Hay competencias tan desconocidas como impactantes y locas. Todos conocemos las generalistas: MotoGP, Superbikes, y otras mucho más pasionales para los aficionados como las road races, llena de devotos motoristas como los del TT de la Isla de Man.
Luego están las que nadie conoce, como aquellas que involucran a motos raras, ruedas triangulares a la mafia. Tirando del mismo hilo existen ciertas competiciones un tanto olvidadas pero espectaculares. Hoy hablamos de una tan extravagante como arriesgada y adrenalínica: el Sidecar TT.
El récord mundial de velocidad en sidecar está en los 193 km/h, batido en 2022
Seguro que si alguna vez has ido de ruta te has encontrado a algún sidecar. Esas motos a las que se les acopla un remolque lateral con asiento. Por cierto, existe una disputa histórica sobre quién inventó el sidecar: si un francés que solicitó la patente en 1982 o un taller inglés que según dicen, se apropió del invento en 1900. Eso es otra cuestión.
Sea como fuere, los sidecares una de las primeras competiciones de moto del mundo que sigue viva, mucho más que MotoGP o Superbikes. En los orígenes de todos ellos está el Mundial de Sidecar, una de las más longevas de la FIM y que a día de hoy sigue disputándose (no con muchos seguidores).
En otras ocasiones en Motorpasión Moto hemos hablado del Sidecarcross, una peculiar competición que multiplica la dificultad y riesgo de sus participantes… Que como puedes imaginar consiste en acoplarle un sidecar a una moto de motocross... Y a pringarse de barro. Sinónimo de (mucho) riesgo.
Si eso ya parecía arriesgado espera a saber que en el TT de la Isla de Man hay una disciplina reservada para los sidecares: el Sidecar TT. Corrieron por primera vez en 1923, y solo tres años después desapareció por la falta de participantes. Hasta que volvieron en 1954, motos con una cilindrada máxima de 500 cc; de 750 cc en 1968 y 1.000 cc en 1976.
Son motos únicas. Si bien no son tan potentes como el resto de motos que corren en el TT de la Isla de Man, tampoco se quedan cortas. Funcionan con motores de 600cc de cuatro cilindros, 675 cc de tres cilindros y 900 cc bicilíndricos en paralelo.
Si las motos son únicas, los pilotos son excepcionales. Almas pasionales cuyo sentido de la peligrosidad es inexistente. La tragedia azotó a la disciplina en 2016 cuando en la segunda prueba de los Sidecar TT en Ballaspur cuando Ian y Carl Bell, padre e hijo competían. Tras un terrible accidente, ambos fallecieron después de una vida dedicada a los sidecares.
Hay quien dice, como Peter Essaf (compitió en los '90), que la "mejor parte de los sidecares es ser el pasajero" y que cuando te subes, " solo puedes creer en tu piloto". Y viceversa, si el piloto no confía en el pasajero en el peligroso baile de curvas, pueden provocar un terrible accidente. Por eso, como los pilotos de rallies, memorizan con detalle los puntos de entrada en curva y frenada. Todo esto durante trazados de hasta 60 km y 200 curvas.
Su dinámica es sencilla: quien lleva los mandos de la moto se coloca detrás del motor con las manos cerca de la rueda delantera. El pasajero es el que bascula y se mueve en la plataforma transfiriendo el peso hacia un lado u otro según la curva. También son capaces de hacer frenar la moto o bien ganar velocidad punta si se inclinan o retraen. Una simbiosis perfecta entre piloto y copiloto para que todo fluya.
No van a velocidades precisamente bajas. En 2022 una pareja de británicos marcó récord mundial de velocidad sobre un sidecar: 193 km/h.
Hubo incluso un momento en la historia en la que un piloto de sidecar fue más rápido que una 500GP de MotoGP. En aquella época los sidecares estaban propulsados también por motores de dos tiempos y 500 cc. En 1988, Rolf Biland consiguió rodar en el circuito de Jerez más rápido que Eddie Lawson y su Yamaha YZR500: llegó a marcar 1:49.37 sobre el mejor crono de Lawson de 1:50.12.
Hablando de récords uno de los nombres más sonados es el de los hermanos Birchall. Bajo el brazo llevan varios mundiales y unos cuántos récords como el de velocidad. Ben y Tom Birchall llevan compitiendo en esta disciplina desde hace décadas, y han ganado doce veces el TT e incluso las categorías de F1 y F2.
Las cámaras on-board son una auténtica pasada, y parte de la espectacularidad del artículo. Mientras calentamos motores para la próxima edición del TT, muy atento a la toma desde el casco de los hermanos Birchall:
Irónicamente quien lleva prácticamente el control del sidecar es el copiloto. El piloto simplemente se dedica a dar gas a la moto, mientras que el copiloto va en un cajón con asidero del que se descuelga constantemente para ayudar a tomar las curvas. Cuando llega una recta, se guarda para favorecer la aerodinámica y velocidad máxima.
En el vídeo se puede presenciar cómo están a punto de acariciar el asfalto incluso con el casco, prácticamente descolgados de la caja del sidecar.