La expectación que arrastrada por la llegada de KTM a MotoGP ha sido enorme. La marca austriaca ha debutado en la categoría reina del motociclismo, llega a la categoría reina dispuesta a comerse el mundo. Incluso durante su año como marca rookie en MotoGP ha luchado regularmente por el top 10 con Pol Espargaró y Bradley Smith.
Pero aunque no nos acordemos, no es la primera vez que KTM intenta dar la campanada en MotoGP. En concreto, en la temporada 2005 la firma de Mattighofen llegó a un acuerdo con el equipo Roberts Team para darle vida a los chasis Proton KR de fabricación propia. Una relación tortuosa que acabó por romperse a pesar de los intentos del equipo; un fracaso predecible que acabó de forma prematura.
Un motor V4 que no pudo demostrar su capacidad
En el año 2003 KTM entraba en el Mundial de 125cc. La idea era coger experiencia para luego intentar dar el salto a las otras dos categorías. Las prisas, las ganas o la ambición provocaron que incluso ese mismo año se pusieran manos a la obra para desarrollar un motor con el que competir en MotoGP, categoría ya asentada en los cuatro tiempos.
Se estudiaron diferentes diseños de motor, que pasaban por tres cilindros, cuatro e incluso cinco, ya fuesen en V o en línea. Finalmente, se adoptó un V4 a 75 grados. Válvulas neumáticas, bielas de titanio, embrague en seco… Este motor era capaz de ofrecer 230 cv a 15.500 rpm, dando un amplio régimen útil: trabajaba desde 8.000 a 16.500 vueltas. Incluso podía estirarse a 18.000 rpm.
Hasta ahí bien. El motor tenía una pinta exquisita. Tras negociar con equipos como WCM, KTM finalmente llegó a un acuerdo con el equipo Proton, liderado por el marciano Kenny Roberts. KTM y Roberts trabajaron en equipo para adaptar el propulsor al chasis Proton KR5. Nobuatsu Aoki, piloto del Proton KR, se trasladó a Mattighofen con su familia para ver a la criatura e incluso pudo estrenarla en el circuito de Brno.
Jeremy McWilliams tuvo el honor de realizar el primer test serio con la nueva Proton KR KTM en el Circuito de Jerez coincidiendo con los test de postemporada 2004. Chuck Aksland, director del equipo, se mostró contento tras la primera sesión de entrenamientos, destacando que el motor tenía mucho potencial:
Ahora estamos realizando el test con Jeremy, y Kurtis Roberts también está aquí para continuar cuando Jeremy regrese a Aprilia. Aún nos quedan algunas cosas por terminar, pero ésta es la tercera vez que la moto ha salido a la pista y ya sabemos en qué dirección debemos trabajar para poder progresar.
El desarrollo del motor ha ido tal y como habíamos deseado, y el motor tiene mucho potencial. La combinación con el chasis parece encajar bien y estamos satisfechos porque en la pista ha estado a la altura de las otras motos. Algunos problemas menores han provocado que no pudiéramos llegar más lejos el primer día, pero los tiempos han sido respetables.
Como has podido leer en las declaraciones, a Jeremy McWilliams le sustituyó Kurtis Roberts una vez que se puso a los mandos de la Aprilia con la que había competido ese año en la categoría reina. El americano, para ser justos, no realizó buenos tiempos: un 1:52.097 fue su mejor giro, quedándose a 12 segundos de Sete Gibernau, el más rápido aquella semana.
Shane Byrne como piloto en detrimento de Jeremy McWilliams
La idea inicial de Harald Bartol había sido contratar a Jeremy McWilliams, pero por razones externas tuvieron que confirmar a Shane Byrne como piloto. Jeremy McWilliams había decidido marcharse al Británico de Superbikes, donde correría con Honda. Además, Dorna había puesto de su parte para que Kenny Roberts optase por contratar a Shakey Byrne. Las palabras del propio Bartol lo confirman:
Para ser honesto, no sé muy bien cómo es Byrne como piloto. Nuestra idea era tener a Jeremy McWilliams, que acabó muy contento con los planes de desarrollo de la moto, pero la situación cambió por raciones fuera de nuestro control. Ahora, tengo ganas de conocer a Shane.
Un solo punto como premio por un año frustrante
El mayor problema con el que se enfrentó esta moto fue la electrónica. El Team KR optó por utilizar la marca EFI system, más económica que TAG McLaren o Magneti Marelli, las otras opciones disponibles. El problema fue claro: dicha electrónica no era capaz de gestionar bien la potencia del motor. Era una moto difícil de pilotar.
El inicio de temporada demostró las carencias de esta MotoGP. Shane Byrne no consiguió puntuar en ninguna de las seis primeras carreras en que participó (no participaron en el GP de China). Todo apuntaba al desastre. Las mejoras esperadas tras el Gran Premio de Francia no llegaban y, si llegaba algo, esto no parecía surtir efecto. A pesar de ello, el piloto británico consiguió rascar un punto en el Gran Premio de Estados Unidos, que volvía al calendario de MotoGP con la inclusión de la carrera de Laguna Seca.
El Gran Premio de Alemania de 2005 fue el último en el que la Proton KR KTM se dejó ver. Una carrera que, por si fuera poco, significo otro abandono, en este caso por caída, para Shane Byrne. Así las cosas, el motor KTM GP1 V4 990 disputó un total de nueve carreras, de las que sólo logró acabar cinco (16º, 16º, 16º, 17º y 15º). El intento de la marca austriaca de entrar por la puerta grande en MotoGP se había frustrado.
Muchos son los motivos que explican el fracaso del proyecto. Una electrónica de bajo nivel, discrepancias entre Mattighofen y Kenny Roberts o el alto gasto económico pueden ser (y me atrevo a decir que son) las causas más probables. Hay que recordar que KTM se encargaba de fabricar los motores (llegaron a fabricar 15), compartía con el equipo el sueldo del piloto y otros gastos como los neumáticos Michelin que calzaban. Un alto desembolso económico.
Fuera como fuese, KTM abandonó por la puerta trasera el mundial de MotoGP y 11 años después han regresado a la que quieren que sea su casa. Ahora es momento de mirar al futuro y ver de qué son capaces con el tiempo.
Fotos | Blog KTM