantero de 282 milímetros mordido por pinzas de doble pistón. Es más que suficiente para detener el conjunto aunque la maneta tiene un tacto bastante duro y está algo alejada. El freno trasero con disco de 245 mm sirve de apoyo, aunque el ABS salta rápido en terrenos rizados.
Sí echamos en falta un embrague asistido con funcionamiento anti-rebote. El cambio de marchas es corto y preciso, pero la maneta tiene un tacto tirando a duro y las reducciones podrían ser bastante más suaves a la hora de acelerar el paso.
Rodando en tramos de autopista tenemos motor más que suficiente para mantener ritmos rápidos. Sólo echaremos en falta más potencia viajando cargados con equipaje y pasajero, y una protección aerodinámica que podría ser algo mejor. Como antes, la Yamaha Tracer 700 también tiene unos pequeños paramanos que actúan a modo de deflectores. En esta ocasión los intermitentes quedan mejor integrados al ser LED más pequeños, pero su mayor virtud es proteger las manos del viento de manera correcta.
Por lo demás, Yamaha asegura que la protección aerodinámica es la misma pese a haber desarrollado una carrocería notablemente más compacta. La Tracer 700 protege bien del viento, aunque no tanto como nos gustaría. La zona baja del pecho queda resguardada, pero en los hombros y casco notaremos el aire incluso con la pantalla en su posición más alta. También se perciben vibraciones generalizadas en el conjunto procedentes del motor.
Equilibrio, razón y polivalencia
Mirando a la Yamaha Tracer 700 en conjunto nos damos cuenta que es una moto sencilla en cuanto a equipamiento pero muy completa en lo referente a la usabilidad. No hay control de tracción, ni modos de conducción, ni plataforma de medición inercial, pero tampoco son elementos que hayamos echado de menos (aunque todo lo que sea seguridad siempre suma).
Su cuadro de mandos 100% digital tiene toda la información necesaria, incluyendo nivel de combustible, marcha engranada, doble parcial, consumo, temperatura, reloj horario... A su izquierda y derecha tenemos alojamientos con preinstalación de GPS y toma USB/12V, pero no vienen incluidos de serie.
El precio de la Yamaha Tracer 700 es de 8.599 euros, ligeramente superior al modelo saliente y bien posicionada con respecto a la competencia. Se mueve en un segmento inferior a las trail asfálticas de 95 CV donde encontramos rivales como la BMW F 750 GS (9.650 euros), Honda NC750X (8.050 euros), Suzuki V-Strom 650 (8.929 euros) o Kawasaki Versys 650 (8.650 euros).
Como suele decirse, a veces menos es más, y esta Yamaha Tracer 700 nos hace plantearnos si merece la pena ir a segmentos superiores. Con los 75 CV (limitable sin coste a 35 kW) de esta japonesa nos hemos divertido y hemos viajado con solvencia. La mayor duda que se nos plantea es quizá qué color elegir de los tres disponibles (Sonic Grey, Phantom Blue o Icon Grey), todos inspirados de nuevo en la gama de motos deportivas.
Yamaha Tracer 700 2020 - Valoración
7.1
A favor
- Agilidad y facilidad de uso
- Estética renovada
- Motor solvente
- Tren delantero
En contra
- Vibraciones perceptibles
- Embrague sin anti-rebote
- Freno delantero duro
- Protección aerodinámica mejorable
Yamaha Tracer 700 2020 - Ficha técnica
Motor | ||
---|---|---|
Tipo | Bicilíndrico en paralelo, 4 tiempos, 4 válvulas por cilindro, DOHC | |
Cilindrada | 689 cc | |
Diámetro x carrera | 80 x 68,6 mm | |
Compresión | 11,5 : 1 | |
Potencia | 75 cv a 9.000 rpm | |
Par Motor | 68 Nm a 6.500 rpm | |
Embrague | Multidisco en baño de aceite | |
Caja de cambios | Seis velocidades | |
Transmisión final | Cadena | |
Parte ciclo | ||
Chasis | Tipo diamante de acero | |
Suspensión delantera | Horquilla telescópica ajustable | |
Suspensión trasera | Monoamortiguador con 142 mm de recorrido | |
Freno delantero | Doble disco de 282 mm, ABS | |
Freno trasero | Monodisco de 245 mm, ABS | |
Rueda delantera | 120/70 ZR 17 | |
Rueda trasera | 180/55 ZR 17 | |
Dimensiones y pesos | ||
Lanzamiento | 24,8º | |
Avance | 90 mm | |
Longitud | 2.140 mm | |
Anchura | 806 mm | |
Altura | 1.290 mm | |
Altura del asiento | 840 mm | |
Distancia entre ejes | 1.460 mm | |
Altura libre al suelo | 140 mm | |
Peso en orden de marcha | 196 kg | |
Precio | 8.599 euros |
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