La penúltima etapa del viaje tiene algo de truco, porque voy a estar unos días en casa recuperando fuerzas y preparándome para la etapa final que será de Alicante a Barcelona. Esta etapa de hoy ha sido casi tan dura como las anteriores, pero la recompensa final era llegar a casa, con lo que el esfuerzo tenía una recompensa mayor. Desde Granada tomé la antigua carretera del Puerto de la Mora, para no encontrármelo desde un principio nada mas entrar en la autovía del mediterráneo. Un puerto de los antiguos, con curvas redondas en subida y poco tráfico, porque la mayoría prefiere la carretera nueva. La pena es que en pocos kilómetros te incorporas a la A-92, y ahí se acaban las alegrías.
En Granada tuve un encuentro cuanto menos curioso, con un miembro del Club Vespacito, Anselmo R6 que trabaja en la recepción del hotel donde me hospedé. Los Vespacito son famosos por su aparición en un polémico vídeo en el que no salía muy bien parado el mundo motero. Pero no por culpa de ellos, que son un colectivo muy preocupado por la seguridad vial y los guardarrailes, si no por otro grupo que mostraron a las cámaras lo peor de la afición por las motos. Comentando con Anselmo me dijo que para finales de este mes tienen prevista una concentración en la que van a acercarse a un punto de la carretera de Motril donde perdió la vida un compañero al impactar contra un guardarrail. Anselmo me comentó que vivió el accidente casi en primera persona y eso te deja marca muy profunda. Hay que seguir en la lucha contra estos sistemas obsoletos y tan peligrosos.
Después de este pequeño inciso reivindicativo quiero contaros otra peripecia que me pasó mientras rodaba por la autovía camino a casa. En una de las rectas que hay ya pasado Lorca, de repente, me di cuenta de que el camión que iba delante del camión que iba a alcanzar en ese momento se apartaba al arcén, y casi inmediatamente de debajo de las ruedas del camión delante de mi salía un neumático reventado dando saltos y rebotando por la calzada.
El susto fue tremendo, ya que en esos momentos tienes que pensar la trayectoria del neumático, para esquivarlo, mirar que por detrás no venga nadie que te pueda alcanzar en mitad de la maniobra de escapatoria, e ir frenando para recuperar el pulso normal antes de que te de un infarto. Por suerte iba manteniendo la distancia con el camión, porque si en ese momento llego a estar intentando adelantarlo me habría comido el neumático y seguramente no habría podido seguir con el viaje. Un par de kilómetros mas adelante descubrí que la rueda no era de camión, si no de una furgoneta Citroën, de estas antiguas de chapa ondulada, que había perdido la rueda delantera izquierda y el tipo seguía por la autovía arrastrando la llanta como si no hubiera pasado nada.
Para tranquilizarme decidí inmediatamente salirme de la autovía y acabar el recorrido por la vieja nacional 340 que pasa por todos los pueblos y tiene uno de los tramos con mas puntos negros de la geografía nacional, pero por lo menos sirve para quitarse de la cabeza el mal encuentro que pude haber tenido.
En todo este día la aguja del cuentarrevoluciones me ha vuelto a hacer otra de las suyas, pero como he aprendido rápido a resetearla voy a aguantar hasta que llegue a Barcelona para comentar en la fábrica este funcionamiento defectuoso. Ayer tarde, mientras hacia la sesión fotográfica de la moto con mi amigo CefeSky me comentó que investigue a ver si es el GPS que puede estar interfiriendo con la electrónica del cuenta. Como estos días voy a seguir ruteando por carreteras que me conozco, seguiré controlando el tema.
De momento paramos la serie de post sobre el viaje hasta el lunes de la semana que viene. Ahora toca recuperarme un poco y preparar la prueba con el formato que conocéis en Moto 22.
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