La carrera de MotoGP del Gran Premio de Aragón nos dejó una acción que por temprana y breve no fue menos relevante. Algo que posiblemente no fue más que un pequeño lance de carrera entre Marc Márquez y Jorge Lorenzo nada más apagarse el semáforo pero que posiblemente traiga más consecuencias de las esperadas.
Ayer en MotorLand lo que vivimos fue el primer episodio de tensión entre dos futuros compañeros de equipo que marcan su territorio. Uno defiende su posición hegemónica en Honda, el otro no ha firmado un contrato para hacer amigos.
El hambre de Marc Márquez...
Marc Márquez ayer volvió a sacar su cara más aguerrida. La cara llena de cicatrices de un guerrero al que una segunda posición no le es suficiente pese a que prácticamente tiene la batalla por el título de 2018 ganada si se limita a gestionar la ventaja que ostenta en la clasificación general de MotoGP.
Ayer Márquez jugaba en casa, en el primer circuito que le ha dedicado una curva. Quizá fuera por eso, por simple orgullo por correr delante de su afición o porque sencillamente no le dio la gana cargar en carrera con una calculadora metida dentro del mono de cuero. A Márquez le incomodan las calculadoras tanto como para no ceder cinco míseros puntos ante un Andrea Dovizioso que hoy, después de la sexta victoria del año, se sitúa a nada menos que 72 puntos.
Con casi tres carreras de ventaja, el hambre de Márquez sigue sin aplacarse. El rugido de su estómago no se calma en los finales de carrera donde no se rinde hasta la bandera de cuadros, ni cuando parece remitir a mitad de carrera mientras deja que Dovizioso cargue con el peso de la prueba, ni mucho menos se aplaca en la salida.
Márquez salió a carrera a por todas con rabia. El 93 estaba muy enfadado después de la sesión de clasificación del sábado en la que se quedó sin mejorar su tiempo en el final de la sesión por haber errado en la gestión del tiempo. Las manías de esperarse unos a otros de Moto3 han llegado a la categoría reina y por no querer llevar a nadie detrás acabó rodando entre el tráfico en la que debería haber sido su pole.
La frustración de Márquez se vio en sus ojos durante la rueda de prensa. La cara del piloto de HRC era un poema, mucho más serio de lo normal y sin el menor atisbo de su habitual sonrisa. Por eso, cuando el domingo salió por detrás de las dos Ducati, intentó hacerlo como si arrancase desde la pole, procurando llegar el primero a la curva 1 de MotorLand.
Y lo consiguió, aunque no de la forma que esperaba. "He tenido que frenar en la zona sucia porque salía desde el interior y se me ha cerrado la dirección, así que me he ido largo", explicó Márquez. Entró fuera de sitio en la primera curva por dentro de Lorenzo, desplazando al balear hacia el exterior. Un lance de carrera, involuntario, más aún en la salida.
Márquez llegó a salirse por la zona verde de la escapatoria para reincorporarse a la carrera en tercera posición, pero Lorenzo, ahora situado fuera de la trazada y por la zona sucia, abrió gas con el neumático frío y su Ducati Desmosedici GP18 le escupió violentamente contra el asfalto aragonés.
...contra la frustración de Jorge Lorenzo
Lorenzo tuvo que ser evacuado en camilla de la pista, pero no hizo falta más que ver sus reacciones en el suelo para saber que su enfado ya era monumental. Cuando el parte médico de la clínica del circuito arrojó "luxación metatarso falángica del primer dedo y una fractura subcapital sin desplazamiento del segundo metatarsiano" sabíamos que el de Ducati iba a explotar en la rueda de prensa.
Y así fue. Lorenzo cargó duramente contra la actitud de Márquez, a quien recriminó haberle hecho un blockpass y sacarle de la trazada. "No me dejó entrar en curva y he abierto gas inclinado sobre la zona sucia, pero lo que ha pasado realmente sólo lo sabemos Márquez y yo", espetó el 99.
El enfado de Jorge Lorenzo, además de ser una masa de frustración que es incapaz de tragar por haberse quedado posiblemente sin sumar otro podio en su casillero, fue el prólogo que el mallorquín dedicó a Márquez en el libro que van a protagonizar juntos en 2019.
El "espero que al menos venga a interesarse por mí para saber cómo estoy pero sobre todo que no me vuelva a hacer adelantamientos así" fue una meada preventiva en la esquina del garaje de HRC, por anticipado. Lorenzo y Márquez compartirán el box oficial de Honda a partir de la próxima temporada, y la tensión ya empieza a notarse.
Ambos pilotos son dos grandes pilotos, de los mejores de la historia, pero lo son porque son rápidos en pista y porque fuera de ella tienen dos caracteres muy fuertes. Cuando todos nos sorprendimos por el anuncio del fichaje de Lorenzo con Honda posiblemente gran parte pensamos en que esos dos gallos en el mismo gallinero iban a tener algún roce.
Pues bien, no ha habido que esperar a la próxima pretemporada, ni siquiera a que la temporada 2019 arranque. En Aragón ya hemos tenido la primera entrega de esta película. El buen rollo entre ambos pilotos, las dedicatorias de cariño a través de redes sociales (más impostadas que reales), los abrazos en el parque cerrado... Todo eso se ha acabado, al menos de momento.
Además de reprochar la acción a Márquez, Lorenzo ayer también aseveró que puede no correr en Tailandia como consecuencia de la lesión. Esto es bastante poco creíble, una suerte de giro teatral para un piloto que se fracturó una clavícula un jueves, se operó un viernes y el sábado estaba encima de su moto de nuevo para disputar el Gran Premio de Assen 2013.
Jorge Lorenzo está delimitando su espacio en un garaje donde aún no está trabajando y ya ha tocado el termostato. La temperatura en el box de HRC ya esta subiendo y, quién sabe, Márquez siempre ha querido como compañero al piloto más fuerte pero ¿habrá sido buena la idea de Alberto Puig de juntarlos en el mismo equipo?