A Nicola Dutto la vida le cambió en una milésima de segundo. Hace siete años se quedó parapléjico tras un accidente haciendo lo que más amaba: montar y competir en moto .
Si le hubiesen dicho que cumpliría su sueño de completar uno de los rallies más duros del planeta unos años después, en moto, y parapléjico, ni él se lo habría creído. Pero lo hizo, y es una increíble y preciosa historia de superación y amor por las dos ruedas.
Su vida cambió en 3 segundos, y tardó otros 10 en cumplir su sueño
"3 segundos". Es el recuerdo que tiene Nicola Dutto de su caída en moto, y que le cambió la vida.
En marzo de 2010, cuando el italiano corría un rally en su tierra natal, se cayó a 152 kilómetros por hora, y al golpear la cabeza contra la orilla del río, sufrió daños irreversibles en la séptima vértebra torácica.
Su prometedora carrera como piloto de moto se vio truncada. Incluso fue descubierto por Roberto Boano, un famoso piloto del Rally Dakar. Su sueño era participar allí, y completar la Baja 1000, la carrera off road más larga del mundo, que recibe su nombre por las 1.000 millas, que en realidad son 1.609 kilómetros.
Hasta su accidente, el italiano triunfó en el Campeonato de España durante seis años, con dos títulos, también en las Eurocopa de 2008 y 2009... Pero en 2010 todo cambió. Tras el accidente, Nicola recibió tratamiento en uno de los hospitales más especializados en Italia.
Sobrevivió, pero se quedó sin movimiento de cintura para abajo. ¿Víctima o héroe? El piloto quiso tomar el segundo rol, y volvió a pensar en correr en el desierto de la Baja California; su estado no era una excusa, aunque su terapeuta le reprendió por "escapar de la realidad", según cuenta. Sin embargo, su llama estaba más viva que nunca.
Así que salió de la terapia para no volver nunca más. Su terapia estaba encima de una moto, y rápidamente organizó una carrera, la 'Summer Wheels', que le sirvió para reencontrar su chispa. Tanto que justo después ya planeaba cómo participar en la Baja 1000 de 2011 con su mujer y un coche.
La mala suerte estuvo de su lado. La correa de distribución del coche se rompió, y mientras estaba varado, pensativo en mitad del desierto. Por su cabeza solo pasaba una idea: volver allí, en moto. Entonces pensó en su mentor, Doug Henry, un piloto de supercross al que le pasó lo mismo, y volvió a competir encima de una moto.
Preparó una moto adaptada, pero llevaba mucho sin montar. 100 metros le bastaron para darse cuenta de que sus "sentidos habían regresado". Así que la Baja Aragón, aquí en España, fue su preparatoria de la mano del piloto español Julián Villarrubia, que le acompañó en la carrera como 'Ghost Rider', dándole la confianza, junto con el apoyo de KTM.
El siguiente paso fue la 'Ironman' de la Baja 500 mexicana. El golpe de realidad llegó cuando no pudo acabar la carrera por lo complejo de su estado físico. Pero no tiró la toalla, continuó entrenando para la Baja 1000, y consiguió llegar y terminar la carrera, aunque con la triste pérdida de su compañero de equipo Kurt Caselli.
Con la Baja 1000 terminada, el siguiente reto fue mastodóntico: el Rally Dakar de Sudamérica, y consiguió el paso previo, que es clasificarse en el Rally Merzo Gala de Marruecos. Y lo hizo, ganándose el pase pero con un problema, y es que no le dejarían utilizar el sistema de intercomunicación. Aguantó cinco etapas antes de ser descalificado.
13 años y 3 segundos después, su sueño se hizo realidad. Su asociación con KTM fue un paso más allá para la próxima Baja 1000.
Le concedieron una excepción para no tener que turnar su moto adaptada con los otros cinco pilotos. Consiguió su sueño cuando el equipo terminó en el puesto 79 de la general, de un total de 335 equipos inscritos. 4º en la categoría Pro Moto 30, y solo 132 llegaron dentro del límite de las 50 horas.