Alguien ha pagado 200.000 euros por la Hildebrand and Wolfmüller, la primera moto en serie de la historia

Hace poco vimos como en una subasta alguien se llevó una de las primeras Harley-Davidson de la historia con una cifra de récord: casi un millón de dólares. Sin embargo, aquella H-D Strap Tank de 1908 todavía estaba en pañales cuando otras marcas ya habían traído otras motos al mercado con anterioridad, como la de hoy.

Según los registros de la historia, la primera moto de producción en serie fue la Hildebrand and Wolfmüller de 1894. Sí, antes de ella existieron otros modelos, pero no se produjeron en masa. De ahí la especial relevancia de esta subasta que vale como una casa.

200.000 euros por una moto bicilíndrica sobre el marco de una bici

Ya hemos conocido prestigiosas subastas por parte de la casa Bonhams. Entre ellas la Harley-Davidson de la que hablábamos. Allí no se exhibe cualquier modelo, sino reliquias de las dos y cuatro ruedas. Hace unos pocos años vendieron incluso la única moto oficial de Ferrari con más de 25 años a sus espaldas.

El modelo ha sido subastado por 175.000 libras esterlinas, cerca de 200.000 euros al cambio. El motivo: la primera moto de dos ruedas fabricada en serie. Esta en concreto tiene registrado el número de bastidor 619 y motor 69.

No es la primera de estas motos de Hildebrand & Wolfmüller que sale a la venta. En su día llegaron a construirse entre 800 y 2.000 unidades, una cifra que a día de hoy es una incógnita. Una moto con historia que se patentó por primera vez en 1894, y que recibió el nombre final de "motorrad" (moto en alemán). Ahora tiene 129 años de vida.

Naturalmente el concepto de moto en la década final de los 1800 era completamente distinto. Esta moto estaba construida sobre el marco original de una bicicleta. Tan pronto como alojaron el motor se dieron cuenta de que no lo aguantaría, así que adaptaron un nuevo marco.

Su diseño no tiene desperdicio, los dos cilindros están situados sobre el mismo bastidor unidos al cigüeñal que está en la rueda trasera. Un funcionamiento que recuerda a las locomotoras de vapor, ya que los hermanos Heinrich y Wilhelm Hildebrand eran ingenieros de vapor. En el desarrollo también participó Alois Wolfmüller y su mecánico, Hans Geisenhof.

Empezaron a fabricar la moto alemana en Munich, y luego se fabricó bajo licencia en Croissy, Francia. Allí la apodaban "La Petrolette". Algunas de estas motos que quedan 'vivas' están expuestas en varios museos alemanes y londinenses.

El propulsor alojado es un bicilíndrico de 1.488 cc y cuatro tiempos refrigerado por agua. A pesar de sus dos cilindros la cifra era irrisoria: 2,5 CV a 240 rpm, que dispuesto en el marco similar al de una bici, era capaz de llegar hasta los casi 50 km/h.

El combustible pasaba del pequeño depósito hasta el carburador a través de unas válvulas y luego a los dos cilindros, donde se encendía un tubo caliente de platino desarrollado por Daimler. Aquí un vídeo de ella funcionando a pleno pulmón:

Frenarla era todo un ejercicio de espiritualidad: un taco de madera que rozaba el neumático delantero y lo frenaba. Dar gas consistía en apretar un tornillo con el pulgar. La moto venía incluso con los primeros neumáticos Dunlop montados en una 'moto'.

Encenderla era también una odisea: sin un arranque eléctrico en el que pulsabas y listo, el piloto tenía que empujarla y saltar a bordo en varias ocasiones hasta que la velocidad del motor se regulaba y conseguía arrancar.

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