La verdad, deseo que se recupere pronto y que vuelva a pilotar, y que a ser posible no le coja miedo a este bonito deporte que seguimos con pasión domingo a domingo. Es algo que he pensado muchas veces, la pasta que hay que tener para enfundarse el mono y subirse a la moto después de un accidente grave. Lo vimos cuando Carlos Checa rompió el bazo en aquélla carrera en Donington Park, que muchos recordamos con mucho respeto. Él se recuperó rápidamente, y volvió a correr tan sólo con una carrera perdida. Sito Pons, padre de Axel, sufrió un accidente muy fuerte también cuando disputaba el campeonato del mundo de 500cc, fue en el Gran Premio de Yugoslavia de 1990, y una caída seguida del atropello por parte de Pierfrancesco Chili se saldó con 11 costillas rotas y una contusión en el corazón, entre otras cosas.
Sito siguió corriendo, pero a mi ya no me parecía el mismo, y a finales de 1991 abandonó la alta competición, comenzando su carrera como director deportivo. Tenía 32 años. El accidente lo amedrentase porque para subirse a una 500 había que tenerlos bien puestos, pero dejó de mostrar la garra del Sito de 250cc, cosa que me parece muy normal, aunque siempre me quitaré el sombrero ante él porque es uno de los grandes del motociclismo español de todos los tiempos, dentro y fuera de la pista.
Y es que muchas veces parece que nos olvidamos de que ir en moto, ya sea de paisano, ya sea en una MotoGP o en unas "simples" 125cc del campeonato de España, es una actividad de riesgo, y la caída más tonta puede desembocar en un grave accidente.
Sin querer hacer de este post más que un homenaje a todos los que se enfundan el mono y cada fin de semana nos acercan la emoción de las carreras, espero, en nombre del equipo de Moto22, que Axel Pons se recupere pronto, y pueda volver a rodar en carrera con las mismas ganas de siempre. ¡Ánimo!
Vía | La Vanguardia