Recojo a la señora y nos vamos a tomar algo por Gijón y así, aprovecho y me cuenta que tal el asiento del pasajero. También aprovecho para darle una vuelta a mi padre, que siempre prueba todas y cada una de la motos desde el asiento del miedo, y así, poder sacar conclusiones de dos copilotos diferentes.
El asiento del pasajero es cómodo, pero muy justo en cuanto a su tamaño. Bien es cierto que hay suficientes modelos en el catálogo de accesorios como para acertar con el que mejor sirva para el uso que le das, pero el que monta originalmente no permite que cambies tu postura con el paso de los kilómetros. Eso si, el mullido es más que correcto y en ningún momento llega a molestar.
Las piernas van en una posición muy natural, formando ángulo recto, tanto para tallas de cerca de un metro setenta hasta un metro ochenta. No dispone de asas, por lo que hay que agarrarse fuerte cuando se acelera. Eso si, puedes apoyarte en el depósito sin muchos problemas. A los pies no llega ninguna vibración. Y hablando del depósito, este no es tal sino que se encuentra debajo del asiento.
Con el paso de los minutos y a baja velocidad, la pierna derecha empezará a sufrir la cercanía de los dos escapes. Incluso será peor cuando se ponga en marcha el electro-ventilador (con bastante frecuencia), porque el chorro de aire irá también en la misma dirección. Puedes llegar a quemarte con ellos si aproximas demasiado la pierna.
Circulando por ciudad, será el objeto de todas las miradas. No es una moto para tímidos, y tanto en marcha como parado en los semáforos, no pasarás desapercibido. Y no, no siempre tienes que ser el primero en llegar al siguiente semáforo. Contrólate un poco, hombre. Eso si, cuidado con los baches. Es tan rígida atrás, que notarás todos los golpes en los riñones, y puede llegar a hacer daño.
Tiene una pequeña tendencia a irse hacia la derecha. Lo notarás si sueltas las manos del manillar. Supongo que es debido al peso de los dos escapes y colectores situados hacia ese lado. En marcha apenas lo notarás. Únicamente, enlazando curvas, que se siente un poco más ligera al enderezarla después de una curva a izquierdas por la misma razón. Moviéndola en parado se nota el peso, pero el respaldo del asiento ayuda a llevarla hacia atrás, pudiendo empujarla con la cadera. Como es tan bajita, no hay problemas, aunque las piernas quedarán algo abiertas.
Es un poco gastona (he llegado a calcular consumo de unos siete litros y medio llevándola de forma moderada), en cuanto entre la reserva, el display del cuadro de mandos cambiará a modo de autonomía, viendo en todo momento los kilómetros que te quedan. Eso si, es bastante conservador y llegando a cero aún quedarán unos pocos litros de reserva.
El cuadro es muy sencillo pero bastante completo para ser una custom, pues tienes en el centro el velocímetro y a los lados el cuenta revoluciones y nivel del depósito. Un pequeño display digital indicará, por orden, el cuentakilómetros total, dos parciales, autonomía y hora. El botón para cambiar el modo está situado de forma bastante incómoda, pues está por debajo de la capilla de los relojes, obligándote a introducir la mano de manera poco natural.
Un claxon muy potente y unos pulsadores para intermitentes, colocados uno a cada lado, completan las piñas de los mandos. Estos se quitan solos una vez que hemos realizado un giro. La luz siempre permanece encendido, con un pulsador para cortas-largas y ausencia de botón para ráfagas.
Por la noche, el pequeño faro alumbra mucho. En cortas, lo suficiente para circular con seguridad y la luz larga centrará un potente haz de luz en el centro y dos pequeños hacia los laterales, permitiéndonos ver la totalidad de la anchura de la carretera.
Continuará…
En Moto22 | Harley-Davidson VRSCDX Night Rod Special, la prueba (1/4), (2/4)