Después de ver la excelente carrera que ganó ayer Maverick Viñales en el Gran Premio de las Américas en Moto2, muchas han sido las voces que han empezado a compararle con nombres como el de Marc Márquez o Dani Pedrosa. Por ahí dicen que ha sido el que más pronto ha ganado en Moto2 a su llegada, ya que el propio Marc lo hizo en la cuarta carrera y él en la segunda. Pero como me gusta tocar las narices, para mí el que más rápido lo hizo fue el inolvidable Shoya Tomizawa, ¿no os parece? Que ganó a la primera...
Todo esto lo digo porque sí, los números están muy bien y las estadísticas son muy bonitas pero a mí me van más las sensaciones que me provocan los pilotos, e intentar dejarme llevar por los sentimientos más allá de los fríos números. Por eso hoy os quería hablar de un Viñales sorprendente, para mí nuevo, muy cambiado, demostrando que está madurando de manera excepcional y dejando atrás esa imagen no tan buena de hace sólo un par de años. Repasemos algo de su trayectoria...
Y es que la llegada de Maverick al mundial de la ya extinta 125cc fue fulgurante. No tardó mucho en dejarnos a todos con la boca abierta y conseguir su primera victoria en la cuarta carrera, lo hizo en Le Mans y con un descaro absoluto, por lo que todos supimos que había nacido una nueva estrella en nuestro firmamento motociclista. Viñales confirmó estas buenas sensaciones ganando otras tres carreras en ese 2011, y por supuesto se las prometía muy felices para el 2012, partiendo como máximo favorito en la nueva categoría de Moto3.
Empezó ganando en 2012 la carrera de Catar, y todos pensamos que era cierto que era el mejor, pero la cosa empezó a torcerse... Sí que ganó otras cuatro carreras, pero sus problemas técnicos y con el equipo acabaron llegando a una situación lamentable se mire como se mire. Y es que el amigo decidió por su cuenta y riesgo, en una pataleta surrealista, abandonar a su equipo y no correr en Sepang. Regresó después, pero claro, os podéis imaginar la tensión que se respiraba en ese box durante el final de la temporada. Pero entonces ficha por el Team Calvo y empieza el cambio...
Os advierto que el párrafo que viene a continuación es una percepción mía puramente personal, y por lo tanto subjetiva al máximo. Pero cuando yo veía las formas y maneras de Maverick de moverse por el paddock eran un poco sobradas, de un chico acostumbrado a que le den palmaditas en la espalda y le digan que es el mejor y que puede hacer lo que quiera. Pero ojo, porque poco a poco, ha conseguido cambiar mi opinión sobre él, y se nota que la madurez mental que ha logrado deja atrás todas esas tonterías y convirtiéndose en uno de los pilotos que sigo de cerca porque es realmente bueno.
Así, el año pasado nos encandiló a todos en Moto3. Era con diferencia el que tenía la moto que menos corría de los tres candidatos al título, pero no había muchas quejas y sí mucho trabajo, mucho esfuerzo y una regularidad que le hizo llegar a la última carrera con las opciones al título intactas. Sólo su tesón lo consiguió, y vaya si lo hizo bien, que ya sabemos quien es el actual campeón del mundo de Moto3...
Y ahora ha llegado a una categoría como la de Moto2, que sí, es cierto que con un equipo campeón del mundo, pero digo yo que algo de adaptación es necesario. Pues hala, allá va Viñales y se marca una primera carrera en Catar muy buena, con un cuarto puesto y la vuelta rápida con récord de pista incluido. Pero es que la segunda ya la vimos ayer, con un carrerón impresionante, qué manera de marcar el ritmo, qué seguridad, qué riesgo... en definitiva, ¡qué maravilla!
Poco importan los números cuando se trata de ver a un piloto llevar una moto de la manera que lo hizo Maverick, dejándonos a todos asombrados y haciéndonos disfrutar. Porque sí, el talento natural existe y siempre lo ha tenido, pero ahora le ha añadido unas grandes dosis de humildad y trabajo, y los resultados no han tardado en llegar. Así que sí, me alegro por Viñales, y fui el primero en saltar del sofá para celebrar su victoria. Así sí, Mack.
Fotos | Pons Racing En Motorpasión Moto | Gran Premio de las Américas