Hoy en día existen muchos 'youtubers' aventureros que nos demuestran y entretienen con sus hazañas mientras graban con la cámara y rutean países y lugares inhóspitos con sus voluminosas y equipadas trail. Y luego están los aventureros que simplemente se dedican a viajar por goce propio, y aunque no lo graben, sus vivencias dan para un libro.
Ya nos preocupamos nosotros (los medios) de buscarlos después. Hoy toca uno de esos; Sjaak, un holandés que dio la vuelta al mundo con una Yamaha YZF-R1. Su carácter aventurero bien se podría resumir en su respuesta cuando le decían, "¿por qué una maldita R1, sabes lo loco que estás?", a lo que él argumentaba, "porque no veas cómo entra en las curvas", escribía él mismo por entonces en Rider. Corazón antes que cabeza.
A 160 km/h por el desierto del Sáhara, "dejando a todos mordiendo el polvo"
Hace ya unos cuantos años, en la época dorada de las deportivas, poco después de entrar en el siglo XX, en 2004, Sjaak tiene una historia que contar, y que solo unos cuantos frikis moteros conocemos: cómo dio la vuelta al mundo en una Yamaha YZF-R1.
Este "adicto" a viajar, "totalmente enamorado del sonido del cuatro en línea" y al que se le "encienden los ojos cuando veo un sitio bonito", es Sjaak Lucassen. Así se define para justificar su vuelta al mundo en una deportiva, al que muchos han mirado raro cuando les decía justamente eso, contaba entre sus vivencias en varios medios y en su propia web.
Aunque nunca paraba en moto, su viaje comenzó con un prematuro viaje a Australia. Cansado de los veraneantes en Holanda, envió su Honda CBR900RR Fireblade hasta allí. El motero se recorrió la friolera de 38.000 kilómetros en solo cuatro meses; y no, no nos hemos equivocado en la cifra. Luego se fue a Indonesia... Y de allí, le picó el gusanillo por dar la vuelta al mundo.
No pudo decir que no iba bien preparado, pues más de 30.000 kilómetros en una CBR en cuatro meses ya es una barbaridad. Así que más caliente que un tetracilíndrico en un circuito, Sjaak empezó a recorrer países con ímpetu: muchas partes de Europa, Rusia, Vladivostok, Japón, recorriendo Asia, Australia, Nueva Zelanda, Bangladesh, Nepal, India, Pakistán y hasta África. Todo esto con al CBR, pero era solo el aperitivo de lo que se venía.
Volvió a casa después de pisar Sudáfrica, pero "no quería caer en una vida de 9 a 5". Es entonces cuando empezó a difundir su viaje y a conseguir patrocinios... Y ahora sí, la aventura definitiva, donde en marzo de 2001 llegó a sus manos una Yamaha R1... Una aventura mundial que sin saberlo, le llevaría hasta 2006.
Empezó fuerte. Después de atravesar la parte más fría de Europa, llegar al Estrecho de Gibraltar y surcar Marruecos, atravesó el enorme desierto anexo al Sáhara Occidental... Con una deportiva. "Tenía grandes dudas", como para no. Para atravesarlo tuvo incluso que enrolarse en un convoy militar hasta llegar a la frontera con Mauritania.
"¿Qué estás haciendo aquí? No vas a cruzarlo con esa moto, ni con esos neumáticos, no tienes ninguna posibilidad". Y como si esas palabras fuesen un reto, el holandés se lo tomó tan en serio que se puso a cruzar el desierto "a 160 km/h, dejando a todos mordiendo el polvo".
Y todo con una R1 de serie... Excepto el asiento, que cortó a la mitad para meter más equipaje.
De Sudáfrica a América del Sur, a Argentina. En el continente iba zigzagueando hasta terminar todos los países... Y así hasta llegar a Estados Unidos, luego Canadá, de allí a China, y vía Asia, al Medio Oriente.
Las experiencias son incontables: "Me arrestaron e inmovilizaron durante una semana, sufrí algunas averías mecánicas graves, me enfrenté a niños soldados, me rompí el dedo gordo del pie derecho y me torcí gravemente el tobillo, sin ningún hospital cercano. Me quedé atrapado en el lodo, me caí innumerables veces y tuve que mirar por el cañón de un arma con las manos en alto mientras el valiente soldado con gafas de sol la amartillaba. Construí caminos y crucé ríos en canoas". Y todavía, eso no expresaría ni la mitad de su viaje.
Acabó los 211.000 kilómetros de viaje en su R1 sano y salvo, con muchas experiencias a su espalda y varios años después. ¿Lo mejor de todo? Este 2023 se propuso volver al Polo Norte sobre una R1 un tanto adaptada.