Luca Marini será el sustituto de Marc Márquez en el Repsol Honda a partir de la próxima temporada. A falta de anuncio oficial, todo parece cerrado para que el hermano de Valentino Rossi firme por dos temporada con Honda, en un extraño movimiento que confirma que nadie en Tokio se cree eso de que Márquez vaya a volver en un año.
En un primer momento, Honda parecía decidida a firmar tan solo por una temporada a cualquiera que fuese el sustituto de Márquez, pero finalmente Alberto Puig ha dado un giro de timón y firmará dos años a Marini. Puede ser el último disparo de Puig en el pie de HRC antes de una marcha que parece inevitable.
Marini lleva un podio en tres años con una Ducati en MotoGP
Aunque aún no hay anuncio oficial, las propias partes confirman que Marini y Honda están cerrando los flecos de un acuerdo que convertiría al hermano de Valentino Rossi en el sustituto de Marc Márquez en HRC. Un contrato por dos temporada que cerraría definitivamente cualquier puerta para un regreso del '93', pero que significa mucho más.
En un primer momento, Honda se había auto exigido que, firmasen a quien firmasen, solo sería por una temporada. Y parecía un buen plan. Dada la tardía con la que ha llegado la salida de Márquez, lo que quedaba accesible en el mercado solo eran pilotos de segunda fila: Fabio Di Giannantonio, Luca Marini, Johann Zarco, Miguel Oliveira, Pol Espargaró...
Ninguno parece el gran nombre que pueda ilusionar a Honda. Caso distinto habría sido que un Jorge Martín se hubiese puesto a tiro. En ese caso, Honda habría estado dispuesta incluso a firmar tres años. Pero con un mercado tan ajetreado como el de 2024 a la vuelta de la esquina, tener las dos motos libres era un buen plan.
Sin embargo, Alberto Puig parece que se lo va a saltar. El mandamás de HRC está dispuesto a firmarle dos años de contrato a Luca Marini, un piloto que en tres temporadas en MotoGP pilotando una Ducati tan solo se ha subido al podio en una ocasión. Sus cifras son peores incluso que las de Di Giannantonio, que también lleva solo un podio pero al menos en dos años.
Marini no parece el piloto más ilusionante al que Honda podría haber fichado. A sus 26 años no es un viejo, pero tampoco un joven de futuro. Si solemos decir que el talento de un piloto se muestra por el tiempo que tarda en adaptarse, Marini necesitó cinco años en comenzar a hacer resultados buenos en Moto2.
No fue hasta 2020, un año caótico por la pandemia, el calendario acortado y los circuitos repetidos, cuando por fin Marini pudo pelear por un mundial. Y lo perdió. Marini fue subcampeón del mundo de Moto2 por detrás de Enea Bastianini en un año en que la media de puntos por carrera del campeón fue de 13,6. Es decir, cuartos puestos. La de Pedro Acosta este año es de 17,8.
En MotoGP su paso no está siendo mucho más brillante. En su primer año, su compañero de equipo, Enea Bastianini, también novato, le sacó 61 puntos e hizo dos podios, por ninguno de Marini. En 2022, un debutante como Marco Bezzecchi se quedó a solo nueve puntos e hizo un podio, por ninguno de Marini. Y en 2023 Bezzecchi lo ha machacado. Le saca 152 puntos.
Honda estaba en una situación tan dramática que el problema no es fichar a Marini, es firmarle un contrato de dos años que, muy probablemente, en solo unos meses Honda querrá rescindir si aparece algo mejor en el mercado. Y la gran pregunta es: ¿Qué ha visto Alberto Puig en Luca Marini para darle a Honda este tiro en el pie?
Alberto Puig cogió a una Honda implacable y la deja en la última posición de MotoGP
Alberto Puig se hizo cargo del equipo Repsol Honda allá por enero de 2018, cuando todo eran días de vino y rosas en Tokio. Marc Márquez ganaba los mundiales como churros, y a Puig le bastó con no tocar nada para que el '93' se anotase también los entorchados de 2018 y 2019. Pero detrás de esas victorias ya comenzaba a crecer un virus.
El virus se llamaba Márquezdependencia, y los únicos que no lo veían eran los que no lo querían ver. Pilotos de la talla de Dani Pedrosa y Cal Crutchlow, que habían ganado y conocían la Honda como la palma de su mano, dejaron de ganar y comenzaron a quejarse de que la RC213V era una moto radical hecha solo para Márquez. La solución al problema fue echarlos.
En la temporada 2019 Márquez acabó primero y segundo en todas las carreras salvo en una, la de Austin, en la que se cayó. Esa fue la peor carrera de Honda en décadas. Por entonces algunos quisieron creer que era solo una anécdotas, pero otros presagiamos que era un vistazo al futuro que le esperaba a Honda si el '93' se constipaba. Y se constipó.
Cuando dos tercos tiran juntos en la dirección correcta es casi imposible detenerlos, pero cuando dos tercos tiran juntos en la dirección equivocada, el desastre está asegurado. Con neumáticos nuevos y Márquez lesionado, Puig pareció convertirse por momentos en el jefe del 'Box 93' más que en el líder de HRC.
Jamás contradijo a Márquez, jamás trabajó en modernizar a Honda adaptándola al nuevo reglamento. Al contrario, le jaleó en el error hasta llegar a una situación en la que el propio Márquez tuvo que huir del infierno que había montado en busca de la marca que, sin él, había ido por el camino correcto. Honda, la marca que pagaba a Puig, ahora está en el lodo.
Lo del otro lado del box directamente ha sido tragicomedia. Se fichó a Jorge Lorenzo, que había tardado un año y medio en adaptarse a la fácil Ducati, para que la difícil Honda le retirase. Después llegó Álex Márquez, pero sin darle tiempo ni a debutar ya se fichó a su sustituto, Pol Espargaró. Quemado, duró dos años y llegó Joan Mir, que se cae más que de novato.
Con más o menos palmarés, novato o veteranos, con estilos finos o agresivos, lo único que han tenido en común todos los fichajes de Puig son dos cosas: todos eran españoles y todos fueron incapaces de hacer tres carreras buenas seguidas con esa Honda. Al menos Luca Marini romperá con lo primero, pero no sería ninguna sorpresa que mantuviese lo segundo.
Y es que el fichaje de Marini no solo parece el canto del cisne de Puig dentro de Honda, sino que es el último disparo en el ya maltrecho pie de HRC.