Tras la finalización de la etapa prólogo, conocíamos los problemas que había tenido Laia Sanz al vadear uno de los ríos que se encontraba en el recorrido. A la KTM le entraba agua por la zona del filtro de aire y se paraba. Pero a pesar de la rapidez de Laia y de la ayuda del público, perdía algo más de tres minutos que, en un tramo de solamente 11 km suponía acabar la etapa en el puesto 114. Así lo contaba ella.
Sin embargo y de cara a la salida de la etapa del día siguiente, Laia Sanz pedía una recalificación, algo que permite su condición de piloto élite (reconocibles por el dorsal con fondo amarillo). Esto le permitía adelantar puestos y partir mucho más adelante.
Como no, algunos dejaban comentarios a Laia diciendo que eso era antideportivo ya que el río estaba para todos. Sin embargo, es uno de los privilegios de los pilotos Élite, elegidos por la organización en función de su palmarés o méritos deportivos.
En total cada piloto puede pedir hasta un máximo de tres recalificaciones (la realizada en el prólogo no cuenta). Y están permitidas con el fin de evitar situaciones de riesgo puesto que cuando un piloto de los punteros pierde mucho tiempo y tiene que salir mucho más atrás, cuenta con un ritmo muy superior al resto de participantes que salen con él, con lo que adelantará a muchos pilotos creando situaciones peligrosas tanto para él como para el resto.
De esta forma, el tiempo perdido sigue figurando en la clasificación pero puede salir en un puesto mucho más acorde a sus aptitudes y nivel de conducción.
Por cierto, la foto que encabeza el artículo muestra el momento en los que Laia Sanz tuvo el problema con la moto.