Es inevitable. Si hay una certeza absoluta en el deporte es que por mucho que ganes algún día perderás. La racha de cinco mundiales consecutivos de Valentino Rossi un día se cortó, igual que la de Michael Schumacher en la Fórmula 1. Los Boston Celtics dejaron de ganar anillos de la NBA y hasta Rafa Nadal ha perdido Roland Garros en 2021. Es la ley del deporte.
Salvo que haya un milagro dentro de un mes en Indonesia, Jonathan Rea va a dejar de ser el campeón del mundo de Superbikes. Desde 2015 hasta hoy el norirlandés ha arrasado con su Kawasaki, imponiéndose en ocasiones incluso con una moto desfasada. Pero, a sus 34 años, ha llegado un nuevo pistolero a la ciudad, y a Rea solo le queda entregar la corona con honor.
Jonathan Rea hace que sus duelos con Toprak Razgatlioglu vayan a ser un recuerdo agradable
Al aficionado neutral, por norma general, no le gustan los monopolios deportivos. Si no eres su fan, es natural querer que pierda el que lleva muchos años ganando por el mismo motivo por el que en cualquier competición el público indiferente se va a poner del lado del que considere inferior. Apetece ver caras nuevas, cambios, incertidumbre... Es la magia del deporte.
La temporada 2021 está teniendo un patrón común en varias categorías del motorsport. Tres grandes colosos como Jonathan Rea, Marc Márquez y Lewis Hamilton están perdiendo, o al menos viendo peligrar, su dominio aplastante en sus diferentes categorías. Todos llevaban años invictos, y todos están cediendo por un motivo u otro ante la juventud.
Pero el año de Rea está siendo inspirador. El gran campeón de las motos derivadas de serie está demostrando ser un ejemplo de deportividad y orgullo no solo en la victoria, sino también en la derrota. Porque, siendo honestos, es prácticamente un milagro que este mundial de Superbikes vaya a llegar a Indonesia en estas condiciones.
Sí, es innegable que el hecho de que Rea vaya a llegar con opciones a Indonesia en primer lugar se debe a la fortuna. Concretamente, a la mala suerte que ha tenido Toprak Razgatlioglu a lo largo de la temporada, y que le ha provocado tres abandonos totalmente alejados de su responsabilidad en Assen, Barcelona y Portimao.
Pero eso no debería hacer que menospreciemos una temporada prodigiosa de Rea. Con una Kawasaki ZX-10RR que evidentemente se ha quedado obsoleta, el campeón está haciendo un sobreesfuerzo para compensar el ritmo que sí pueden alcanzar de forma natural Toprak Razgatlioglu con su Yamaha YZF-R1 y Scott Redding con la Ducati Panigale V4 R.
Lo demuestran los datos. Rea se ha caído en carrera durante 2021 tantas veces como en las últimas cuatro temporadas juntas. Sobrepilota la Kawasaki, toma riesgos que a su edad y con su palmarés, no tendría por que asumir. Con seis mundiales y una moto evidentemente inferior, otro se limitaría a no hacerse daño. Pero ese no es Jonathan Rea.
Si alguien todavía duda de la inferioridad mecánica de Kawasaki solo tiene que echar un vistazo a la clasificación de marcas, donde los de verde están terceros y muy lejos de Ducati y Yamaha. Es verdad que la lesión de Alex Lowes maquilla su clasificación, pero ninguna Kawasaki satélite se ha acercado siquiera al podio. Ver a una Ducati o Yamaha no es raro.
En realidad, es una tónica que ya se viene repitiendo desde hace años. La Kawasaki se quedó atrás respecto a la Ducati hace ya unas temporadas, pero Rea pilotaba por encima de las posibilidades de su moto para neutralizar a los pilotos que en Borgo Panigale le iban lanzando desde MotoGP: primero Álvaro Bautista, luego Scott Redding y antes Chaz Davies.
Pero no solo es un milagro que Rea llegue con opciones de título a Indonesia, también lo que el hecho de que la rivalidad con Razgatlioglu no haya reventado. Y en eso el principal responsable también está siendo Rea. El norirlandés está poniendo la otra mejilla, siendo caballeroso y manejándose muy bien en ese filo.
En las últimas carreras se ha podido ver claramente como la tensión entre Razgatlioglu y Rea se ha incrementado tanto dentro como fuera de la pista, pero aún así todavía podemos ver a los dos campeones, el que ya lo es y el que lo será, saludándose con cierto aprecio tras la segunda carrera en San Juan Villicum. Están haciendo de su rivalidad un recuerdo agradable.
Sería muy fácil, pero que muy fácil, que ya hubiese pasado algo. Razgatlioglu es un piloto agresivo por naturaleza, no es capaz de ir rápido de otra forma. Es su estilo y se basa en el caos controlado. A lo largo de la temporada hemos visto más de una maniobra fronteriza por su parte, y en las últimas carreras Rea está empezando a responder.
Con una diferencia: da la sensación de que Rea siempre sabe dónde está el límite, hasta qué punto puede llegar y hasta cuál ya no merece la pena a cambio de tan solo otro mundial. Está siendo un placer ver a Rea pilotar en la derrota, está entregando la corona como el orgulloso caballero que ha sido durante su reinado.
Algún día recordar los duelos entre Jonathan Rea y Toprak Razgatlioglu será un recuerdo agradable, y ese es el regalo que estos dos genios le están haciendo a las Superbikes, y el que no fueron capaces de hacerle Marc Márquez y Valentino Rossi a MotoGP. Espremos que no se estropee en Mandalika.
Ahora queda Indonesia, y la única opción realista de Rea es hacer un triplete y que Razgatlioglu vuelva a sufrir una desgracia en alguna de las dos carreras largas. Todo lo realista que puede ser hacer un triplete con una moto desfasada, claro. Pero nunca conviene subestimar el corazón de un campeón. Y menos si es el de Jonathan Rea.
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