Harley Davidson Dyna Fat Bob, prueba (características y curiosidades)

Esta semana os presentamos la prueba de Roberto el Gordo, un nombre de lo más auténtico para un matón de una película de gánster aunque desde Milwaukee prefieren denominarla Harley Davidson Dyna Fat Bob. Esta es la segunda Harley Davidson que cae en mis manos después de la Night Rod Special. Bueno, la tercera si contamos la XR1200 preparada para las BBQ series.

La Harley Davidson Dyna Fat Bob es completamente diferente a la Night Rod Special. Si esta se encontraba dentro de la familia de las VRSC, la Fat Bob se encuentra tal y como su nombre indica, en las Dyna que, por así decirlo, se encuentran a caballo entre deportividad y confort. Eso si, siempre hablando dentro de los cánones de la marca americana.

Su chasis, bastante más ágil de lo que esperaba, está animado por el motor Twin Cam 103 de 1.690 cc. Aunque en su anclaje dispone de silentblocs, no lleva eje de equilibrado interno y las vibraciones se dejan notar en toda la moto. Acoplado a este motor lleva la caja de cambio tipo Cruiser de 6 relaciones mientras que al otro lado, escape 2-1-2 tipo Tommy Gun.

Estéticamente encontramos varias características que nos llaman la atención. Para empezar, el doble faro delantero trasmite una estética que nos recuerda sin dudas a las Triumph Rocket III. Debajo, una anchísima goma de 130 mm de anchura montado en una llanta de 16 pulgadas realza un poderoso frontal. Detrás, una medida para nada exagerada, 180mm y todo ello bajo unas suspensiones rebajadas que le permiten tener el asiento a tan sólo 690mm.

Encima encontramos un manillar muy plano tipo drag, con el cableado discurriendo por su interior. Es mas, en toda la moto el recorrido de los cables está muy cuidado y siempre permanece lo más oculto posible. Detrás y encima del depósito, el cuadro de relojes (o reloj en este caso) con el velocímetro y los testigos habituales, además de uno muy útil para señalizarnos cuando engranamos la sexta velocidad ya que hay veces que cuesta saber en qué relación circulamos. Un pequeño display nos muestra, mediante un botón lateral, el odómetro, dos parciales, la hora y la autonomía de marcha.

Detrás, un manetino que hace las veces de conmutador de arranque y a los lados, dos tapones. El derecho es por el que llenamos el combustible mientras que en el interior del izquierdo tenemos el indicador de nivel.

A pesar de su aspecto invariable durante el tiempo que transmite la marca, dentro hay detalles que engloban gran tecnología. Para empezar, el arranque sin llave. Con el emisor en el interior de nuestro bolsillo y con tan solo girar el manetino a la posición de on, ya podremos arrancar la moto mediante el pulsador habitual en la piza izquierda. Por otro lado, la desconexión automática de los intermitentes, que tiene en cuenta múltiples factores tales como el grado de inclinación de la moto, la velocidad, la apertura del gas... todo ello para saber la maniobra que estamos haciendo y cuando desconectarse automáticamente. Y he de reconocer que funciona a las mil maravillas.

Pero lo mejor es que esperemos a mañana y nos demos una vuelta.

Continuará...

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