Ni cortos ni perezosos, sus compañeros fueron directos a coger la Kawasaki H2R que tenían preparada para la gran vuelta que protagonizó Hillier, y la acercaron son sigilo a la silla en la que dormía plácidamente Alan. Si habéis visto los videos o la habéis escuchado en vivo, sabréis que es una de las motos más escandalosas de las últimas décadas. Pero imaginad cómo debe sonar en una habitación cerrada. En fin, llave dentro, encendido… y acción:
Vía | James Hillier
En Motorpasión Moto | IOMTT 2015