Fabio Quartararo es el elegido. El piloto francés se ha proclamado campeón del mundo de MotoGP en Misano culminando por la puerta grande una temporada que tenía todas las papeletas para acabar en la enfermería. Quartararo se ha impuesto en el caos de Yamaha para devolverles el título seis años después.
A sus 22 años, Quartararo es el primer francés en proclamarse campeón del mundo de la categoría reina del motociclismo. Y lo ha hecho en su primera temporada como piloto oficial de Yamaha, demostrando que posee una de las cualidades más preciadas en un piloto de carreras: la de aprender de sus errores.
Quartararo ha convertido su debilidad de 2020 en su gran fortaleza para 2021
Para entender cómo ha mejorado Fabio Quartararo en cuestión de un año hay que remontarse al Gran Premio de Andalucía de la temporada pasada, en Jerez, donde el piloto francés completó el doblete inicial de aquella atípica temporada 2020. Aquel día Quartararo salió de Jerez como campeón del mundo de MotoGP, pero ha tardado un año y tres meses en serlo.
Con Marc Márquez gravemente lesionado de su brazo, el doblete de Quartararo en aquel caluroso verano jerezano le colocó como inevitable campeón del mundo de MotoGP en 2020. Equipos, periodistas aficionados... todo el mundo lo creía, probablemente hasta él. Y esa fue su condena.
No era un pensamiento descabellado. Quartararo ya había demostrado en 2019 que era un piloto muy rápido, capaz de discutirle incluso algunas victorias al mejor Márquez de siempre. Se creó cierta psicosis con un supuesto miedo a ganar de 'El Diablo', pero su doblete en las dos citas iniciales la ahuyentó. Sin Márquez, tenía que ser el campeón.
Pero no lo fue. Apareció el pánico a pelear por el título, la irregularidad y los errores incomprensibles. En 2020 Fabio Quartararo ganó tres carreras y no se subió al podio en ninguna más. Se cayó dos veces y acabó fuera de los puntos en una tercera carrera. Tres 'ceros' en un mundial de catorce Grandes Premios. La presión había aplastado a Quartararo.
Sin embargo, Quartararo hizo de su debilidad una fortaleza. Cualquier otro adolescente que acaba de perder un mundial, su mundial, y que para colmo no había ganado ninguno antes, se hubiese puesto la coraza de macho alfa, hubiese cargado las tintas contra la moto, contra el equipo o contra el empedrado y habría entrado en un círculo vicioso. Quartararo no.
Lo reconoció en público y en privado, fue a un psicólogo, pasó el invierno preparando su mente para un nuevo desafío, ahora como piloto oficial, y aquí están los resultados: no solo es que Quartararo haya sido campeón del mundo, es cómo lo ha sido. Ha mejorado todo lo que hacía mal sin perder nada de lo que hacía bien.
Quartararo ha ganado cinco de las 16 carreras que llevamos en 2021 y se ha subido al podio en otras cinco. Y habría que añadir a ambas cuentas la que tenía ganado en Jerez hasta que el antebrazo le traicionó. Quartararo tuvo que pasar por el quirófano después de aquello. Pocos pilotos han ganado el mundial de MotoGP siendo operados a mitad de temporada.
Pero es que el dato que mejor refleja el progreso de Quartararo es que ha puntuado en todas las carreras de la temporada. Su peor resultado es aquel decimotercer puesto de Jerez, y quitando ese problema físico, el día más malo del campeón sería el de Aragón, donde acabó octavo. Quartararo ha machacado.
Se cacareó mucho la bajísima media de puntos por carrera con la que Joan Mir ganó el mundial de 2020. Fue 12,2 puntos por prueba, lo que significa que un piloto podía haber ganado el mundial de MotoGP de 2020 habiendo acabado cuarto en todas las carreras, sin subirse al podio en ninguna. La irregularidad sigue ahí para todos, salvo para Quartararo.
