Comprar en internet tienes muchas ventajas. Puedes comprar prácticamente lo que te plazca. Motos también, y no precisamente pocas. A un 'youtuber' americano se le ha ido tanto la pinza que se ha comprado un contenedor cargado de motos japonesas importadas. Y hay algunas que son auténticas joyas.
En Japón son terriblemente habituales las motos de 50 cc, y es por ello que no es raro que haya muchas joyas dentro de él.
40 joyas japonesas
Las motos japonesas son únicas en su especie. Porque hay amantes de muchos tipos de motos, pero si los nipones tienen una cultura motera muy especial y llamativa. Así que animarse a comprar un container lleno de ellas es el sueño húmedo de muchos amantes de las dos ruedas.
'Bikes and Beards' es un youtuber yanqui al que le sobra dinero para hacer este tipo de trastadas de vez en cuando. El contenedor llega directamente desde Japón, y se lo dejan en la puerta de casa. Dentro, joyas japonesas por doquier. Muchas de ellas juguetes de 50 centímtetros cúbicos.
La primera, en la frente. Prueba de que se trata de un contenedor pata negra, la primera moto en salir es una 'Bosozoku'. Es estrambótica, extravagante y rebelde, con un tono verdoso muy Kawasaki.
Para quienes no lo sepan, estas motos 'Bosozoku' estaban inicialmente vinculadas a la delincuencia juvenil; ahora pertenecen a un grupo reducido que se dedica a hacer quedadas y exhibirlas... Con mucho ruido. Hasta han conseguido contactar con el dueño original, quien la preparó.
Por allí salen otras muchas joyas en miniatura, como la primera y original Honda Motocompo, la moto plegable de Honda de los años '80. También hay unas cuantas Honda Monkey en miniatura, preparadas hasta los topes y en muy buen estado. Hay hasta una Honda Monkey Baja, una versión dakariana. También otras joyas como uan Suzuki GSXR 50, única en su especie.
Probablemente la más bestia de todo el repertorio sean la Yamaha TRX 850, Honda CBR250RR Fireblade, KawasakI GPZ1000 RX (como la de Top Gun, pero más rápida y en versión 1.0000 cc) y otra Honda NSR250R. Cada una de ellas es especial en lo suyo, y ahora que las clásicas se han revalorizado, cuestan un pastizal.