Yamaha MT-03, prueba (conducción en autopista y pasajero)

Tras abandonar la carretera a lomos de la Yamaha MT-03 (confesamos que nos costó lo suyo, pero nos debemos al trabajo.... a veces), buscamos algún tramo cercano de autopista para recorrer unos kilómetros y comprobar el comportamiento del monocilíndrico, su nivel de vibraciones, el régimen al que gira, etc.

Aceleramos a fondo y nos podemos a ritmo de crucero, de aguja a 120-130 aproximadamente y observamos como la revoluciones se sitúan con la aguja en posición vertical, suficientemente alejada de la zona crítica donde podrían empezar a asaltar nuestras dudas de si estaríamos o no forzando el motor.

Yamaha MT-03: a pesar de no ser su ambiente, se defiende en autopista

El nivel de vibraciones que nos llega sobre la Yamaha MT-03 es normal para una moto de estas características, tampoco demasiado elevado aunque llevemos varios minutos sobre la moto. No obstante se sienten perfectamente a medida que nos acercamos a la línea roja.

En cuanto a la protección aerodinámica, no hay mucha. Sólo un pequeño deriva brisas por encima del faro pero que cumple con bastante acierto su función. Aunque como siempre decimos, a 120 km/h el aire no es nunca tan molesto y en esta moto, la autopista es poco más un mero trámite que quitarse de delante.

En cuanto a la postura de conducción, a pesar de su pequeño tamaño y de su manillar muy ancho, es bastante cómoda. El mullido del asiento es correcto, las piernas no van excesivamente dobladas (curioso que no lleva avisadores en las estriberas, con lo que están lo más bajas posibles) y hay bastante hueco hacia adelante y hacia atrás para mover el cuerpo sin sentirse encajonado.

Eso sí, entre las piernas la Yamaha MT-03 es sumamente estrecha, algo que se agradece tanto en carretera como en autopista ya que nos permite llevar las piernas bien ceñidas contra el tanque sin que por ello se abran debido al viento.

Sabemos que os lo estáis preguntando pero no, ni el escape que discurre por la parte izquierda ni el amortiguador situado en la derecha molestan lo más mínimo en circulación. No se aprecia nada raro en el interior de las pantorrillas y a pesar de la temperatura reinante, el calor que desprende no llega a ser excesivo o al menos no como en otras motos que notamos subir ese calor a la zona del pecho y cara, dándonos la sensación de estar en una sauna.

Yamaha MT-03, para un pasajero ocasional

Para la Yamaha MT-03 no contábamos con nuestro pasajero de pruebas que se encontraba a 360 km más al norte pero nos hemos podido hacer una idea de cómo es su espacio tras ver y probar el asiento que está reservado para él. Contamos por suerte con sendas asas a los lados, para evitar que lo perdamos en una de las contundentes aceleraciones.

El mullido es grande, y se aprecia perfectamente en las fotos. Es blandido y cómodo aunque por el contrario no cuenta con unas dimensiones demasiado hogadas y además las estriberas están relativamente cerca, lo que obliga a llevar las rodillas un poco flexionadas.

La Yamaha MT-03 no está pensada para usar a dúo más allá de algún pequeño paseo por ciudad o alrededores, tanto por el confort que tendrá el pasajero como por la dinámica de la moto. Aunque seguirá siendo muy ágil, seguramente perderemos algo de aplomo en la rueda delantera debido al cambio del centro de gravedad, y en una moto con un manillar tan ancho puede darnos alguna imprecisión en la trazada de curvas.

Regresamos pero antes... vamos a hacer de nuevo esas curvitas que creo que me he dejado algo...

Continuará...

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