Tic, tac. El tiempo está pasando desde que comenzó la temporada 2019 en el Campeonato del Mundo de MotoGP con la primera carrera en Catar. Allí Jorge Lorenzo se estrenó con Honda con un décimo tercer puesto y ahora, tres carreras más tarde, su mejor clasificación sólo se ha mejorado en una posición.
La decepción es visible en la cara del dorsal 99 y no es para menos. El tiempo es incorruptible e implacable, y sus sensaciones con la RC213V de momento no mejoran, y mientras éstas no lo hagan los resultados seguirán sin llegar y el tiempo seguirá avanzando en contra del 99.
"Tengo 15 carreras este año y 19 en 2020 para encontrar el camino"
Lorenzo llegaba al Circuito de Jerez con la esperanza de que uno de sus trazados talismán le ayudase a encontrar el buen camino en su nueva etapa en HRC. Las lesiones y los problemas mecánicos han forzado al piloto balear a un inicio de temporada malo sin posibilidad alguna de paliativos.
Pese a no encontrarse aún al 100% físicamente según sus propias palabras desde el trazado jerezano, Lorenzo miraba a la carrera de este domingo animado por estar mejor que en las tres pruebas anteriores y encontrarse supuestamente mejor sobre la moto. La realidad ha sido muy distinta y se ha llevado un nuevo varapalo, aunque esta vez únicamente anímico. Y éstos quizás sean los que más duelen.
Después de haber acabado la carrera en una más que discreta décimo segunda posición las sensaciones de Lorenzo no podrían ser peores. El 99 finalizó la prueba como la última Honda de la parrilla, terminando por detrás de la Aprilia de Aleix Espargaró y presionado durante toda la prueba por la KTM de Pol Espargaró.
La perspectiva pesimista para el piloto oficial de Honda cobra una dimensión menor aún si vemos que su compañero, Marc Márquez, ganó la carrera con autoridad (algo que no sorprende y que no es directamente comparable), pero incluso por delante de Lorenzo quedó el piloto de pruebas de Honda, Stefan Bradl, que acabó en décima posición.
Tras este último Gran Premio Lorenzo sigue sumido en las profundidades de la clasificación general en décimo cuarta posición con tan solo 11 puntos y dos décimo segundos puestos en Argentina y España como mejores resultados.
Durante la rueda de prensa Lorenzo fue más que sincero, asegurando que "estoy triste, decepcionado y preocupado. Está siendo un momento difícil para mí y sólo puedo conservar una mentalidad positiva". Con tres títulos mundiales en el bolsillo y la experiencia de saberse un piloto ganador, Jorge está trabajando a contrarreloj en su adaptación a la Honda y para su frustración el tiempo no se detiene.
Mermado físicamente, con poca fortuna en el apartado mecánico y con una moto lejos de ser una montura dócil, Lorenzo buscó en Honda el revulsivo para su etapa en Ducati y, de momento, se ha encontrado dándose de frente contra un muro difícil de saltar.
Sobre la carrera el 99 ha comentado que "no puedo sentirme feliz por cómo lo hemos hecho. No me gusta hacer carreras así y no me gusta esta situación pero soy un campeón, y los campeones luchan hasta que encuentran una solución". También ha asegurado que aunque la adaptación le está siendo complicada confía en que los resultados llegarán.
"Me faltan kilómetros y más pruebas. Casi todos los pilotos conocen sus motos, ninguno se ha lesionado desde el inicio de pretemporada y han podido entrenar en Sepang, pero a mí me está costando entender a la Honda", aseguró Lorenzo.
Precisamente en su sintonía con la Honda se encuentren la mayor parte de sus problemas porque reconoce que aunque la muñeca no está en el mismo estado que el año pasado no le está afectando a la hora de pilotar la RC213V y confesando que "estoy fuerte físicamente, quizá más que nunca", por lo que descarta este factor como relevante en sus resultados.
Lo que sí apunta al mal inicio de temporada es que "la Honda aún no me da confianza para mi estilo. Estoy siendo muy lento a la hora de entrar en curva en comparación con las otras Honda pero en medio de la curva y saliendo vamos más o menos igual". La solución para el piloto pasa por dar con el punto para "fiarme de la moto al entrar porque ahora la paro mucho y pierdo unas décimas que no recupero".
Pese a la severidad de los cuatro primeros resultados Lorenzo no se muestra angustiado por el futuro y asegura que "me quedan 15 carreras este año y otras 19 en 2020 para encontrar el camino". Y hace bien.
Ponerse un exceso de presión a sí mismo es algo que nunca funciona, pero Lorenzo es precisamente consigo mismo con quien tiene el mayor conflicto. Cada minuto sin encontrar la senda de los resultados positivos será un minuto más de frustración en el reloj de arena que lleva sobre los hombros... y el tiempo no se detiene.