42.529 personas. Esa fue la triste entrada que recogió el Gran Premio de Gran Bretaña de MotoGP. En Silverstone, uno de los circuitos con más capacidad del calendario, apenas se ocuparon un cuarto de los asientos. Un ambiente desangelado que ni siquiera la victoria de Jake Dixon en Moto2 logró animar demasiado.
Mientras MotoGP ha recuperado grandes cifras de asistencia en países como Portugal, Italia, Francia, Alemania o España, circuitos como Silverstone, Austin o Losail no terminan de enganchar con el mundial. Y, más allá de otros factores, hay una conclusión inevitable: tener un piloto local es fundamental.
La F1 llenó Silverstone. Un mes después, MotoGP solo llenó un cuarto de circuito
Menos de un mes después de que la Fórmula 1 colgase el cartel de no hay billetes en Silverstone con una taquilla de 164.000 espectadores, MotoGP apenas fue capaz de llenar un cuarto del circuito británico. La diferencia es lógica: mientras en la Fórmula 1 tres ingleses salían en las tres primeras posiciones de la parrilla, en MotoGP no hay ingleses.
El mundial de motos está totalmente desconectado del mundo anglosajón. Británicos y estadounidenses apenas tienen representación en MotoGP, mientras que 16 de los 22 pilotos de la actual parrilla son españoles e italianos. Y no, no es solo porque sean mejores. Algunos sí lo son, otros simplemente tienen más oportunidades.
"No puede ser que haya un español o un italiano solo porque el sponsor lo imponga". Fueron palabras de Carmelo Ezpeleta, sabedor de que la mayor presencia de pilotos españoles o italianos está haciendo un efecto arrase que amenaza con expulsar de MotoGP a cualquier piloto que no sea de estas nacionalidades.
Caso claro es lo que está ocurriendo en Pramac Racing. Allí Prima, el patrocinador principal, quiere a un italiano en el equipo, así que pilotos como Tony Arbolino o Celestino Vietti, que están haciendo temporadas muy mediocres en Moto2, podrían dejar fuera al único australiano del mundial, Jack Miller, con lo que eso significaría para Phillip Island.
El poder de los padrinos también afecta a seguir o no en MotoGP. Mientras un inglés como Sam Lowes fue expulsado de la categoría reina solo tras una temporada mala, Luca Marini puede permitirse acabar último cada carrera, o Franco Morbidelli desperdiciar clamorosamente la mejor moto del mundial, sin que peligren sus asientos.
Una situación peligrosa para MotoGP, que empieza a correr serio peligro de dejar de ser un mundial para convertirse en poco más que un campeonato regional italoespañol.