Imagina que el gobierno te propone mañana cambiar tu moto de combustión interna por una totalmente eléctrica, gratis, sin coste alguno. Pues Uganda será el primer país del mundo en hacerlo para impulsar la electrificación del país.
Aunque todo esto tiene truco porque no le costará prácticamente dinero al gobierno de la nación porque detrás de la iniciativa hay capital privado con ciertos intereses a largo plazo.
Las motos eléctricas que intercambiarán tienen una autonomía de 70 kilómetros
Muchos países y ciudades grandes ofrecen incentivos fiscales y descuentos por comprar vehículos eléctricos. No hay que ir muy lejos, en España el gobierno subvenciona parte de la compra de motos eléctricas con el Plan Moves III. Pues Uganda lo hará a lo bestia, intercambiando unas motos por otras a sus ciudadanos.
Es la primera vez en un país del mundo que un gobierno regalará motos eléctricas para sustituir a las motos de combustión interna. Así lo anunció el presidente de la nación, Yoweri Kaguta Museveni, en el discurso nacional de fin de año.
Todo aquel ugandés que tenga una moto de combustión interna podrá cambiarla por una eléctrica sin coste alguno. En su discurso destacó la particular lucha para "retirar las motos de gasolina". Eso les obligará a utilizar intercambiadores de baterías y estaciones de carga, que no son gratis, pero sí son más baratos que repostar gasolina.
Y ahí es donde está el truco, porque el gobierno no tendrá que poner dinero. Todo el capital para financiar el programa viene de inversores a los que el gobierno les ha concedido la explotación de las estaciones de recarga e intercambio de baterías, inversión con la que recuperarán el dinero de las motos a medio y largo plazo.
Todas las motos dependerán de una red de estaciones de carga e intercambio de baterías que ya se está empezando a poner en marcha, incluso fuera de las ciudades y distritos importantes, con el fin de potenciar los trayectos interurbanos.
Las motos eléctricas son de producción nacional, cuyo precio es de cinco millones de chelines ugandeses (unos 1.300 euros al cambio), y el problema que tienen es su limitada autonomía de 70 kilómetros. De ahí la necesidad de establecer una amplísima red por todo el país.
También hay un sector muy particular al que quieren quitar las motos de combustión: los 'boda boda' o mototaxis, de los que hay cerca de medio millón en la capital del país.
Uganda es un país en el que la moto se usa mucho. Según la KCCA (Kampala Capital City Authority), la entidad responsable de las carreteras de la capital, en el país circulan un millón de motocicletas, la mayoría de ellas, unas 750.000, en los distritos de Kampala, Mukono y Wakiso. Para hacerse la idea, España tiene prácticamente los mismos habitantes (47,33 millones versus los 47,12 millones de Uganda) y aquí hay casi tres millones de motos.
Uganda es un país muy contaminado, motivo por el que se entiende la medida. La devastación es real hasta el punto de que allí apodan a la contaminación como la “asesina silenciosa”.
La polución atmosférica en Kampala es atroz hasta el punto de que sus niveles son hasta siete veces superiores a las normas de seguridad de la Organización Mundial de la Salud.
No es el primer movimiento pro motos eléctricas que vemos en África, un continente lleno de desigualdades que registra el 13 % de la pobreza mundial y donde otras áreas son completamente lo contrario, con un rápido crecimiento que también se puede entender con movimientos como este en el sector de las motos.
Kenia también quiere quitar del radar a las motos de combustión interna y por eso ofrecerá un plan muy barato para sustituir a las motos de siempre por eléctricas a un coste muy bajo, y llenar el país de intercambiadores de baterías. Pero hasta el punto de regalar las motos como en Uganda, no se había visto nada igual.