Por muchas veces que estés acostumbrado a montar en moto, siempre hay ocasiones especiales en las que tienes una sensación de intranquilidad o nerviosismo, otros más románticos lo llaman “mariposas en el estómago”, el comenzar una nueva ruta, estar en la parrilla de salida de una carrera o simplemente afrontar un viaje especial pueden ser unas de estas situaciones de nerviosismo incontrolado. En concreto a mí me pasa siempre en dos ocasiones, al estar en un circuito antes de una vuelta de reconocimiento y en la que ahora nos ocupa. El primer día al comenzar una ruta por Marruecos.
Como ya os anuncié, este año comenzamos nuestra aventura que nos llevará a recorrer más de mil kilómetros por tierras marroquís en compañía de los mejores profesionales de Africa Star y no lo digo a la ligera, esto se nota nada más aterrizar en el aeropuerto de Marrakech. Nada más atravesar el control de pasaportes, que por cierto es mucho más ágil y rápido que al hacerlo por Ferry, ya tienes a alguien esperándote con el oportuno cartel para conducirte a ti y a tus voluminosas maletas, con todo el equipo de montar en moto, al minibús que te lleva a la ciudad desde la que sale la primera etapa, y esto es algo que agradeces al instante.
Allí mismo en pleno aeropuerto es donde conocí a mis nuevos compañeros de aventura. Cuatro coruñeses, cuatro orensanos y un Valenciano seremos los integrantes de esta expedición que en esos momentos comienza su andadura hacia la ciudad de Ouarzazate uno de los referentes en Marruecos del mundo del motor. Pero para llegar hasta ella y como advertencia de lo que nos espera, tenemos que atravesar el Gran Atlas por el puerto de Tichka con una altitud de unos 2.260 metros donde todavía se divisan los neveros teñidos de blanco, mostrando a cada curva que damos paisajes impresionantes que te hacen desear no estar en ese minibús y poderlos recorrer en moto.
Como os digo la llegada a Ouarzazate después del paciente viaje en bus y los primeros contactos con la manera y costumbres de la peculiar conducción marroquí, hace que nada más que entramos en la ciudad, algo nos anuncia que allí se viene a comenzar rutas del motor. Concesionarios de motos, quads, coches, buggies y demás, flanquean algunas de sus avenidas principales, donde ofrecen todo tipo de alquileres de sus productos. Pero la llegada a nuestro primer hotel de partida está próxima en cuanto recorremos un par de avenidas.
Y allí, como no puede ser de otra manera, nos están esperando Rubén gerente de Africa Star y su grupo de mecánicos y ayudantes con todas las motos y coches de asistencia, en perfecto estado de revista a la puerta del bonito y acogedor hotel. En esos momentos enseguida te olvidas de la de horas que llevas viajando, del cansancio acumulado, del tiempo que llevas esperando este momento, y lo único que quieres es subirte a una de las diez motos relucientes que están allí aparcadas.
Pero eso no ocurrirá hasta mañana, es tarde/noche hay que acomodarse, cenar y realizar el primer briefing donde se nos aclararán muchas dudas de las que nos van surgiendo. Nos anuncian desde Africa Star que mañana después del desayuno se nos asignará un moto con GPS, un teléfono móvil , un Walkie talkie y en mi caso incluso un Spot de localización vía satélite, pero todo eso será mañana por lo que te acuestas con el deseo de que la noche pase lo más rápido posible para comenzar a disfrutar.
Continuará…
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