Retomamos la historia de David Morris donde la dejamos ayer, en plena lucha con Jim Moodie por la victoria en el Tourist Trophy de 1996 aunque finalmente se le escapó por diez míseros segundos. Pero estar lado a lado toda la carrera con el favorito a la victoria y encadenar dos segundos puestos en 1995 y 1996 te hacen ver que para el año siguiente tendrás muchas posibilidades de llevarte la victoria.
Pero para conseguirlo no te puedes dormir en los laureles. Y David Morris no era de esos. Entre carrera y carrera se encerraba pensando y estrujándose el cerebro buscando como hacer que su Chrysalis BMW fuese más rápida, más potente y más competitiva. Y por fin iba a tener su merecida recompensa.
David Morris, el hombre que devolvió a la gloria a BMW
Para la temporada de 1997 (recordad que además del correr el Tourist Trophy, David Morris también le daba a todos los campeonatos de Singles que se ponían a su alcance), buscó como mejorar la aerodinámica de la Chrysalis BMW y para ello, le adaptó el carenado de una Honda RS250. Además, adaptó el tanque de combustible de una Honda RC45 pero haciendo que hubiese el suficiente hueco debajo para que entrasen sin problemas la pareja de carburadores del motor de la F650 (que a estas alturas era una bombra de casi 80 cv y cerca de 9.000 rpm).
El carenado era mucho más pequeño pero parte se solventaba con el tanque de combustible, más ancho que el usado hasta ahora y que permitía a David esconder mucho mejor las piernas detrás de él. Por el contrario, en la zona de la montaña del recorrido, sus hombros no quedaban todo lo bien protegidos que hubiese deseado tras la pequeña cúpula.
Y con esta nueva arma llegó su primera victoria en el Tourist Trophy de 1997 (foto que encabeza el artículo) y para BMW era también la primera vez que estaba en lo alto desde que Georg "Schorsch" Meier hubiese hecho la misma gesta en 1939. Por supuesto, BMW no tardó en hacerse eco de la gesta con anuncios en la prensa especializada.
Un año antes, en el stand de la Feria GB de BMW, los alemanes también habían lucido orgullosos la Chrysalis BMW (concretamente con el dorsal con el que había corrido en Daytona) y también su segundo puesto consecutivo en el Tourist Trophy.
Al año siguiente, en 1998, el dominio de David Morris y su Chrysalis BMW era absoluto. Consiguió tres victorias consecutivas en Campeonato Británico de Singles pero además, llevó a la BMW a lo más alto en carrera del Ducati Club of Nederland. Eso le tuvo que doler a los italianos...
Pero lo mejor estaba por llegar ya que en un año de absoluto dominio por parte de Honda en el TT, Morris fue capaz de llevarse la victoria y evitar así que la marca japonesa hiciese un pleno. ¿Os lo podéis imaginar? ¿Un ingeniero autodidacta que hace una moto como quien dice en su casa siendo capaz de doblegar a la todopoderosa Honda? Pues así fue y como él mismo y su mujer declararon en aquel momento:
I'm very glad to have broken Honda's string of victories because this year is actually BMW's 75th anniversary, and they were winning races in the Isle of Man before Honda even existed!
Efectivamente, David hacía un regalazo a BMW 75 años después de su nacimiento con una victoria en la carrera más famosa y dura de todo el mundo y a la vez, le daba sopas con honda a los japoneses que tenían que conformarse con un casi, por un pelo...
Llegaba 1998 y la mente inquieta de David Morris le hacía comenzar un nuevo proyecto. Para empezar, mecanizó cuatro nuevos cilindros que usaría durante la temporada a partir de un bloque sólido de aluminio y que le llevaron la friolera de 400 horas de trabajo. No había hueco para la improvisación, y todo era medido, comprobado, pulido. Así nacieron los dos motores que usaría, de 720 cc y 750 cc llevando a la Chrysalis un paso más allá.
