El comienzo del mundial 2022 de MotoGP ha sido de esos que ha dejado una retahíla interminable de reflexiones que hacer al respecto. Pocas veces había pasado que la marca que gana una carrera se fuese tan triste y apesadumbrada del circuito, pero es que Ducati tiene mucho en lo que pensar tras lo ocurrido en Catar.
Mientras que todas sus motos oficiales se despeñaban, Enea Bastianini se llevaba la victoria con la moto del año pasado. La Ducati Desmosedici GP21 ganó una carrera en la que la Ducati Desmosedici GP22 deambuló sin espíritu por Losail. "Ahora mismo no tenemos ningún punto fuerte", dijo un sincero Jorge Martín tras la carrera. Es la paradoja de la evolución.
Ducati homologó los motores de 2021 en el equipo oficial y ahora pueden rebobinar
Para entender lo ocurrido hay que remontarse a 2021, la temporada prodigiosa de Ducati. Los de Borgo Panigale dieron una auténtica exhibición en cuanto a evolución de la moto a lo largo de un año. Probablemente, nunca una misma moto ha mejorado tanto desde la primera hasta la última carrera de una misma temporada.
Liderados por Gigi Dall'Igna, Ducati terminó la temporada con un triplete histórico en Valencia y con Pecco Bagnaia a punto de levantarse a Fabio Quartararo un mundial que el francés tenía prácticamente ganado. Después del verano, la sensación que transmitió la Ducati fue de imbatibilidad. Y los temores para 2022 fueron mayúsculos.
En los meses de invierno se hablaba de la nueva Ducati Desmosedici GP22 como se hace de los grandes mitos. Que si el escape iba a ser rompedor, que si el nuevo motor era todavía más potente... Parecía que estábamos ante la moto definitiva, pero en la pretemporada vinieron los problemas. Los tiempos no salían, y la teoría de que se estaban escondiendo ya voló.
Ahora mismo, no hay más. Jorge Martín y Pecco Bagnaia estaban luchando por la octava posición cuando se fueron al suelo en un desgraciado accidente, mientras que Jack Miller se tuvo que retirar por problemas mecánicos. El australiano lleva todo el fin de semana furioso con la moto que le ha tocado pilotar.
Y es que el mismo jueves por la noche, poco antes de los primeros libres, se comunicó que Ducati había decidido homologar los motores de 2021 por decisión de Pecco Bagnaia, y será con ellos con los que corra toda la temporada. Pero solo en el equipo oficial: el Pramac y Luca Marini siguen con los motores de 2022.
Una decisión que no agradó nada a Miller, ninguneado por una fábrica en la que tiene los días contados. La evolución, el eterno ímpetu de mejorar, parece que ha traicionado a Ducati en 2022, destrozando una moto casi perfecta. Y ahora está por ver cuánto pueden rebobinar, si es que quieren hacerlo, en busca de la Ducati Desmosedici GP21.
De momento, el que se aprovechó fue Enea Bastianini. Ya decíamos que 'La Bestia' podía aprovechar toda esta circunstancia para ganar su primera carrera de MotoGP, pero lo ha hecho a la primera. Un triunfo emotivo en memoria de Fausto Gresini en la primera carrera que corre su equipo independiente de nuevo.
Si Ducati no logra solventar sus problemas en la nueva moto para Bastianini se presenta un mundial muy goloso. Corre a tiro hecho, con una moto que ya tiene los reglajes de casi todos los circuitos y que le da para ser tan competitiva o más como las mejores monturas de 2022. La lucha por la segunda Ducati oficial va a estar desequilibrada.
Otro asunto a plantearse será el de qué va a pasar si Bastianini sigue luchando constantemente por las victorias, y con esa moto, además de su nivel de pilotaje, es posible. ¿Veremos a Ducati volcada con un equipo satélite? Sería un error histórico por parte de Ducati haber dejado la moto campeona solo a un cliente.
'La Bestia' se destapó en Losail. Velocidad a una vuelta, ritmo de carrera, gestión y adelantamientos. Le faltó hacer una buena salida para el 'cum laude'. Está en una postura muy similar a la de Franco Morbidelli en 2020: con una moto del año anterior, pero que va mejor, y asomando cabeza en la general sin ninguna presión. Puede ser el año de la bestia.
Mientras todo el edificio de Borgo Panigale se derrumbaba, Bastianini se ponía protección factor '23' y se dedicaba a tomar el sol. No fue el único, ya que Marco Bezzecchi fue descaradamente el mejor novato del Gran Premio, aunque al final se cayó, con la misma Ducati Desmosedici GP21. La moto que sigue siendo la mejor de la parrilla, pero la quisieron desfasar.
Y es que lo de la evolución en MotoGP es una paradoja. Mientras Yamaha, los vigentes campeones de pilotos, apenas han mejorado su moto y tienen desesperados a Fabio Quartararo, en Ducati, los vigentes campeones de todo lo demás, han tocado una moto que era perfecta y se han metido en un lío. Son las cosas de MotoGP.
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