Ayer salí con mi club de Scooter Clásicos a dar una vuelta por la provincia, intentando preparar la ruta que seguiremos en el rally que solemos organizar en noviembre. Esta ruta pensamos hacerla pasar por una de las carreteras moteras de la provincia, la Garganta de Crevillente. Para los que no la conozcáis, esta carretera es un tramo de unos 12 km de la nacional N-325, que va desde Crevillente hasta Aspe, ambas poblaciones de la provincia de Alicante.
Pero la noticia no es ni la carretera ni que pasáramos por ella un grupo de Scooter Clásicos, si no que en medio de ella (en el km 17) nos encontramos un accidente bastante grave. Allí había dos ambulancias y un par de números de la Guardia Civil encargándose del tráfico. Al parecer la moto se había salido recto y sus ocupantes habían impactado contra un talud de tierra. No puedo precisaros más porque la misma Guardia Civil impedía que nos parásemos o que simplemente bajásemos la velocidad para “husmear” a ver qué había pasado.
Hoy me han pasado el enlace a la noticia aparecida en Europa Press en la que se comenta que los dos accidentados sufrieron policontusiones y uno de ellos un traumatismo craneoencefálico. Parece que aún tuvieron suerte. Pero la reflexión que quiero hacer no va tampoco por ahí. En el km 12 de la misma carretera hay una venta en la que se paran muchos de los que circulan por allí a almorzar algo y desde la terraza ver las motos que pasan por la carretera. Habría unas cincuenta motos o quizá más, que arracaban, y salían a dar una vuelta por la carretera o a seguir su viaje.
Lo que más me impresionó es que mientras a unos pocos kilómetros un par de personas estaban viviendo su particular calvario, allí seguían haciendo alarde de sus dotes de pilotaje otros muchos. En demasiados casos despreciado las señales de limitación de velocidad o las prohibiciones de adelantamiento. Con aceleraciones y reducciones en plan salvaje en la primera curva y tumbadas al limite en una carretera abierta al tráfico.
Luego el colectivo motero se queja de que nos meten a todos los que vamos en moto en el mismo saco, pero en ocasiones como la que viví ayer me parece que nos lo tenemos merecido. No se trata de dejar de rodar por la carretera, pero creo que para correr ya están los circuitos, y si no tienes dinero para pagarte unas tandas no te da derecho a poner en peligro a los demás usuarios de la vía. Estos dos accidentados tuvieron suerte de no dar contra un guardarraíl o contra un coche o contra otra moto, con lo que las lesiones serán suyas y de nadie más. Nunca se puede decir que caerse sea una suerte, pero si que lo es no hacerse mucho daño y no afectar a nadie más.
¿Realmente merece la pena jugarse el tipo en una carretera?¿Realmente merece la pena poner en peligro a todos los demás usuarios? Yo creo que no, y que si quieres correr para eso ya están los circuitos, pero por desgracia hay una buena parte de los que se llaman moteros que todavía no han entendido esto.
Noticia del accidente | Europa Press
Foto vía | Motorcycle Philippines Portal