La segunda parte fue sustituir el chasis de aluminio Harris por uno fabricado también en el mismo material pero tubular tipo trellis, diseñado por él y fabricado por Harris. El carenado que le instaló fue el de las Modenas KR GP, un tanque de combustible de la Ducati 916 y un asiento de una Honda Firestorm. Si esto no es cien por cien hand made que alguien me lo explique.
Desgraciadamente la nueva Chrysalis BMW no estaba lista para el Tourist Trophy de 1999 y sólo pudo dar una vuelta durante los entrenamientos en la semana previa. Pero no pasó nada y con el chasis anterior conseguía su tercera victoria consecutiva, pasando a la historia si es que para alguno no lo había hecho ya.
Y el sueño se convierte en tragedia...
Pero por desgracia y como suele ocurrir a veces, en poco más de un mes lo que era un canto del cisne pasó a ser un grito desgarrador. Durante la cita del Campeonato Británico de Supermono en el Circuito de Croft (Yorkshire) el 19 de septiembre de 1999, David Morris encontraría la muerte a los 48 años. Su mejor amigo, Gavin Lee, también había fallecido meses antes en el TT y a punto había estado de hacer que David se retirase.
Tras haber vencido en la primera carrera y cuando lideraba la segunda con una cómoda ventaja, perdió el control de su moto en plena recta de meta y se estrelló contra el muro. Nada pudo hacerse por su vida, falleciendo casi en el acto.
La tragedia se cebaba con la familia Morris porque tan sólo seis días despues su mujer Alison, compañera inseparable de David en sus retos, sus diseños, sus carreras y sus triunfos, encontraría también la muerte como si un maléfico destino se hubiese levantado contra ellos.
Pero antes de que ella falleciese y como si hubiese sido capaz de predecir su cruel destino, pidió al equipo expresamente que defendiesen el título de David Morris en la siguiente edición del TT, la del año 2000.
Sus dos hijos, Lee y Neil Morris tomaron el mando del equipo y empezaron a buscar todo lo necesario para poder participar en el TT. Pero de nuevo otro mazazo parecía evitar que lo pudiesen conseguir ya que BMW no seguía estando interesada en el proyecto y les retiró por completo su apoyo.
David Morris recibe el mejor homenaje
Ahora eran los hijos los que estaban solos de nuevo, como tantos años atrás había estado su padre. Pero la genética batalladora de David Morris estaba impresa en sus descendientes y por ello siguieron adelante. Necesitaban pilotos, dejar lista la Crysalis con el chasis tubular que no había podido usar David en el TT en el 2009, etc. Una larga lista por delante.
Renombraron el equipo que pasó a llamarse Chrysalis AMDM (Alison Morris David Morris), unas siglas que aparecían en las tapas del motor, sustituyendo las que hasta ese momento rezaban BMW porque en origen era un motor alemán pero ahora, si su apoyo y con todo lo trabajado, era un motor Morris.
El siguiente paso era conseguir pilotos, y no uno sino dos. Con permiso de Honda UK y la escudería Paul Bird Motorsport, John McGuinness correría sobre una de Chrysalis mientras que la otra, hecha a imagen y semejanza de la existente sería pilotada por Jason Griffiths.
John McGuinness había conseguido su primera victoria en el TT, concretamente en la categoría Lightweigh un año antes, justo en la misma temporada en la que también se coronó campeón británico de 250cc. Jason Griffiths también había corrido en la Isla de Man aunque todavía no había conseguido ningún podio.
Lee y Neil Morris querían vencer y para ello intentaron dar el mejor material a sus dos nuevos pilotos. Por ello las Chrysalis AMDM montaron horquillas delanteras Öhlins de Yamaha YZ-F R7 para hacerla todavía más competitiva.
Así tomaron parte McGuinness y Griffiths en la categoría Singles del Tourist Trophy del 2000, quedando primero y segundo respectivamente y homenajeando a un visionario como tantos otros que nos dejaba antes de tiempo pero pasando a la historia como uno de los grandes. Para McGuinness era su segundo triunfo en la lista y para Griffiths, el primer podio de los 13 que conseguiría allí a lo largo de su carrera.
