Hace poco os contábamos en un artículo la importancia que tienen los neumáticos en el día a día. Y es que hay que tener en cuenta que es el único elemento de contacto que tenemos con el suelo, así que mantenerlos en perfecto estado tiene que ser una de nuestras prioridades.
Hoy nos queremos centrar en los neumáticos de las motos deportivas, esos que suelen usarse en condiciones extremas tanto en circuito como en tramos de montaña, y que por lo tanto, son más propensos a sufrir desgastes. Para que sepas identificar el origen, hemos creado una lista con los más habituales inspirados en el tutorial de Enjoy the Ride.
Controla las presiones de tu neumático en todo momento
Uno de los primeros puntos que debemos controlar en nuestros neumáticos son las presiones. Éstas pueden ejercer un efecto negativo que acabe con su banda de rodadura y su dibujo prematuramente cuando aumentamos el ritmo, ya sea en el circuito o en la carretera.
No obstante, este mal se puede subsanar si sabemos identificar cuál es el problema cuando aparece. Para ello deberemos observar el desgaste producido sobre la banda de rodadura. Éste nos dará la información necesaria para ponerle solución. Así podemos encontrar dentro de una mala presión dos fenómenos de idénticos resultados.
Por un lado tenemos el neumático frío. Este fenómeno ocurre cuando un neumático está demasiado inflado. El área de trabajo de la rueda no contacta como debería con el suelo, reduciendo su superficie a lo mínimo. Esto produce que la carcasa se quede fría mientras que la superficie del neumático se sobrecalienta. Un efecto que produce desprendimientos en la goma del neumático en forma de escamas justo en los laterales de la banda de rodadura. Para comprobar si esto es debido a un neumático frío, sólo tenemos que meter nuestra uña debajo de uno de estas escamas y comprobar si se puede arrancar fácilmente. Si se pela como una naranja, entonces está claro que tienes un neumático frío por sobrepresión.
En el lado contrario tenemos el neumático caliente. Este efecto se produce cuando la rueda está desinflada. Al contrario de lo que pasaba antes, la superficie del neumático es demasiado grande, lo que sobrecalienta la carcasa, haciendo que la temperatura de la goma suba y se derrita rápidamente. Ésta por la fuerza centrífuga sube a la banda de rodadura (siendo perceptible al ojo humano), creando un efecto bastante parecido al del neumático frío pero que se desprende más fácilmente. Eso si, en este caso, es imposible deslizar la uña debajo de un trozo de goma para poder arrancarla porque está pegado.
La suspensión también puede desgastar tus neumáticos
Si las presiones de tu neumáticos son las correctas pero sigues localizando desgastes, puede ser que éstos estén producidos por un mal ajuste de la suspensión o un deterioro de la misma. Para ello deberemos fijarnos muy atentamente a las marcas que se hayan creado en nuestro neumático.
Y es que si la suspensión está mal, el trabajo que debería ejercer (que no es otro que el de absorber las irregularidades del suelo) lo acaba haciendo la propia rueda. Esto supone un desgaste prematuro que puede llegar a confundirse con el de las presiones del neumático para el ojo inexperto. Por suerte con estas pautas podrás evitarlo.
Lo primero que debes preguntarte es si el amortiguador de la ruedas es el correcto para tu peso. Un muelle demasiado blando o uno demasiado duro puede provocar que la carcasa de nuestro neumático esté sujeta a una tensión mayor de la que debería, provocando un desgaste prematuro de la goma. Para comprobarlo, solo debemos observar si el desgaste se produce de manera irregular y no uniforme.
Si esto es así, casi seguro tenemos un problema con la suspensión, normalmente un problema de rebote. Así pues, si la superficie de goma dañada cuenta con daños intermitentes, la suspensión es seguramente la causante del desgaste, por lo que habría que revisar el rebote y la compresión. Si después de ajustarla correctamente sigue habiendo un desgaste irregular, significará que la suspensión está muerta y deberíamos cambiarla.
No te olvides de comprobar la geometría
La geometría es un factor que se define teniendo en cuenta tres puntos importantes de la moto. La distancia entre ejes, el ángulo de lanzamiento y el avance. Éstos pueden variar en función del chasis, basculante y horquilla delantera, pero su compenetración harán que nuestra moto sea más estable en cualquier momento. Si falla una de estas tres cosas la geometría se va al garete, sobre todo en el circuito, donde pueden aparecer ciertos desgastes que no hemos visto hasta ahora.
Por ejemplo, la falta de peso en el tren delantero (algo menos frecuente porque es muy fácil de identificar al crear inseguridad) puede impedir que el neumático se caliente como es debido, llevándolo a un desgaste prematuro. Esto es fácilmente identificable porque la rueda trasera, en vez de proporcionar una aceleración suave y regular, comenzará a empujar en exceso provocando tirones.
Para comprobar si sufrimos de este tipo de desgaste en el neumático, solo tendremos que observar si se produce un desgaste excesivo en los hombros del neumático comenzando a partir del centro de la banda de rodadura y extendiéndose alrededor de toda la rueda.
Si por el contrario el peso es excesivo delante, el desgaste que se producirá en el neumático delantero será parecido al del neumático caliente pero con una anchura mucho más fina y localizado entre la banda de rodadura y el centro de la rueda. Normalmente, este desgaste suele estar unido a una suspensión delantera demasiado blanda.
El correcto desgaste se verá como una playa
Como habéis visto, hay muchos tipos de desgaste que pueden aparecer en una rueda. Sin embargo, el desgaste óptimo en un neumático deportivo también tiene sus características. Éstas son fácilmente recordables ya que se verán como la arena de una playa cuando baja la marea, o lo que es lo mismo, el dibujo contará con pequeñas ondulaciones casi de manera uniforme a lo largo de todo el neumático. Si nuestros neumáticos cuenta con esta característica, deberemos de estar contentos pues quiere decir que su duración será la óptima a lo largo de su vida.