Ya en Jerez, el pasado abril, me fijé en algo que no es nuevo ni desconocido para mí, pero que al verlo en directo y en ciertas condiciones, me hizo pensar a fondo en quién se supone que es un aficionado a la moto. O un apasionado. O cualquier persona, y en cualquier grado, que sienta afinidad por las dos ruedas. Desde luego la mitad de los descerebrados que vi en Jerez no entran para mí en esa categoría, la de amante o apasionado de la moto. La razón es sencilla, por mucho que “mole” quemar rueda como lo hacen tus ídolos, no dejan de ser patéticos imitadores que son tan torpes como para gastarse unos cuantos cientos de euros (con suerte) por hacer el tonto, bebido, delante de otros tontos también bebidos. Aclaro que cuando digo “los descerebrados que ví”, me refiero tan solo a descerebrados, no a la inmensa mayoría de la gente
Y diréis, ¿a qué viene ahora el cabreo semejante que ha cogido Esteban? Cuando veáis el próximo vídeo lo sabréis. Antes de verlo, sigo con mi perorata, porque me da pena que un porcentaje pequeño (no tan pequeño como me gustaría) de presuntos aficionados den una imagen pésima. No solo por el ruido, en una concentración motera debe de haber ruido, si no por el absoluto desprecio por la máquina con la que se supone que van a volver a casa, de una pieza. Luego los accidentes no serán por culpa de quemar la máquina, serán culpa de otros: la vía, los coches, un camión, el Sol… Espero que se entienda por dónde voy, que luego las cosas se malinterpretan.
Triste, patético. Es una pena que aparte de destrozar una moto simplemente por hacer el… ¿gracioso? delante de unas decenas de borrachos, haya personajes que le ayuden a quemar todavía más goma, haya dos individuos que hagan de “muro” por si se le escapa la maneta de freno (menuda escabechina si se le escapa la maneta)... y que eso sea algo digno de compartir. No solo es el valor monetario del estropicio, es el respeto por aquello que se supone que disfrutas y defiendes, y que te hace sentir especial. Es el maltrato por algo que en teoría quieres.
¿En serio es divertido? Puede que quemar dos segundos de goma por hacer la gracia sea algo más razonable. Estar dos minutos, hasta que el motor se pone al rojo, es seguramente el fruto de una tara considerable. Los pilotos profesionales lo hacen en un circuito, tras ganar (por ejemplo) una carrera, con unas gomas que son para tirar prácticamente, en condiciones especiales. Los individuos como el del vídeo lo hacen por… No sé. Ni siquiera creo que sea por ligar, por ser el más machote, ni nada así. No lo entiendo ni lo entenderé nunca.
Vía | Motorcycle Diary Online
Vídeo | YouTube