Reconozco que las veladas de boxeo entre famosos no me despiertan un interés especial. Las prefiero entre boxeadores, soy un clásico. Pero que Jorge Lorenzo y Dani Pedrosa se fuesen a dar de hostias en un ring me provocaba cierta curiosidad. Creí tocar fondo cuando descubrí que al final todo iba a ser solo clickbait. Clickbait del happy, eso sí.
Pero no, había una planta más abajo. Las dos hostias que Pedrosa prometió darle a Lorenzo al final se convirtieron en un baño y masaje, en un 'Aló Presidente' para mayor glorificación del anfitrión de la falsa velada, que se ve que no tuvo suficiente con las tres horas que le regaló Jordi Wild para detallar su relajado estilo de vida y tuvo que repetir de nuevo las mismas respuestas a preguntas interlocutadas esta vez por Pedrosa.
Lorenzo aprovechó la velada con Pedrosa para volvernos a regalar sus trucos para la felicidad
No se podrá negar que la supuesta velada de MotoGP tuvo su pizca de ironía. Dos meses después de que se anunciase un combate de boxeo entre Lorenzo y Pedrosa, con sus convenidos cebos entre medias de esta larga travesía, resulta que los dos antiguos rivales ni siquiera se rozaron, y que eso de "combate de boxeo" era una figura retórica.
Hay quien se podría atrever incluso a llamarlo clickbait, por aquello de prometer algo que después no vas a encontrar cuando pinches en el enlace. Pero no creo que dos pilotos que han estado lustros quejándose de los pésimos tejemanejes de la prensa deportiva hayan esperado a estar retirados para engañar a su audiencia con un burdo clickbait.
En realidad, a fuerza de ser sincero, cuesta inmiscuir a Pedrosa en todo este embrollo. Y después de que Josep Lluís Merlos nos desvelase que el combate en realidad iba a ser una entrevista cruzada, quedó claro que Pedrosa no era más que un pasajero en la aeronave pilotada por Lorenzo con el objetivo de demostrarnos por enésima vez que es una persona plenamente feliz.
La verdad es que Pedrosa ni se esforzó en fingir que las preguntas no eran suyas. "Esta ha sido por petición popular", pareció disculparse antes de hacerle a Lorenzo la única con una pizca de mordiente. En las demás, era evidente que las estaba leyendo por primera vez, incluso acotando en alguna ocasión que "ésta sí me interesa". Alguna tenía que haber.
Lo más curioso es que al otro lado Pedrosa sí se encontró preguntas duras e interesantes. Y alguna morbosa, para que lo vamos a negar. Mientras que daba un baño y masaje a medida de Lorenzo, recibía bofetadas de las que le hubiesen hecho levantarse de la mesa en una entrevista con cualquier periodista convencional.
Haciendo una búsqueda rápida, en los últimos seis meses Lorenzo ha concedido no menos de cinco entrevistas con una duración, sumadas, de casi ocho horas. En ellas se ha podido recrear en su relajado estilo de vida, la comodidad que le produce vivir de las rentas que obtuvo durante su carrera y ya nos tiene casi convencidos de que es una persona feliz.
Que el afán de protagonismo de Lorenzo se haya mantenido incluso después de estar retirado de MotoGP nos ha dado cosas buenas, como la tertulia post carrera de Duralavita, que sin titubeos la más interesante, completa, honesta y respetuosa que se hace en castellano sobre MotoGP. Pero poner a Pedrosa a leer trabándose largas introducciones de adulación seguidas de preguntas para el lucimiento sobre el karma, la muerte o la auto ayuda no ha sido lo más natural.
Como cualquier producción de éxito que se precie, la velada acabó dejando la puerta abierta a una posible secuela con un "Continuará...". Veremos si es que ahora sí se van a dar de puñetazos de verdad o si solamente vendrá otro invitado de relumbrón a repetirle a Lorenzo las mismas preguntas, por si alguien todavía no ha escuchado el discurso vacío con el que nos pretende convencer de su extrema felicidad.