Si hay un nombre que siempre he ligado a la competición en cuatro tiempos ese es Akrapovic. Desde hace más de una década la compañía eslovena es el absoluto referente en cuanto a sistemas de escape para motos de cuatro tiempos se refiere, incluso últimamente también en cuatro ruedas. Vemos el logo del escorpión por todas partes: en la Yamaha M1 de Jorge Lorenzo, en la KTM de Sandro Cortese, en la Moto2 de Marc Márquez, en los equipos oficiales de BMW y Aprilia en Superbikes etc… pero, ¿de dónde surgió todo esto? El éxito de la compañía de origen esloveno es el premio al trabajo bien hecho.
Surgió hace dos décadas, cuando en el 1990 Igor Akrapovic, experimentado piloto de lo que hoy en día es Superbikes, tomó la decisión de tomar el toro por los cuernos. Y es que Igor, durante su carrera, se había dado cuenta de que los equipos privados, o los aficionados, no tenían acceso a sistemas de escapes de calidad. Que lo que comprabas encajara en el motor para el que estaba hecho ya era todo un logro. Así, basándose en su experiencia como preparador de motores al servicio de su padre, fundó Skorpion junto a dos compañeros, un gran electricista y un jefe de ventas.
Creciendo poco a poco al servicio de los equipos privados, y todavía bajo el mismo nombre, ofrecieron probar su última criatura al Kawasaki Deutschland en 1993. Examinaron el rendimiento de un sistema que no había nacido para la Kawasaki, pero que habían adaptado a la perfección a la japonesa. El resultado fue gratamente positivo y se ganaron el beneplácito de los equipos del campeonato alemán de Superbikes y, poco más tarde, ya habían cosechado su primera victoria en el mundial de SBK (1997) gracias a la máquina verde y a Akira Yanagawa.
A finales del siglo XX la nave inicial de 450 m2 se quedaba pequeña y se mudaban a una fábrica de más de 3000 m2. Sólo así podían apoyar a todos los equipos japoneses de Superbikes en 1999 haciéndose un año más tarde con los títulos de SBK, del AMA y del All-Japan. Este éxito llamó la atención del proyecto de Aprilia en MotoGP y de HRC para su Honda RCV.
De hecho, en colaboración con Honda, se dio que la Honda de Valentino Rossi montaba un sistema firmado y producido por Akrapovic, pero que lucía la pegatina de Polini. ¿Por qué? Si es una marca que se dedica a los ciclomotores… por cuestiones de patrocinio, es decir, dinero. En cierta ocasión Akrapovic dejó que Honda copiara el escape… y se encontraron con que sacaban dos caballos menos.
Desde entonces no han parado de crecer, renovando su logotipo, sumando decenas de victorias y títulos mundiales, colaborando con los más exitosos equipos del mundo de la competición, expandiéndose a la industria del automóvil donde han llegado a aliarse con Audi y un largo etcétera…
Éxitos económicos y deportivos a un lado, Akrapovic tiene un gran papel en Ivancna Gorica, Eslovenia. Desde el primer momento apostaron por producir desde su país, ayudando a la economía y la sociedad a través de cientos de empleos con sueldos muy por encima de la media. Quizás, esa sea una de las razones por las que el precio de sus escapes ha subido como la espuma y de forma paralela a sus trayectoria en competición.
Fuente | Akrapovic
Fotos vía | Repsol Media, Cedidas por Akrapovic