Cuando Enea Bastianini ganó el Gran Premio de Catar, la cita inaugural de la temporada 2022 de MotoGP, más de uno lo achacó a la simple casualidad. Un resultado tan inesperado no podía responder a ninguna dinámica extrapolable al resto de la temporada: solo había sido la primera carrera y aquello no iba a perdurar.
Las dos siguientes carreras, las de Mandalika y Argentina, parecieron dar la razón a quien no le daba ninguna opción a Bastianini, pero entonces llegó Austin. En territorio Márquez, 'La Bestia' se apuntó la segunda victoria de la temporada, se volvió a poner líder del mundial y dejó una pregunta en el aire: ¿puede Bastianini ganar este mundial con la moto de 2021?
Los reglajes y la electrónica, la clave para que la GP21 vuele en su segundo año
Lo cierto es que en un mundial tan caótico como este, Bastianini es el único que ha dado motivos firmes para creer en su candidatura al título. Y se basa en un dato muy claro: en los dos circuitos en los que ha ganado Bastianini ya había corrido su moto la temporada pasada. En los dos que no había corrido la Desmosedici GP21, Bastianini fue décimo y undécimo.
Para entender por qué la Ducati de 2021 da más rendimiento que la de 2022 en los circuitos conocidos no hay que irse a puro nivel de la moto. Es algo más profundo y difícil de explicar. Se trata de la puesta a punto, el asunto más sensible de las brillantes obras de ingeniería que viene desarrollando Borgo Panigale en los últimos años.
A nadie se le escapa que la Ducati Desmosedici GP21, es decir, la moto del año pasado, probablemente es la mejor que hayamos visto nunca en MotoGP. Rozaba de forma casi increíble la perfección: tenía la potencia marca de la casa de Ducati, pero también doblaba con facilidad, permitiendo un paso por curva que parecía imposible en un motor V4.
Pero no ganó el mundial de pilotos. Y si no lo hizo, fue en gran medida porque era una moto con una electrónica muy fina y, por lo tanto, muy sensible. La fuerza de las nuevas Ducati no solo está en la parte ciclo y el motor, sino en una electrónica tan avanzada que la hace casi inalcanzable para la competencia, al menos de momento.
Cuando Ducati encontró los reglajes idóneos para su moto de 2021 fue imparable. Después del verano ganó cinco de las nueve carreras que se disputaron, y en otra, la segunda de Misano, Pecco Bagnaia se cayó a tres vueltas del final yendo líder. La de Austria también estaba bastante encarrillada hasta que empezó a llover a cuatro vueltas del final.
La temporada acabó con un incontestable triplete de Ducati en Valencia, un circuito que ni siquiera es particularmente favorable para sus motos. Bagnaia se quedó a 26 puntos de Fabio Quartararo, es decir, que sin aquella caída en la Emilia Romagna las cuentas salen: Bagnaia hubiese sido campeón.
Sin embargo, antes que mirar a esos puntos perdidos en Misano también se puede echar un ojo a la primera mitad de la temporada. Antes del verano Ducati solo ganó dos carreras: una de Jack Miller en lluvia en Le Mans y otra también del australiano en Jerez, después de que Quartararo sufriese síndrome compartimental y perdiese la enorme ventaja que tenía en cabeza.
Ducati tardó media temporada en poner a punto una moto que tenía muchísimo potencial, pero que necesitaba unos reglajes electrónicos muy finos que no eran fáciles de encontrar. Cuando la Ducati Desmosedici GP21 estuvo a punto arrasó, lo ganó prácticamente todo y estuvo a punto hasta de ganar el mundial. Y ahora la ha heredado Bastianini.
Bastianini es joven, talentoso, ya tiene experiencia y está en su mejor momento
Tener una moto del año pasado en ciertos aspectos es una ventaja. Normalmente, no lo es a la hora de competir por un título, pero sí en lo referente a olvidarse de reglajes y centrarse en mejorar el pilotaje. Por eso, muchos novatos suelen debutar en MotoGP con motos del año anterior: los reglajes ya están hecho en casi todos los circuitos, todo es pilotar.
Lo experimentó el propio Bastianini la temporada pasada, y terminó subiéndose al podio en dos carreras con una GP20 que ni mucho menos era tan perfecta. Ahora, la brutal Ducati Desmosedici GP21 ha caído en manos de un Bastianini talentoso, con experiencia, joven y en el mejor momento de su carrera.
No hacer apenas cambios en una moto ganadora siempre es un riesgo. Este año tenemos la cara B de Yamaha, que ganó el mundial con Fabio Quartararo y sin apenas cambios en su moto ahora lo tiene secuestrado en la zona media de la parrilla. Pero la Ducati Desmosedici GP21 acabó el año con tanta superioridad que es plausible pensar que nadie la ha alcanzado.
Ni siquiera la propia Ducati, que se ha sacado de la manga la Desmosedici GP22, otra moto que parece tener mucho potencial y promete dar mucha guerra después del verano, pero mientras tanto va perdiendo puntos. Y Bastianini los recolecta. La puesta a punto de la nueva moto de Ducati también está llevando tiempo.
De hecho, el equipo oficial de Borgo Panigale ha dado varios pasos atrás para acercarse a la moto de 2021. Recuperaron el motor del año pasado por petición de Pecco Bagnaia, y también varios dispositivos de los que varían la altura de la moto. Con un cambio de chasis permitido por temporada, veremos si el 'rewind' no acaba siendo total.
Mientras en Ducati se aclaran, Bastianini sigue recolectando puntos con la moto del año pasado. Aquella GP21 que acabó intratable y a la que parece que nadie de la competencia ni siquiera se ha acercado. De las últimas diez carreras de MotoGP, en ocho ha ganado la Ducati Desmosedici GP21. Y en otra se cayó Bagnaia cuando iba a ganar.
Ahora llega Portimao, un circuito donde la GP21 corrió hasta en dos ocasiones. Y arrasó en la segunda de ellas, con Bagnaia dominando a placer. Si Bastianini vuelve a ganar, o al menos a estar en el podio, tendremos teoría confirmada: en los circuitos en los que la Ducati Desmosedici GP21 ya tiene hechos los reglajes, es muy competitiva.
Y si es así, claro que Bastianini puede ganar el mundial. Hasta en doce de los 17 circuitos que quedan la GP21 compitió el año pasado. Todos menos los de la gira asiática y Finlandia. De la mano de un equipo humilde como el Gresini Racing, Bastianini quiere dar uno de los grandes bombazos de la historia de MotoGP.