Montar en moto puede ser útil en el día a día, una evasión de fin de semana, una aventura o incluso un modo de vida, pero montados sobre dos ruedas siempre debemos tener en cuenta algunas consideraciones básicas de seguridad que pueden ahorrarnos malas experiencias o hasta salvarnos la vida.
En lo que parecía una jornada perfecta, este grupo de moteros australianos disfrutaban de una ruta de enduro, perdidos en medio de la nada hasta que al pasar sobre un árbol caído ocurre algo que parecía imposible: un trozo de madera se clava en la pierna del motorista, atravesando la bota y las protecciones.
Antes de seguir hay que contar que Dan, el piloto de la Yamaha, está bien. Se está recuperando de la herida y sus compañeros están deseosos de volver a salir a montar juntos, pero mientras su pierna vuelve a estar en plena forma podían aprovechar todos para leer estos cuatro consejos básicos de supervivencia en moto.
1. No te confíes nunca, con nada
Aquella excusa del "voy a quí al lado" y todas sus variantes están ya demasiado manidas. Siempre debemos equiparnos correctamente cada vez que hacemos un trayecto en moto, pero mucho más si estamos en medio de la nada haciendo una actividad de riesgo como son las rutas de enduro que los chicos del vídeo estaban haciendo.
Aun así, utilizar una equipación perfecta para la actividad que vamos a realizar como la del caso que nos ocupa (botas y rodilleras en el caso del accidentato) no nos garantiza que vayamos a estar siempre a salvo de cualquier problema. Al fin y al cabo no somos indestructibles.
2. Jamás montes tú solo cuando salgas de ruta
Puede parecer una tontería o un llamamiento a la acción social que supone montar en moto, pero ir acompañado en nuestras salidas es fun-da-men-tal. No es una cuestión de compañerismo, hay que tener en cuenta que cualquier problema que nos pueda surgir en ruta tiene (generalmente) una repercusión directa sobre nuestra integridad física o mecánica.
Es algo tan simple como que contar con alguien que pueda echarnos una mano puede suponer la diferencia entre la vida y la muerte. Imagina que al protagonista de este vídeo le ocurre eso mismo, pero yendo solo. El susto podría acabar convertido en algo mucho peor, ¿verdad?
3. La aventura está bien, pero sin pasarse
Últimamente los viajes de aventura están muy en alza. De forma organizada o más o menos improvisada, seguro que todos conocemos a alguien que se ha ido a vivir una experiencia en moto por algún paraje idílico. Tiene mucho encanto y la experiencia es siempre gratificante, pero si se realiza con sentido común.
Este grupo de australianos viajó durante horas para introducirse en pleno bosque de las antípodas, montaron un campamento base desde el que salir a montar en moto y el hospital más cercano quedaba a 3 horas de distancia. Ni el mejor botiquín del mundo puede ser suficiente en caso de que ocurra algo grave.
La suerte que tuvieron fue que pese a lo aparatoso del incidente la herida sufrida por Dan no seccionó ningún vaso principal. De haber sido más complicado y haber necesitado evacuación es complicado que los servicios de emergencias hubieran llegado a tiempo.
Y ya de paso deja las fotos. Lo primero que hace el compañero de Dan es sacar la cámara y tomar unas pocas instantáneas, como si no hubiera pasado nada. Todo antes de cometer la peor cagada en un caso así.
4. Por lo que más quieras, no empeores la situación
Lo hemos dejado para el final pero en realidad es la más importante de todas las lecciones que podemos extraer, y es que en este vídeo vemos una de las mayores imprudencias que se pueden cometer en un caso así y lo que cualquier profesional sanitario o persona humana con dos dedos de frente te diría.
Cuando alguien sufre una herida penetrante y el objeto o la parte causante del objeto permanece clavado en el cuerpo, jamás, JAMÁS, extraigas el objeto.
- Aunque la primera reacción sea querer quitar ese odioso trozo de madera clavado en la pierna o cualquier otro objeto que haya causado la lesión, nunca hay que retirarlo por tres razones. La primera es que precisamente lo que quiera que sea puede al mismo tiempo estar taponando la herida y en el caso de haber perforado un vaso sanguíneo estar conteniendo la hemorragia con su propia presión, lo que puede evitar una pérdida masiva de sangre.
En segundo lugar, si retiramos un objeto sin saber cómo es o qué tejidos están afectados podemos agravar aún más la situación, provocando lesiones adicionales, seccionando accidentalmente vasos o dejando partes del objeto en el interior de la herida.
Por último, al quitar el palo dejamos expuesta la herida y sin poderla tapar apropiadamente in situ estaremos dejando que entre suciedad al interior del cuerpo, dejándolo a merced de infecciones de cualquier tipo.
La mejor manera de actuar en estos casos es estabilizar al afectado, inmovilizar el objeto, tapar la herida y llamar a emergencias. Tarden lo que tarden nunca hay que retirar el objeto porque en situaciones así cada gota de sangre cuenta.