Parece ser que se ha liado una gorda en Baix Empordà con un circuito supuestamente ilegal construido en una finca del expiloto Sete Gibernau la friolera de diez años atrás. Actualmente los vecinos han iniciado una recogida de firmas contra el circuito mientras que Sete lo está intentando legalizar aunque según se afirma, en la actualidad el circuito no está operativo.
Todo empezó con una demanda de clausura del circuito presentada por uno de los vecinos debido al ruido que se provocaba en él. Con la demanda, exigió ver los permisos de construcción. Tras una larga espera, el Ayuntamiento reconocía que las obras se habían realizado sin la pertinente licencia municipal.
Para ser más exactos, se disponía de un permiso para una explotación agrícula y una vivienda aunque en la actualidad existe un circuito de 1.300 metros de cuerda, siete metros de ancho, edificios para boxes, tallers, aulas, vestuarios y salas de reuniones.
El uso del circuito según la denuncia es de lo más variopinto, desde entrenamientos a pruebas por parte de las marcas comerciales de prototipos. Incluso lo utilizan entidades públicas para promover el rendimiento deportivo y la tecnificación de pilotos.
Me imagino que ahora y durante unos meses (o años) habrá un tira y afloja entre los vecinos y propietarios. Y en vista de los antecedentes en otros lugares, no creo que el circuito consiga las licencias pertinentes, sobre todo a posteriori.
Además la ubicación (a 300 m escasos de Els Clots de Cant Julià, un paraje protegido como Bien Cultural de Interés Nacional) no juega para nada a su favor en este caso.
Parece ser que en las redes sociales ha surgido un movimiento para que se permita la legalización del circuito, escudándose en que no hay zonas de entrenamiento cercanas. Algo muy noble, pero si no lo haces de la forma correcta...
Gracias Ramón!!
Vía | La Vanguardia