Decía Álex Rins tras terminar el Gran Premio de Portugal que no entendía por qué "mis rivales no me ponen en las apuestas". El piloto de Suzuki acababa de caerse en las últimas vueltas de la carrera, cuando estaba rodando en la segunda posición y peleaba por la victoria. Y precisamente ahí tenía una buena respuesta a su pregunta.
Desde que llegó a MotoGP en 2017 se ha podido ver un evidente crecimiento de la velocidad de Rins, quien ya en el tramo final de su segunda temporada alcanzó un nivel muy alto. No se puede decir que haya sufrido muchísimas caídas en la categoría, pero muy mal seleccionadas: siempre se va al suelo en el momento más inoportuno, con la consecuente hemorragia de puntos.
Rins pudo ser subcampeón en 2019 y campeón en 2020, pero pocas caídas muy inoportunas lo evitaron
Que Álex Rins es un piloto peculiar se descubre desde el primer momento en que se le echa un vistazo encima de la moto. Su estilo es desgarbado, huyendo de las inclinadas con el codo en el asfalto que tan populares se han vuelto últimamente. Pero los tiempos salen, el crono no miente y casi siempre indica que Rins es uno de los pilotos más rápidos de MotoGP.
Sin embargo, el resto de aspirantes al título casi nunca lo mencionan entre sus rivales. "No sé si es por algo mental o qué. Estoy compitiendo en MotoGP desde 2017 y en 2019 y 2020 ya fui bastante fuerte, pero nunca me ponen en sus apuestas", decía Rins en Portimao. La respuesta la había tenido horas antes en ese mismo circuito.
Rins se cayó a siete vueltas del final cuando estaba escapado junto a Fabio Quartararo en la lucha por la victoria. El francés había tenido el mejor ritmo con diferencia durante todo el fin de semana, pero Rins aguantaba a su rueda, intercambiando vueltas rápidas con él. Hasta que se cayó. Eran 20 puntos que se transformaron en un cero.
"Soy de los que quiere ser campeón ganando carreras, No soy idiota: si me hubiera visto rodando al límite detrás de Quartararo, evidentemente le habría dejado ir", explica, ya más sosegado, el piloto barcelonés en la previa al Gran Premio de España, que se disputa en Jerez. Y donde llegará encendido, como siempre después de cometer un error así.
La clasificación del mundial no miente. De haber acabado segundo detrás de Quartararo, Rins estaría segundo en la general, a 18 puntos del piloto de Yamaha, menos de una carrera. Sin embargo, ahora está séptimo, sin ningún podio en 2021, incluso detrás de la Aprilia de Aleix Espargaró y a 38 puntos de Quartararo, cerca de las dos carreras.
Estaba dando el 200% 🔥 Estaba peleando de tú a tú con Quartararo por ganar la carrera ⚡
— DAZN España (@DAZN_ES) April 18, 2021
Estaba buscando tanto los límites que acabó yéndose al suelo 😔 ¡Qué carrerón nos has regalado, @Rins42! 👏#PortugueseGP 🇵🇹 #MotoGP 🏁 pic.twitter.com/Amp4Sw6FMz
Como decimos, Rins no es un piloto que se caiga demasiado, pero siempre en el momento más inoportuno. Solo hay que irse a lo que ocurrió en 2020. Después de una pretemporada fabulosa, la Suzuki parecía la gran favorita al título siempre que fallase Marc Márquez. Y Rins, por experiencia pero también por velocidad, partía por delante de Joan Mir.
La cosa pintaba bien, pero tardó poco en virar. Rins fue el único piloto de MotoGP en lesionarse antes que Márquez. El piloto de Suzuki se cayó en la primera sesión competitiva del mundial, la clasificación de Jerez. Tuvo que esquivar a Jack Miller, un habitual de la grava, y la caída le dañó el hombro. Se perdió el debut en Jerez y arrastró la dolencia todo el año.
Pero, aún con esos lastres, Rins tuvo opciones reales de ganar un mundial en el que la media de puntos por carrera del campeón fue paupérrima, de 12,2. Acabando cuarto en todas las pruebas un piloto hubiese sido campeón. Rins acabó el mundial tercero en la general, a solo 32 puntos de Joan Mir.
Obviando aquella caída de Jerez, que al fin y al cabo fue en clasificación y bastante desgraciada por el factor de tener que esquivar a Miller, Rins tuvo tan solo dos abandonos en carrera. Pero qué abandonos. El primero en el Red Bull Ring cuando se estaba poniendo líder de la carrera y venía con el mejor ritmo, y el segundo en Le Mans, en lluvia, cuando también venía remontando y ya estaba segundo.
Solo fueron dos caídas, pero dando por buenas las posiciones en las que estaba, y en ambas tenía el mejor ritmo, fueron 45 puntos perdidos. Joan Mir, el campeón mundial, tuvo más abandonos en 2020. Se cayó tres veces, pero lo hizo rodando duodécimo, decimocuarto y decimosexto. Daño de puntos: mínimo.
Entre 2020 y lo que llevamos de 2021 Rins acumula tres caídas cuando estaba luchando por la victoria, pero es una tendencia que ya comenzó en 2019. Aquella temporada sumó sus dos primeros triunfos, el primero derrotando en el cuerpo a cuerpo a Valentino Rossi y el segundo contra el mismísimo Marc Márquez. Talento, a Rins, no le falta.
Pero comenzaron a asomar esas caídas dolorosas. El piloto de Suzuki tan solo abandonó tres carreras en todo el año. La primera en Assen cuando iba liderando la carrera y había tenido un gran ritmo todo el fin de semana, la segunda en Sachsenring cuando estaba segundo detrás de Márquez. Lejos de él pero también del tercero. Y la última en Misano rodando quinto.
Suma total: unos 56 puntos tirados a la basura en solo tres caídas. Con ellos habría estado luchando por el subcampeonato mundial contra Andrea Dovizioso, pero sin ellos acabó cuarto, incluso detrás de Maverick Viñales. Ser un año subcampeón detrás de Márquez, marcar la pauta la temporada que el gran campeón no está... Son ese tipo de cosas que hacen que tus rivales apuesten por ti, las que Rins pudo hacer pero se le escaparon en unos pocos incidentes muy costosos.
La temporada no ha hecho más que empezar, Rins va muy rápido, la Suzuki funciona y, sobre todo, Mir no parece estar imponiéndose con la vitola de campeón dentro del equipo. Rins tiene argumentos para atacarle, empezando por la velocidad a una vuelta, en la que, sin ser brillante, el catalán casi siempre bate al balear. Es pronto, pero Rins debe cambiar las respuestas a la pregunta de siempre si quiere que sus rivales y el resto de paddock empiecen a apostar en serio por él.
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