Hay dos opciones: fabricar menos plásticos o envenenarnos con ellos. Ni el reciclaje por pirólisis solucionará este problemón

El plástico es uno de los grandes desafíos ecológicos a los que se enfrenta el mundo. Producimos 430 millones de toneladas al año que no sabemos dónde ubicar. Mares, ríos y hasta el espacio exterior ya están repletos, y la cantidad de microplásticos que ha ingerido una persona a lo largo de su vida es bestial. Empieza a ser un gran problema.

Principalmente, porque la solución aceptada del reciclaje empieza a tener lagunas. En concreto, un tipo de reciclaje conocido como pirólisis, que consiste en quemar con calor el plástico hasta desintegrarlo. Las grandes empresas químicas y de combustibles fósiles auguran que es la panacea, pero tiene sus puntos débiles.

El "plástico circular" tiene gato encerrado detrás de su buena apariencia

La periodista medioambiental Lisa Song ha realizado una investigación en ProPublica acerca del supuesto reciclaje avanzado que llevan a cabo algunas petroleras, y lo hallado no deja de ser interesante. Los plásticos se convierten en una especie de grasilla líquida a través de la pirolisis, y de esa especie de aceite surge la nafta, que es un componente fundamental para crear nuevos plásticos. El nuevo objetivo es aislar el propileno y etileno, gases de la nafta que pueden convertirse en plásticos sólidos.

Para extraer estos destilados se usa un craqueador de vapor, una máquina por la que se pasa la nafta. El problema es que menos del 50% del resultado se convierte en propileno y etileno. "Esto significa que si un operador de pirólisis comenzó con 45 kilos de desechos plásticos, puede esperar terminar con entre seis y nueve de plástico reutilizable", dice Song.

Además, si el plástico utilizado está sucio o si la tecnología es demasiado avanzada, el proceso puede dar como resultado un porcentaje todavía menos. En resumen, el plástico que sale de la pirólisis contiene muy poco material reciclado, y se está perdiendo mucho plástico en la cadena de reciclaje, por lo que hay que hacer más.

Según Song, que por cierto es ganadora del premio Pulitzer, los pellets nuevos apenas contienen entre un 25% y un 50% de pellets viejos, y con el reciclaje mecánico es imposible alcanzar el 100%. La inmensa mayoría de la nafta que se utiliza en la pirólisis proviene de combustibles fósiles, y sólo en esta situación se puede verter en el craqueador de vapor para separar los componentes químicos que forman el plástico.

"Entonces, al final del día, nada de lo que sale físicamente de la pirólisis contiene más del 10% de material reciclado", remata Song. Los expertos y los estudios son aún más pesimistas, y creen que la cifra más bien es de un 5% o un 2%. Dicho de otro modo, cada año se generan 430 toneladas de plástico que no van a tener una vida infinita, aunque nos quieran hacer creer que sí.


Definitivamente, o renunciamos de una vez por todas a los plásticos o no habrá quien se los quite de encima. Porque el reciclaje solo no es capaz.

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