La media de puntos por carrera de Pecco Bagnaia, segundo clasificado del mundial de 2021, hasta la fecha es de 12,6. Es decir, un piloto que hubiese acabado cuarto en todas las carreras iría segundo. Solo Quartararo eleva esa media hasta 16,6 y ha podido escapar de la irregularidad que reina en MotoGP desde que Michelin cambió los neumáticos y Márquez se lesionó.
Quartararo es el séptimo campeón de Yamaha y recupera el cetro seis años después
Quartararo es el elegido que ha rescatado a Yamaha del hondo pozo en el que se metieron allá por 2015 y 2016, cuando prácticamente dejaron escapar a Jorge Lorenzo, un piloto que estaba en su mejor momento y había nacido para pilotar esa moto, a cambio de tener contento a un Valentino Rossi ya en su etapa final.
Yamaha lleva arrastrando aquella decisión por inacción desde entonces, y las dos últimas temporadas, en las que Quartararo ha luchado por el título, han sido de aúpa. Maverick Viñales resultó un bluf cuya separación poco amistosa del equipo ha explotado esta temporada, salpicando todo lo que había alrededor salvo a Quartararo.
Basta decir que entre el equipo oficial de Yamaha y el Petronas hasta ocho pilotos diferentes han pilotado sus motos, algunos de ellos saltando entre el equipo oficial y el satélite. El divorcio con Viñales, la espantada de Petronas, las triquiñuelas con los motores, los casos de COVID-19, los líos con Lorenzo como probador... Los dos últimos años de Yamaha han sido un caos.
Quartararo recupera el equilibrio convirtiéndose en el séptimo campeón del mundo de Yamaha. Une su nombre, ni más ni menos, que a los de Jorge Lorenzo, Valentino Rossi, Wayne Rainey, Eddie Lawson, Kenny Roberts y Giacomo Agostini. Por edad y estilo de pilotaje no le deberían dejar escapar, pero los caminos de Yamaha son inescrutables.
¿Podrá competir Quartararo contra Márquez a a partir de 2022?
Y ahora la gran pregunta es: ¿podrá competir contra un Marc Márquez que afronte una temporada completa recuperado de su hombro? El piloto de Honda solo tendrá 29 años la próxima temporada y ya está demostrando que está muy recuperado de su lesión. Es inevitable que sea el gran rival para Quartararo en 2022.
Probablemente la mejor versión de Márquez ya haya pasado. No es ningún desprecio, al contrario, es la constatación de que igualar lo que hizo en aquella histórica temporada 2019, la última previa a la lesión, es prácticamente inalcanzable. Lo era ya sin aquella caída en Jerez, y después de ella, más el pasar de los años, se antoja imposible.
Para Quartararo hay motivos para el optimismo. El primero es que incluso en aquel 2019 en el que Márquez estuvo colosal él fue capaz de darle guerra en algunas carreras. Le disputó la victoria en Misano, Buriram, Motegi y Cheste, todas ellas en la segunda mitad de la temporada. Y solo era un novato.
Principalmente hay dos tipos de evolución de un piloto cuando ya es campeón del mundo. La primera es la de conformarse, la de estancarse en un estatus de "campeón del mundo" que ya nunca se va a perder. Suele ser la evolución que tienen aquellos pilotos que en su fuero interno no esperaban ser campeones algún día.
La segunda, y la que probablemente tenga Quartararo, es la de ser un piloto liberado. Quitarse toda la presión, saber que el objetivo básico y principal ya está cumplido y ahora disfrutar del pilotaje y la competición. Para Márquez fue una bendición que Mir se quedase con el mundial de 2020, pero no ha llegado a tiempo de evitar que Quartararo se quite los complejos en 2021.
Si ya ha demostrado que es lo suficientemente rápido como para ganar muchas carreras en un año, y si además puede ser minuciosamente regular, todo lo que cabe esperar de Quartararo en 2022 es un piloto sin complejos ni presiones. Y con una moto que se adapta como un guante a su estilo, a Márquez no le va a ser fácil recuperar la corona. Quartararo sí la va a defender.
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