Esta es la Bestia de Valtorón, un dragster sobrealimentado, reciclado y made in Spain

La Bestia, el afamado dragster de Valtorón cumple cuatro años. Muchas horas lleva metida esta atípica joya de los hermanos Delgado que se hizo con un buen puesto en el Campeonato Mundial de Constructores de 2014. La lista de modificaciones es larga, todo está tocado. Desde el lanzamiento de la horquilla Yamaha, a la que remata una tija muy especial, hasta el alargado basculante. Todo para conseguir una radical distancia entre ejes.

Te contamos cómo se gestó en detalle el engendro sobrealimentado con corazón de Kawasaki Z 1000 de 1976 con amortiguador trasero sin concesiones a la comodidad, y que la hace más dura que una tabla. Un ejemplo de que la sobrealimentación es algo que siempre ha estado ahí, en los proyectos particulares.

Alumbrando una bestia

El tema de la sobrealimentación está candente, incluso si es por lo de las emisiones hoy día, no podemos olvidar que ya estuvo en los modelos de los años 30, volvió en los 80 y ahora lo tenemos otra vez de vuelta. En Estados Unidos existen clubs de dragsters desde hace décadas, que usan entre otras, la base de la Hayabusa de Suzuki. También en Europa los hay, aunque en menor medida.

El proyecto que puso a los hermanos Delgado en el candelero de la transformación de motos únicas, el de La Bestia, se originó buscando precisamente eso, un proyecto atractivo donde meterse. Lo encontraron en Francia: “el tema de este dragster surgió así, buscando y buscando en el mercado de segunda mano, encontramos un anuncio en Francia y vimos que la moto tenía mucho potencial, pero tampoco se sabía si funcionaba o si estaba rota. Eso forma parte también del encanto”.

Funden el aluminio reciclado que usan, que proviene de todo tipo de materiales, desde llantas hasta latas de refrescos

Una vez con el cacharro ya en su fundición de Valdetorres del Jarama, a escasos kilómetros del circuito madrileño, Pablo y Carlos iniciaron el proceso de restauración y transformación de la parte ciclo y de la carrocería de este bicho entonces venido a menos, usado antes para las carreras en línea, desde la nada hacia el exclusivo prototipo.

Partiendo de esa nada, empezaron a modelar en arcilla la pieza estrella del conjunto: el cuerpo. Como escultores, ponen y quitan, y van dando forma al prototipo. Tras su reproducción en escayola se pasa a una de cera después, y al volcado en el molde de fundición finalmente.

Es aquí donde sobresalen estos artesanos tradicionales del metal, que acumulan más de 20 años de experiencia, en el proceso de fundición y volcado. Funden el aluminio reciclado que usan, que proviene de todo tipo de materiales, desde llantas hasta latas de refrescos, con el que hacen también las otras piezas menores del conjunto.

El proceso entraña más complejidad de lo expuesto, pues después irán con el acabado. El resultado: una carrocería en una pieza única que parece una joya de orfebrería en aluminio satinado.

El metal es lo que les gusta, no quieren taparlo. ¡Que se vea! Sus bellas formas y continuidad recuerdan a las antiguas monocasco de competición aunque no lo sea. Anclado al chasis de acero altamente modificado, su excesivo y abultado motor sobresale por todos lados.

El sobrealimentado corazón de La Bestia

Un motor modificado, turboalimentado y sobredimensionado hasta los 1327 c.c. que llega hasta los 230 cv de potencia

Los de Valtorón han estado siempre “muy influenciados y movidos por el impulso de motos de época”, pero su punto fuerte es el metal. Como otros preparadores, para nuevos proyectos parten de motos que no atraviesan su mejor momento. Mientras ellos se dedican a lo suyo y a fabricar el mayor número de piezas posibles, es Alfonso Jimenez (AJM Motor, también de Valdetorres del Jarama), un mecánico cercano a ellos y de dilatada experiencia incluso en competición, quien se encarga de la parte mecánica más exigente.

Poncho, como lo llaman los amigos, ha sido el encargado de devolverle el latido a La Bestia, a este motor modificado, turboalimentado y sobredimensionado hasta los 1.327 c.c. que llega hasta los 230 cv de potencia. Son las expertas manos de este mecánico con las que cuentan Pablo y Carlos Delgado en este y otros proyectos, mientras ellos hacen su arte sobre las que serán las transformadas proporciones de la moto.

La génesis de la marca Valtorón

"Las cosas exclusivas siempre son deseadas, lo han sido y lo serán”, Hermanos Delgado

Como ellos mismos cuentan, crecieron en un ambiente artístico, adquiriendo las habilidades que hoy día les han llevado a labrarse un nombre. Trabajaban y lo siguen haciendo para escultores, aunque han “tenido una gran experiencia en la restauración, personalización y en las carreras de motos de época en todo el país”. Es esta afición lo que los llevó a dar finalmente el paso para conjugar ambos mundos.

Aunque La Bestia ha sido su creación más sonada hasta la fecha, llegando a conseguir entre otros el noveno puesto en el Campeonato Mundial de Constructores de 2014 (categoría de Freestyle), “siendo la primera vez en la historia del campeonato que unos constructores españoles quedan en el top 10”, los hermanos Delgado han hecho otros proyectos antes y después de ella.

Proyectos que ya abordaremos y que usan tanto bases de motos clásicas como modernas para alumbrar estas obras únicas y exclusivas. Bases de BMW como la Nine T, el encargo de una K 1600 que les llegó desde Alemania, una BMW R75 o una BMW K1 (muy usada por todos los transformadores para tales menesteres). ¿Quedará alguna K1 de serie en España?

Hoy día ofrecen en su web una Harley Dadvison bajo los metálicos cánones de Valtorón, prueba de cómo les ha cambiado el negocio. Una cosa está clara: han conseguido unir los dos mundos que más les gustan, y como “las cosas exclusivas siempre son deseadas, lo han sido y lo serán” pueden tirar hacia adelante con Valtorón. Esperemos que por muchos años.

Vía | Transformaciones Valtorón

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