Hace unos días que se ha cumplido el cincuenta aniversario de un récord espectacular tanto por su concepción cómo por las condiciones en las que se consiguió. Estamos hablando de los días 18 y 19 de marzo de 1961, fecha en la que se alcanzó el récord que nos ocupa. Este se trataba de mantener en marcha, a una velocidad media de 100 mph (160,93 km/h) una moto durante 24 horas. La pista en la que se consiguió es el circuito de Linas-Montlhéry, del que hablamos en Motorpasión Moto hace unos meses y que volverá a revivir en mayo de este año.
La moto utilizada fue una Velocette Venom 500. Pero no se trata de una unidad especial ni nada parecido, solo se prestó especial atención al montaje que se hizo con cierto cuidado. La idea era utilizar una moto lo más de serie posible ya que el impulsor del récord tenía la idea de que el récord se estableciera con una moto que luego pudieses comprar en el concesionario. Solo se cambió el carburador, que fue sustituido por uno de competición y el escape que fue reemplazado por un megáfono. También se retiro el faro, el cuenta kilómetros, los protectores de cadena primaria y secundaria y se instaló un carenado estándar que andaba por la fábrica.
Cómo única prueba antes del intento de récord se probó la moto en el circuito de MIRA durante 14 horas. En ese periodo no dio ningún problema, con lo que lo siguiente fue desplazarse a Francia para el récord. El equipo lo formaban ocho pilotos “talluditos” para lo que actualmente se considera un piloto. Entre ellos destacaban Bertie Goodman, el manager de Velocette, que contaba con 42 años, o Georges Monneret de 55 años en aquel momento. Sobra decir que los dos pilotos más rápidos eran precisamente los más veteranos.
El circuito, que se trata de un ovalo peraltado en aquel momento ya estaba bastante mal cuidado. Bruce Main-Smith cuenta en sus memorias sobre el récord que las juntas (cada 25 metros) estaban todas descarnadas y abiertas, tanto que incluso en alguna cabía un puño en el hueco. Para acabar de hacer aún más terrorífico el panorama, la pista no contaba con iluminación, con lo que durante casi 12 horas tuvieron que correr casi a ciegas alumbrados solo por 55 faros de coche conectados a otras tantas baterías.
Tras 2400 millas (3862,42 km) el récord se estableció en una media de 107 millas por hora (172,2 km/h; 100,05 mph (161,01 km/h) según la wikipedia) con un consumo de 37 mpg (7,63 litros a los 100 km) Lo mejor es que cuando la FIM abrió el motor para comprobar las especificaciones este estaba en perfecto orden de marcha. Había completado nada menos que 3800 millas (6115,50 km) prácticamente a tope y ni se había inmutado.
Luego la leyenda negra se encargó de contarnos que los motores británicos eran poco fiables y sus juntas dejaban salir el aceite casi a chorros. Pero este récord de hace nada menos que 50 años todavía sigue en vigor. La Velocette Venom del récord descansa ahora en el National Motorcycle Museum, cerca de Birmingham, si pasas por allí podrás ver una auténtica moto de récord.
Vía | The Vintagent