BMW S1000RR: primeras impresiones

Hace un par de días José Luis, encargado del departamento Motorrad de Triocar Avilés, me mando un correo electrónico para darme un soplo: a finales de esta semana tendría en sus instalaciones una unidad pre-serie de la nueva BMW S1000RR. Como comprenderéis, uno no puede dejar pasar esta oportunidad, así que ayer de tarde cogí la cámara bajo el brazo y me presenté allí dispuesto a contaros de primera mano qué me había parecido la Superbike de BMW.

Lo primero que llama la atención desde lejos es su tamaño. No es de talla japonesa, sino que está hecha para el público europeo. Es amplia y una vez a sus mandos el cuerpo se acopla perfectamente, incluso para alguien fuera de la media como yo. El carenado, de formas bastante angulosas, sigue la tendencia actual de integrarse con las partes del motor, no siendo en ningún momento ni excesivo ni voluminoso. Destaca el hecho de su configuración asimétrica: sólo dispone de branquias en su lateral derecho.

El tren delantero llama la atención por su imponente horquilla, de barras muy gruesas y con unos discos de freno que siguen el diseño típico de BMW al no disponen de araña interior, sino que van anclados directamente a la llanta. Detrás, un basculante no demasiado voluminoso que no sé porqué, me recordó a uno de tipo banana de una Aprilia 250RS. ¿Será que ya añoro la categoría del cuarto de litro?

El frontal destaca por unos faros asimétricos, como todas las BMW que actualmente se venden. Entre de ellos, tenemos la entrada de aire directa para la caja de admisión con una solución estética muy llamativa: la prolongación de la cúpula divide esta entrada en dos. La parte delantera es muy baja, con las dos tapas laterales prolongándose hacia adelante justo por debajo de los faros.

El asiento es plano y muy estrecho en su parte delantera, mientras que el colin es muy afilado y alto, terminado en un piloto trasero muy bonito de leds con dos picos muy bien resueltos y que le otorgan un aspecto curioso desde la parte trasera superior.

El escape sale por el lado derecho y es bastante corto, en comparación a lo que nos tiene acostumbrados la marca alemana. El catalizador está situado debajo del motor y el silencioso discurre por debajo del pie del cambio a unos 45 grados de inclinación. Tengo curiosidad por saber si a baja velocidad transmitirá mucho calor al pie.

Por último, los semimanillares poseen una gran cantidad de conmutadores para manejar el completísimo cuadro de instrumentos y demás chuches de la moto. Un cuenta-revoluciones analógico con la zona roja a 14.000 vueltas y un display digital a la derecha que nos indica la velocidad y las distintas configuraciones del ABS Race y del Control Dinámico de Tracción (DTC). Más a la derecha, otra pantalla nos muestra de todo: ordenador, tiempo por vuelta, parciales, intervalos de servicio, etc. Encima de ellas, el necesario avisador de sobre régimen configurable.

En resumen, si me ha parecido que la deportiva de BMW sigue la tendencia actual de las motos japonesas, pero hay que recordar que la moto está hecha para competir al máximo nivel en el Campeonato del Mundo de Superbikes, por lo que a este nivel, es lógico que inventos, los justos. Aun así, sigue teniendo esos detalles de diseño típicos de las motos bávaras. Lástima que el modelo expuesto no llevase instalada la centralita, porque hacía una espléndida tarde para sentirse Troy Corser o Rubén Xaus…

En Moto22 | BMW S1000RR

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