La abdicación de Yamaha en MotoGP: motores, COVID-19, Jorge Lorenzo y otra serie de catastróficas desdichas

¿Fue todo un sueño? ¿Sucedió aquello realmente? Era el 9 de agosto de 2020 y en la parrilla de salida del Gran Premio de la República Checa de MotoGP desde la segunda posición arrancaba Fabio Quartararo y tercero Franco Morbidelli, solo detrás de un sorprendente Johann Zarco. Maverick Viñales salía quinto.

Ese día a las 13:59 nada podía impedir que Yamaha ganase el mundial. Quartararo llevaba dos victorias, 50 puntos de 50 posibles, y Viñales dos segundas posiciones. En Jerez hasta Valentino Rossi se animó a subirse al podio, completando un triplete para Yamaha. Marc Márquez se acababa de operar por segunda vez y su ausencia en las carreras se iba a prolongar. Parecía que, cinco años después, Yamaha iba a recuperar el mundial. Pero dieron las 14:00.

Yamaha cambió ilegalmente las válvulas de sus motores antes de empezar el mundial

En realidad la liebre ya había saltado antes. Como el hundimiento de la flota de Yamaha no se ha debido a un gran iceberg sino a muchas pequeñas placas de hielo iremos por parte. Empezando por los motores. Valentino Rossi se quedó fuera de carrera en España y luego Franco Morbidelli repitió en Andalucía. Ambos tuvieron un fallo en su propulsor.

El mismo que sufrió Maverick Viñales durante los entrenamientos libres, que también le obligó a desechar una de sus unidades. Solo habíamos estado en un circuito y tres de los cuatro pilotos de Yamaha ya tenían un motor menos para el resto de la temporada. Entonces se achacó la responsabilidad al calor de Jerez, rozando los 40º.

Lo que no se nos había dicho es que Quartararo también rompió una de sus unidades en los ya remotos test de Catar. Y mucho menos se había comunicado que Yamaha había hecho un cambio ilegal en las válvulas de sus propulsores. Un tema que se ha destapado en Valencia y que ha terminado con una sanción de 50 puntos para Yamaha, 20 para el equipo oficial y 37 para Petronas.

En este punto conviene explicar bien lo sucedido. No es que Yamaha tuviese un problema de fiabilidad en Jerez y después cambiase sus válvulas sin la autorización del resto de equipos. La marca de Iwata alteró el propulsor que había congelado en Catar de cara a la carrera de Jerez. Cambió las válvulas sin permiso, y estas fueron las que fallaron.

Yamaha corrió en Jerez con un motor ilegal, pues difería del homologado en Losail. Massimo Meregalli explicó en Cheste, antes de confinarse por COVID-19, que se debió a un error en la interpretación del reglamento. Lo cierto es que Yamaha hizo un doblete en Jerez, pero una semana después, ya con los motores correcto, hicieron el triplete.

Incluso aceptando el desconocimiento de Yamaha y considerándolo como un error sin mala intención, les ha salido caro. Primero, porque han tenido que pasarse toda la temporada haciendo malabares con los motores para no tener que penalizar. Y en el caso de Maverick Viñales ni siquiera lo han conseguido.

El propio Rossi reconoció en Austria que estaban corriendo con menos revoluciones de motor de la cuenta para hacer que los propulsores durasen. Viñales ha tenido que montar el sexto en Valencia, lo que definitivamente le ha apartado de sus opciones de título. El español tenía homologadas demasiadas unidades ilegales.

Pero no es el único título que ha perdido Yamaha por el affaire de los motores. La sanción de 50 puntos en la general de marcas le deja prácticamente descartada para un mundial que tenían en el bolsillo. Tendrían 25 puntos de ventaja después de la carrera de Cheste, pero están terceros, 25 puntos por detrás y con KTM respirándoles en la nuca.

El de los motores ha sido el foco principal, pero el drama mecánico de Yamaha ha ido más allá. Sin ir más lejos, Rossi se ha quedado tirado en su regreso a las pistas en Cheste. Pero sonado fue el affaire con los frenos en el Red Bull Ring. Después de que Quartararo se pasase todo el fin de semana quejándose de que no le funcionaban, se mascó la tragedia.

En la segunda carrera austriaca Maverick Viñales se quedó sin frenos a final de recta. Tuvo que tirarse de la moto en marcha a unos 250 km/h. Afortunadamente salió ileso, pero la moto quedó en llamas. Tuvo suerte Yamaha de no perder ese motor. Desastre como el de las presiones del neumático trasero de Quartararo en MotorLand, que le dejó sin puntuar, tampoco ayudaron.

La mayoría de casos de COVID-19 en el paddock de MotoGP han sido en Yamaha, incluido Rossi

Otro asunto a tratar dentro de Yamaha es el del COVID-19. La pandemia ha golpeado a todo el paddock de MotoGP, pero no a todos los equipos por igual. Y con el oficial de Yamaha se ha cebado. No solo es que Valentino Rossi se haya perdido dos carreras, y unos entrenamientos libres, por contraer la enfermedad, sino que el virus se ha extendido en el garaje.

