Hace no mucho tiempo recogíamos en Motorpasión Moto los viajes y aventuras de un auténtico privilegiado del mundo del motociclismo: Jamie Robinson. Éste había llegado a correr en el Mundial de Motociclismo en la categoría de dos y medio pero por varios motivos, entre los que estaría el no ser suficiente rápido, para qué mentir, no consolidó su trayectoria.
Durante aquel viaje, que recomiendo a todos leer, Jamie hizo una visita a uno de sus mejores amigos del ámbito de la competición. Aquel personaje que vivía con su mujer y su hija en una casa de ensueño era, ni más ni menos, que el mismísimo Max Biaggi en persona. Gracias a la confianza que el británico y el Corsario tienen, hoy podemos disfrutar de una de las entrevistas más naturales que haya visto, bastante lejos de la mirada de los managers y los intereses de marcas y fabricantes.
Repasamos su historia, su vida, y alguna de las anécdotas que ha vivido a lo largo de su carrera deportiva. Hablamos con el rey de las 250cc, un Campeón del Mundo que no vio un circuito de cerca hasta cumplir los 18 años. Sin más dilación, os dejo con Max.
ACTUALIZACIÓN: Hemos transcrito y traducido la entrevista para facilitar su difusión.
Entrevista de Jamie Robinson a Max Biaggi, transcripción
En los inicios.
Con 18 años fuimos a Vallelunga. Es el circuito más cercano a Roma. Vi ese pedazo de circuito, me pareció enorme… antes de eso no había nada, en mi familia nunca hubo motos, scooters, ni pasión por la competición. Ni mi padre ni yo sabíamos nada sobre categorías, motores etc… Y bueno, cuando calentaban los motores a lo largo del pitlane recuerdo cómo me vibraba el pecho con los golpes de gas. Desde entonces he hecho algunas buenas carreras que tengo guardadas en mi corazón. Mi mejor carta de presentación es haber corrido con los más grandes del motociclismo italiano.
En la Filosofía de competición.
Vivir el momento. Ir de carrera en carrera. Nunca pensar sobre un año en otro, porque de hacerlo te sientes forzado y es peligroso tener la cabeza en otra parte. Necesitas apoyo y hacerlo bien la temporada anterior… vivía el momento con mucha pasión al 100%, muy concentrado y motivado, entrenando como un loco. Una cosa que siempre tienes en la cabeza es tu sueño, porque ese sueño es el fuego del deseo, me da la fuerza para hacer algo que puede que consiga, o puede que no, pero siempre está ahí, y es bueno soñar.
En el éxito.
Cuando llegué al campeonato del mundo de 250cc, siempre pensé en cosas como… vale, estoy aquí, pero aun no he logrado nada. Soy muy crítico conmigo mismo, ese es quizá uno de los pilares de mi carrera. Incluso cuando lo he hecho bien, pero no he ganado, he sido muy duro conmigo. Pero cuando alcanzaba el número uno, ese era el momento de relajarse y respirar hondo.
En la madurez.
A veces pienso… tengo 40 años, ¿por qué sigo compitiendo? No siento esa edad, quizás porque empecé bastante tarde y no tengo tantos años a la espalda. Con la edad también se hace más dulce que cuando tiens 18 años, cuando por ejemplo ganas el campeonato del Mundo otra vez con 38 años te das cuenta de lo que has logrado, realmente sientes que has hecho algo grande. Por un momento, después de la bandera a cuadros ya estás pensando en el siguiente año.
En la preparación para competición
Cuando llego al circuito, tan sólo cambio. Dejo la mente en blanco. Soy un hombre distinto. Es la gente con la que estoy compitiendo, la atmósfera me hace sentir eso. Ese momento de cambio no llega cuando me pongo el mono y cojo el casco, llega cuando me sumerjo en todo ese circo del paddock. Me hace sentir confiado cada vez más hasta que llega la hora de la carrera, no entreno para eso, no preparo la mente, es simplemente el lugar al que voy a “cazar”.
En Aprilia.
En 1994, Aprilia y yo ganamos el primer campeonato del mundo de 250cc para Aprilia y también para mí. Aprilia ha estado siempre a mi lado, tenemos algo especial. Hay química, nos entendemos. Su ADN está en mi sangre.
Siendo padre.
La competición siempre fue mi prioridad, pero por supuesto cuando eres padre cambia. Para mi son nuevas emociones y sentimientos, que se convierten en energía cuando llegó a casa tras correr. Ahora quiero hacer esto para garantizar el futuro a mis hijos aunque, claro, tampoco hace falta ser tan dramático.
Retiro.
Tengo motivación, quiero pensar que 2012 será un buen año. Quiero estar compitiendo de momento. No me quiero retirar y arrepentirme, quiero estar seguro de haber dado todo de mí.
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