Curiosamente el doblete de las Chrysalis AMDM coincidieron con la última vez que se disputaría la categoría de Singles ya que la edición del 2001 se canceló y en el 2002 la categoría fue sustituida por la 125GP.
Dicen las malas lenguas que pilotos mucho más experimentados en los dos tiempos como Robert Dunlop o Ian Lougher alentaron a la organización a terminar con esa categoría, temerosos de ser vapuleados por las Chrysalis AMDM de David Morris que se habían mostrado invencibles desde 1997.
Y BMW lo olvidó todo
Llegamos de nuevo al comienzo de la historia. De cómo, inexplicablemente y tras el triunfo de Michael Dunlop en el Senior TT del 2014, BMW clamaba a los cuatro vientos que volvían a ganar después de 75 años. Algo que como hemos visto es completamente falso.
Y aunque no nos vamos a poner rigurosos ya que de las 30 victorias que han conseguido en total, no quieren contemplar las 23 victorias que se han llevado en la categoría de sidecars por eso de tener tres ruedas (la última en 1976 con Siegfried Schauzu y Wolfgang Kalauch), ¿cuál es la oscura razón por la que las victorias de 1997, 1998 y 1999 no son reconocidas como tal?
Hemos visto por los anuncios de la prensa que, en aquella época, la marca bávara sí que se apuntó los tantos. Y después y tras la muerte de David Morris han querido desligarse del TT hasta el 2014, borrando de un plumazo 75 años de su historia.
Que retirasen el apoyo al equipo Chrysalis tras su muerte puede ser más o menos comprensible ya que o bien no pensaban que seguirían compitiendo o que no podrían llevarse la victoria. Pero de ahí a lo que han hecho hay un gran abismo que no acabamos de comprender.
Pero la fechoría de BMW en este caso no acabó ahí. Posteriormente durante otra de las ferias GB de BMW de la que no he podido concretar el dato, BMW pidió a los hijos de David, Lee y Neil Morris, una de las unidades de la Chrysalis BMW para exponer, tal y como habían hecho ya en 1997. Sin embargo, cuando los hermanos fueron allí a ver el homenaje que habían hecho a su padre, no encontraron nada en absoluto y la moto yacía en la parte de atrás de un stand, completamente olvidada. Una verdadera injusticia.
Todo esto es lo que más me duele como aficionado al motociclismo de todo tipo. Porque pudo haber sido una decisión empresarial, mal o bien tomada en aquella época. Pero que hoy, en el 2014, se siga sin reconocer abiertamente el mérito de David Morris y de manera oficial, me parece una auténtica canallada por su parte.
Posiblemente este genio ni os sonase el nombre cuando ayer comenzasteis a leer sobre él, pero si de verdad amáis el motociclismo, creo que esta historia habrá conectado con más de uno. Y os confieso que una vez que la he acabado de escribir y la he releído, no he podido evitar que en mis ojos saltasen las lágrimas.
Lágrimas de impotencia por la injusticia cometida pero a la vez de alegría porque allá arriba, David Morris, estará compitiendo contra John Britten y Cesar Agüi mientras Antonio Cobas y su bigote, en boxes, espera para hacer unos nuevos ajustes en la Chrysalis AMDM, la Britten V1000 y la GP6 Modenagui para luego verlos pasar enchufados desde la recta de meta en compañía de Alison Morris.
Pero no me quiero despedir con un artículo que acabe de una forma triste. Nunca lo he hecho y no lo dejaremos aquí. Habrá una tercera parte en la que conoceremos todos los detalles de su última creación, la Chrysalis AMDM. Será nuestra forma de rendirle su merecido homenaje a un hombre, David Morris, que quizás nunca imaginó que una modesta publicación española hablaría sobre él.
Continuará...
Un millón de gracias a Pelayo por ponerme sobre la pista de esta increíble historia. Sirva mi humilde forma de contarlo como agradecimiento si has disfrutado de su lectura.
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