Los arrestos de Jack Miller han conseguido que el Gran Premio de Assen pasara a los libros de historia. El joven australiano sobrevivió victorioso bajo el aguacero de Assen logrando la primera victoria para él, para el equipo Marc VDS en la categoría reina y para un piloto privado en los últimos 10 años de MotoGP (Toni Elías, Portugal 2006).
Está claro que la lluvia siempre iguala las prestaciones de los satélite con los equipos de fábrica, más aún si se vuelve una carrera impredecible e interrumpida como fue ayer, pero Miller mostró su mejor cara, una que no veíamos desde sus gestas en Moto3. ¿Será este el punto de inflexión para el australiano que saltó a MotoGP sin pasar por la categoría intermedia?
El eterno debate de los ascensos
Durante las últimas semanas en las que se ha estado ultimando el reparto de los asientos de cada a 2017, ha vuelto a salir a la palestra el debate sobre si los pilotos que no han llegado a ganar nada deberían subir de categoría con tanta ligereza.
La parrilla de MotoGP tendrá dos nuevos invitados el año que viene con Álex Rins en Suzuki y Sam Lowes en Aprilia. Pero no son los únicos, porque otros pilotos como Bradley Smith, Héctor Barberá, Loris Baz, Danilo Petrucci, Andrea Iannone, Aleix Espargaró o Yonny Hernández también llegaron a la categoría máxima sin el respaldo de un título previo debajo del brazo. Mientras tanto, Johann Zarco (Campeón en título de Moto2) se ha quedado sin sitio.
Supongo que los directores deportivos analizan cada caso con los datos en la mano antes de ofrecer puestos a la ligera en la categoría suprema del motociclismo. Trayectoria, potencial, capacidad de trabajo... Todo debe sumar para que llegue la oferta y los pilotos siempre quieren llegar a MotoGP. No quisiera pensar que el dinero y los patrocinadores compran asientos con tanta facilidad.
Luego nos topamos con el muro de la fría realidad en la que todos son buenos pilotos pero sólo uno cada año llega a convertirse en el campeón. Es una simple cuestión de números que por cada piloto que despunta otro no lo hace. Las parrillas tienen las motos que tienen y para que uno gane otros 10, 12 o 15 tienen que quedar por detrás.
En el caso de Jack Miller el proceso fue aún más radical, porque el australiano despuntó en 2014 como aspirante al título de Moto3, pero no lo ganó. Ese 2014, Miller sumó 10 podios con seis victorias y ocho poles, pero la balanza cayó del lado de Álex Márquez. Sus duelos entre el aussie, el menor de los Márquez y Álex Rins aquél año nos dejaron momentos para el recuerdo, aunque se le escapó el título.
Hace dos años Honda quería un nuevo Stoner en MotoGP y firmando un contrato directo con la marca japonesa, Miller consiguió un ascenso directo al máximo exponente del motociclismo sin pasar por Moto2 y sólo con el subcampeonato de Moto3.
Miller tiene la difícil misión de demostrar que con sólo 21 años y fuera de un equipo oficial (con la dificultad que eso conlleva y que ya hablamos aquí) que se merece estar en MotoGP, que puede ganar y que puede estar con los mejores.
Un nuevo canguro en busca de su consagración
Dos años después de aquello, Jack Miller ha sido el primer australiano en vencer una prueba de MotoGP desde que lo hiciera Casey Stoner en 2012. Tras la salida en Assen Jackass pasaba de la décimo novena a la octava plaza antes de la aparición de la bandera roja. Danilo Petrucci y Yonny Hernándes también tuvieron su minuto de gloria, pero ninguno de los dos consiguió rematar la faena como sí lo hizo Miller.
Al reanudarse la carrera, Miller demostró un gran tacto sobre su Honda satélite al no perder el control sobre un firme resbaladizo donde pilotos tan consagrados como Valentino Rossi mordieron el polvo. En la tercera vuelta iba tercero y sólo una después dio caza a un valeroso Marc Márquez que lideraba la carrera y le adelantaba sin miramientos.
Durante las ocho vueltas posteriores su ritmo siguió siendo superior y consiguió distanciarse un par de segundos del líder del campeonato y conseguir, finalmente, el primer triunfo del Team Estrella Galicia 0,0 Marc VDS y, lo que es más importante para él, su primera victoria en MotoGP.
Nunca suelo decir esto, pero no sé qué decir. Me siento súper emocionado ahora mismo y es difícil describir la sensación de ganar por primera vez en MotoGP. Me he encontrado cómodo y con confianza en la primera parte de la carrera, pero han hecho bien en sacar bandera roja porque las condiciones eran cada vez más peligrosas.
El circuito resbalaba mucho en la segunda parte, pero inmediatamente me he sentido cómodo. He visto como otros pilotos cometían errores, pero yo he seguido concentrado para seguir yendo rápido y constante sin tomar riesgos estúpidos. Una vez que he pasado a Marc simplemente he tratado de bloquear el pensamiento en mi cabeza de que iba a lograr mi primera victoria, así he podido mantener mi mente despejada.
Cuando he salido de la última chicane y he visto la bandera de cuadros la sensación ha sido increíble. Mi familia y yo hemos hecho muchos sacrificios para lo que hoy ha sucedido y aún no me lo creo. No puedo agradecer lo suficiente al Team Estrella Galicia 0,0 Marc VDS todo esto. Me han apoyado al máximo y nunca han dejado de creer en mí. También tengo que dar las gracias a Honda y a su directiva por darme la oportunidad de demostrar lo que puedo hacer a este nivel. Me llevará un tiempo asimilarlo pero, ¡hoy seguro que lo voy a pasar en grande!
Ahora lo que nos falta saber es si Miller está en condiciones de aguantar el tirón. Ya se esperaba mucho de él el año pasado y en 2016 las expectativas depositadas en el australiano decayeron. Ahora, tras su victoria en La Catedral, las esperanzas se vuelven a disparar. ¿Estará a la altura? ¿Tuvo razón Honda apostando por él?
Fotos | Repsol Media, Marc VDS
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