Ya antes de Le Mans dio positivo uno de los técnicos de Valentino Rossi y hasta seis miembros del equipo fueron aislados en Andorra. Después llegaron los positivos de Rossi y de algunos de sus ayudantes más cercanos, como es el caso de Uccio Salucci. Se hizo público que ambos enfermaron en una fiesta de cumpleaños.

Pero el asunto se ha extendido a Valencia. El telemétrico de Maverick Viñales dio positivo y otras cinco personas del equipo técnico del español quedaron aisladas. El propio Viñales tuvo que someterse a pruebas especiales porque su presencia en el Gran Premio no estaba asegurada. Por suerte, por ahora, Viñales es negativo.

Habría que empezar a cuestionar si se está cumpliendo bien el protocolo anti-COVID19 dentro de Yamaha, especialmente en el equipo oficial. Es verdad que ha habido casos sueltos en el Esponsorama y, sobre todo, en el equipo de mecánicos de Cal Crutchlow en el LCR. Pero Yamaha ya es reincidente.

Jorge Lorenzo ha sido completamente desaprovechado como probador por Yamaha

De todos estos esperpentos hay uno que ha sido especialmente extraño. El de Jorge Lorenzo y su incomprensible labor como piloto probador de la marca. Quartararo y Rossi se quejaron abiertamente de que el pentacampeón del mundo no estaba probando la M1 en circuitos como sí estaban haciendo los probadores de otras marcas, sobre todo Dani Pedrosa.

Se acusó a Lorenzo de estar en baja forma, algo que él mismo ha reconocido a posteriori. Según el balear, en Yamaha le cancelaron todo el programa de pruebas para 2020 y le dijeron que no volvería a subirse a la moto este año, por lo que descuidó un poco su preparación física. Lo que ha sucedido en la segunda mitad de temporada ha vuelto a dejar en evidencia a Yamaha.

No solo el resto de marcas sí que han seguido adelante con su programa de test, sino que Lorenzo se tuvo que poner a los mandos de la Yamaha de 2019 en los test de Portimao y aún así se quedó a tres segundos del mejor tiempo y por detrás de lo que hicieron Viñales y Rossi con motos de calle. Una prueba inútil.

Ni siquiera sirvió para que Lorenzo se pusiera en forma de cara a la sustitución que surgió cuando Valentino Rossi contrajo el COVID-19. Las normas de MotoGP dicen claramente que no se puede dejar una moto libre durante más de una carrera consecutiva, pero hubo que hacer una excepción con Yamaha en el doblete de MotorLand.

Lo lógico hubiese sido subir a Lorenzo ya el primer fin de semana de MotorLand para que, en un fin de semana doble, al menos hubiese podido contribuir con algún punto en el segundo. O, si no, que al menos le sirviese como test para dar su opinión. Al fin y al cabo, Lorenzo iba a hacer como mínimo un 'wild card' esta temporada.

Pero no fue posible, Lorenzo estaba fuera de forma y no por falta de profesionalidad suya, sino por indicaciones precisas de Yamaha, que le informó de que ya se habían acabado los test para él. Tuvo que ser Garrett Gerloff, un piloto que está empezando en el mundial de Superbikes, el designado por Yamaha para sustituir a Rossi en Cheste si no llegaba a tiempo.

Tan obtusas han estado las mentes pensantes de Yamaha en este 2020 que ni siquiera cayeron en una posibilidad. Con lo justos que van de motores, podían haber utilizado a Lorenzo, o a cualquier otro piloto, para estrenar unidades en MotorLand. Ellos cumplirían la sanción de salir desde el pit lane, podrían incluso retirarse en la primera vuelta si quieren, y Rossi se los encontraría frescos en su regreso.

Todo este asunto parece que va a terminar con Lorenzo fuera del equipo. Será la segunda mala salida de la estructura de toda una leyenda como el balear, y lo peor es que parece que se va a llevar todo lo que sabe de la Yamaha M1 a Aprilia. Veremos si aprovechan mejor a Andrea Dovizioso, su más probable sustituto.

A Quartararo le ha atenazado la presión y Viñales se ha pasado la temporada desquiciado

Pero no solo vale echar balones fuera por parte de los pilotos. Si Yamaha no ha estado a la altura desde aquella caótica carrera en Brno, los corredores tampoco es que hayan puesto demasiado de su parte. Quizá habría que sacar de la ecuación a Franco Morbidelli, que corriendo con la moto del año pasado ha hecho mucho más de lo que se esperaba de él.

Rossi comenzó a fallar en el mismo momento en el que mencionó que tenía opciones de título. Lo hizo tras acabar cuarto en la primera cita de Misano, y desde entonces no ha sumado ni un solo punto más. Se cayó en la Emilia Romagna, en Francia y en Catalunya, en el doblete de MotorLand el COVID-19 le dejó fuera de juego y en Cheste se le ha roto la moto.

