Bueno, es posible que ahora haya exagerado un pelín, pero sin duda la carrera que rememoramos hoy (ya inmersos en el fin de semana de carreras) es sin duda una de las peor organizadas de la historia. Hablamos de la carrera de Nürburging de 1999 en Superbikes, la debacle del aceite.
Todo comienza cuando el piloto con el dorsal número 15, Jerman (Kawasaki) abandona la carrera por avería mecánica justo tras la recta principal, antes de la primera curva del trazado alemán. El resultado es que todo el aceite del motor queda regando la pista, y aunque tras Jerman cae Macias (Ducati), y entonces se revela que la mancha de aceite está en el punto de frenada. ¡Estupendo!
Se producen más accidentes y nadie hace nada por arreglarlo, no hay banderas, no hay organización responsable que perturbe la carrera para limpiar el aceite. ¿En qué estaban pensando? Esto es impensable hoy en día, nadie en su sano juicio dejaría seguir una carrera cuando el peligro de caída es tan evidente como demuestran las sucesivas arrastradas: Pierre Francesco Chilli, Yanagawa, Noriyuki Haga… hasta que se cae Colin Edwards en la vuelta 12, después de recuperar posibles caídas en vueltas anteriores, y se agarra un cabreo descomunal.
Y no es para menos, carrera a la basura por la incompetencia de la organización. No me extraña entonces que Edwards decidiese sabotear la carrera echando gravilla, a ver si así algún iluminado sacaba la bandera correspondiente.
La carrera fue tan desastrosa que ni banderas azules enseñaron, así ocurrió que Carl Fogarty se llevó puesto a Krauss, a quien nadie enseñó la bandera azul (a lo mejor era un trapito). Qué desastre…