Después de saber que las prestaciones no son el punto fuerte de la Vespa S, entiendo mejor que el equipo de frenos y suspensiones tampoco sean de lo más avanzado y completo. En el tren delantero un freno de disco de 200 milímetros se encuentra dentro de la pequeña llanta de 11 pulgadas. La suspensión es monobrazo y tiene un muelle helicoidal y amortiguador hidráulico como en las Vespa antiguas. Al no poder circular demasiado rápido, la suspensión delantera es suficiente para rodar con comodidad y sin apuros cuando entramos en curvas.
En la parte trasera el freno es de tambor, aunque cumple a la perfección con su cometido, siempre y cuando esté bien ajustado. El muelle del amortiguador trasero dispone de cuatro posiciones de precarga para poder ajustar su dureza dependiendo del peso de los ocupantes.
En la Vespa S 125 es normal entrar en una curva e ir dando pequeños botes, notando como las suspensiones se comprimen y descomprimen por la velocidad. No pasa nada, realmente forma parte del encanto de la moto, así parece más antigua de lo que realmente es. Ademas, teniendo en cuenta que la velocidad máxima que podemos alcanzar en ningún caso superará los 100 kilómetros por hora, la falta de estabilidad no supondrá ningún problema añadido.
PRÁCTICA Y CÓMODA
No todo lo que vamos a decir sobre la Vespa S 125 va a ser en forma de crítica, ni mucho menos. Si la parte ciclo tiene alguna deficiencia, no ocurre lo mismo con otros factores como el estetico. Durante la semana y media que tuve la moto, me harté de que me preguntasen cosas sobre ella en cada semáforo. Cada mañana camino del trabajo, alguno de los moteros que se paraban a mi lado en los semáforos la "desnudaban" con la mirada. Lo más gracioso fue cuando un hombre mayor, que superaba ampliamente los 50 años e iba en una espectacular BMW R 1200 RT no pudo evitar decirme que le encantaba, que si era muy cara porque le gustaría comparse una, que le recordaba...a su antigua Primavera. Fue entonces cuando me di cuenta de que la Vespa S 125 tiene algo especial, algo que la hace diferente al resto de scooters. Es su aspecto, su clase, su inigualable estilo retro lo que la diferencia de esas especie de "naves espaciales" en las que se han convertido la mayoría de los scooters modernos.
Está claro que estas motos de estilo clásico tienen su cachito del pastel de las ventas, y es que todavía hay mucha gente (entre los que me incluyo) que prefieren una moto de formas clásicas a las excentricidades que se ven en muchas marcas hoy en día. Conozco a mucha gente a la que la Yamaha Jog Clásica, la Honda Yupi, o la Piaggio Skipper de hace unos cuantos años les siguen pareciendo las scooter más bonitas. Precisamente a esos posibles compradores es a los que más gustará la Vespa S, porque mantiene los mísmos cánones estéticos.
Continuará con las conclusiones y la galería de fotos el viernes.