Pero el foco hay que ponerlo en Quartararo y Viñales, la joven pareja de pilotos que será oficial en Yamaha la próxima temporada y que ha dejado muchas dudas en 2020. 'El Diablo' parecía que iba a hacer un año a lo Márquez después de su doblete de Jerez, pero ese Quartararo no ha vuelto a aparecer. Bueno sí, en su victoria de Barcelona.

Por lo demás, Quartararo no ha vuelto a subirse al podio. Es chocante, porque la sensación ha sido que el francés ha sido la referencia de MotoGP en 2020, pero lo cierto es que solo lleva tres podios, las tres victorias, en toda la temporada. Y lo peor es que ha dado la sensación de ser un piloto débil y frágil mentalmente.

La excusa de que es su segunda temporada valdría si el campeón no fuese a ser Joan Mir. Desde que vio que podía perder el mundial a Quartararo le ha entrado el miedo escénico. No solo por sus dos caídas, sino por la sensación de falta de garra que ha transmitido. El francés se ha dejado llevar por el devenir de los acontecimientos sin luchar contra ellos.

Le pasó en Le Mans, donde era muy favorito para la victoria y terminó noveno por la lluvia. También con el asunto de las presiones en MotorLand. No luchó, simplemente se dejó llevar hasta acabar fuera de los puntos. En ningún momento Quartararo ha transmitido la sensación de ir a por los puntos, sino de conformarse con los que caigan. Y para eso ya está Viñales.

La del español ha sido una temporada agitada. Le tocaba ganar el mundial. Sin Márquez en pista, él era el piloto por moto, experiencia y velocidad destinado a heredar su trono, y más aún tras la lesión de Álex Rins y la incomparecencia de Andrea Dovizioso, o más bien de Ducati. Pero Viñales se ha caído con todo el equipo.

"Las otras marcas nos han pasado por delante. Nos hemos focalizado en buscar potencia y hemos perdido nuestros puntos fuertes", Maverick Viñales.

El español se ha perdido en un mar de decisiones absurdas, como las malas elecciones de neumáticos que le costaron bastantes carreras al principio. La misma sensación de falta de rebeldía que Quartararo, que en este caso ya es marca de la casa. Viendo las temporadas de Viñales y Morbidelli, quizá si Maverick hubiese mantenido a Ramón Forcada a su lado ahora sería el campeón.

La Yamaha se ha quedado atrás respecto a Suzuki, en el grupo de KTM, Ducati y Honda

Una gran cuestión ha terminado siendo la consecuencia de todas las demás. Viñales ponía el dedo sobre ella al bajarse de la moto en Valencia: la Yamaha se ha quedado atrás. La que hace solo unos meses era la moto más completa de MotoGP ahora se ha visto claramente superada por Suzuki, y por momentos atrapada en el pelotón que conforman KTM, Ducati y Honda.

Sí, Morbidelli ganó en Teruel, pero con una moto del 2019 y una configuración muy concreta en la que el amortiguador jugó un papel clave. Las otras Yamaha estuvieron perdidas. En el doblete de MotorLand las dos motos de 2020 no estuvieron a la altura. Se quedaban descolgadas de las Suzuki, de las Honda y de las KTM.

Curiosamente, en las carreras en las que Valentino Rossi no ha podido rodar con la moto la competitividad de la Yamaha ha desaparecido. Un problema garrafal, porque 'Il Dottore' no es eterno y el año que viene ya será satélite. El desarrollo de la moto en teoría recaerá, o ya ha recaído, sobre Viñales, pero el español no para de quejarse de que no le hacen caso.

Lo último que ha lamentado Viñales en Cheste es que Yamaha ha perdido todo lo que la hacía una buena moto buscando una velocidad punta que, para colmo, tampoco han encontrado. La lógica dice que si apuestas por un motor en línea tu enfoque debe ir dirigido a tener un buen paso por curva, y ahí estaba Yamaha, pero no sabemos a dónde va este nuevo cambio de rumbo en Iwata.

Hace un año Yamaha le dio la vuelta a la tortilla. En un mundial aún con Marc Márquez, logró desplazar a Ducati del puesto de principal alternativa al campeón. Fue el momento más oportuno posible, porque con Márquez fuera de juego en Jerez y durante toda la temporada el título de MotoGP de 2020 venía directo a la vitrina de Yamaha.

Por el medio, una serie de catastróficas desdichas y pésimas decisiones han convertido la temporada del retorno en la peor pesadilla. Solo un milagro evitaría que Yamaha se fuese de vacío del 2020. El título de pilotos y el de equipos están ya en la estratosfera, y el de marcas también muy lejos. Yamaha ha muerto de éxito antes incluso de saborear la gloria.

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