El temido día en el que tendríamos que lamentar un suceso trágico de la mano de uno de los medios de movilidad que mayor difusión está encontrando en las grandes ciudades, en algunos casos de manera descontrolada o al menos desordenada.
Se ha confirmado el primer atropello mortal de un patinete eléctrico a un peatón, y ha ocurrido en la localidad barcelonesa de Esplugues de Llobregat.
Según narra El País, el accidente ocurrió cuando dos jóvenes circulaban subidos a un patinete eléctrico sobre la acera de la rambla del Carme a una velocidad de 30 km/h cuando el vehículo de movilidad personal (VMP) chocó contra una anciana ayudada por un andador. Tras el choque la mujer de avanzada edad fue trasladada al Hospital Moisès Broggi en estado muy grave donde no pudo superar las lesiones producidas.
En realidad el trágico suceso no ha ocurrido ahora, sino que aconteció en verano durante el mes de agosto. El procedimiento judicial se ha llevado bajo la máxima discreción pues se trata de un asunto sensible y en un escenario de responsabilidad judicial que no cuenta con una base sólida, al menos de momento.
¿Qué dice la Ley sobre los patinetes eléctricos?
El juzgado de Espluges que ha asumido el caso inició una investigación para determinar exactamente lo que ocurrió para entender de qué manera actuará ahora la justicia. Con la Ley en la mano no se trata de un atropello porque el Reglamento de Vehículos aún no recoge a los patinetes eléctricos como un vehículo, por lo que no se pueden aplicar ningún delito contra la seguridad vial.
Por el momento, de los dos jóvenes que circulaban en el patinete eléctrico, se considera al menos al conductor como investigado como autor de un posible delito de homicidio imprudente por el que podría ser sentenciado con una pena de cárcel de hasta cuatro años.
El segundo caso de muerte relacionada con patinetes
Ésta no es la primera muerte relacionada con el uso de patinetes eléctricos. Este suceso trágico se une a otro ocurrido el pasado 23 de octubre cuando una mujer de Sabadell falleció a causa de otro desafortunado accidente con un patinete eléctrico.
En aquel caso la mujer de 40 años circulaba con su patinete eléctrico por la acera cuando por causas que no han sido determinadas cayó a la vía justo delante del conductor de un camión que no pudo evitar el atropello. Pese a ser trasladada al hospital con vida acabó falleciendo dos semanas más tarde como consecuencia de las lesiones producidas.
Tras el fallecimiento de la mujer el Gobierno ha comenzado a plantearse la necesidad de tomar medidas. El ministro de Interior Fernando Grande-Marlaska advirtió sobre el riesgo de que los patinetes eléctricos pudieran ser al mismo tiempo "víctimas y victimarios", es decir, también culpables de accidentes.
Desde entonces se está gestando la idea de implementar la obligatoriedad de un seguro de responsabilidad civil mínimo para el uso de patinetes eléctricos y otros vehículos de movilidad personal, aunque para ello antes hay que tomar otras medidas previas.
De momento en caso de accidente con un VMP las víctimas deben reclamar los daños causados iniciando un procedimiento judicial privado que comienza interponiendo una denuncia policial. A partir de ahí serán los juzgados civiles los que determinen quién tuvo la culpa del incidente y quién debe hacerse cargo de los daños personales y/o materiales ocasionados.
¿Qué debería decir la Ley?
Si no se hubiera intentado dejar pasar a los vehículos de movilidad personal como si de una moda temporal se tratase, la DGT tendría que haber regulado apropiadamente el uso de los patinetes eléctricos pero también del resto de VMP que están proliferando en las grandes ciudades.
Ahora la DGT está intentando a marchas forzadas desarrollar una normativa aplicable a estos vehículos, empezando en primer lugar por el desarrollo de una clasificación que identifique apropiadamente a los VMP y establezca unos requisitos mínimos ya sea una certificación, homologación o matrícula y seguro incluso si fuera necesario.
Esta clasificación llegará, si todo va bien, a comienzos de verano de 2019 y cuando lo haga por fin se reconocerá a los VMP como lo que son: vehículos. Sólo entonces se les podrá aplicar la normativa que regula al resto de usuarios de las vías y contemplar su actuación bajo el marco de la Ley de Seguridad Vial.
La pelota de la DGT en el tejado de los ayuntamientos
Hasta ahora lo único que hemos conseguido ha sido un vacío legal desde la publicación en 2016 de la Instrucción 16.V-124 publicada por la DGT, sin carácter normativo. Desde entonces la inactividad del organismo ha provocado un escenario de no-regulación que ha forzado a las entidades locales a tomar medidas vía Ordenanza para atajar el problema de ordenación de movilidad sobrevenido con los VMP.
Ayuntamientos como el de Madrid o Barcelona ya han tenido que abordar la problemática de los VMP a través de Ordenanzas Municipales que se han basado a su vez en la Instrucción 16.V-124 de la DGT. El único clavo que han tenido para agarrarse.
Compartir espacios con nuevos modos de transporte siempre es conflictivo, pero en este caso aún más. Madrid y Barcelona están intentando sacar a los patinetes de las aceras.
La falta de sentido común entre los usuarios no ayuda
El problema va más allá de una cuestión circulatoria; es conductual. Los primeros focos puestos sobre los desplazamientos en patinete eléctrico indican que en un alto porcentaje no están sustituyendo a desplazamientos que antes se realizaban con vehículos a motor: están sustituyendo a los desplazamientos a pie.
En su mayoría los usuarios de patinetes eléctricos son, por tanto, peatones que dejan de andar para moverse en pequeños vehículos que alcanzan hasta 30 km/h y... lo hacen por las aceras.
Hasta el momento las ciudades se han repartido de un modo bipolar: aceras para los peatones y calzadas para los automóviles. A medida que la movilidad cambia y que los consistorios buscan reducir el tráfico rodado en los núcleos urbanos, nuevos medios de transporte buscan su sitio a caballo entre dos espacios creando conflictos en ambos.
En ausencia de una Ley que determine claramente quién debe hacer qué según el medio de transporte que utilice, algunos usuarios hacen un uso irregular de los VMP y cuando el sentido común no se aplica en problemas de circulación acaban ocurriendo desgracias tarde o temprano. Y de momento sin ni siquiera un seguro que proteja a las partes implicadas.