En Yamaha están perdidos, muy perdidos. Después de lo visto a lo largo de la temporada, de este fin de semana y sobre todo, después de la carrera de ayer, ya no hay dudas de que en Yamaha no tienen nada claro ni cuál es el problema ni mucho menos cómo solucionarlo.
La mayor prueba de ello es que el sábado por la tarde, después de las dos sesiones clasificatorias en las que Valentino Rossi no pudo luchar por la pole y con Maverick Viñales directamente naufragando en la Q1, decidieron dar un golpe de timón muy arriesgado y volvieron atrás en el tiempo sin cruzar ninguna puerta, concretamente a 2016.
Chasis 2016, motor 2017, resultado incierto
Una vez realizado el cambio de chasis, parece que la situación tampoco ha cambiado demasiado a tenor de los resultados de la carrera del domingo. Parece que Rossi consiguió mantenerse en mayor o menor medida cerca del grupo de cabeza y finalizó la carrera en quinta posición pero a casi 14 segundos de un Dani Pedrosa que se impuso en una vibrante carrera. En cualquier caso, rendimiento parecido al que estaba consiguiendo con el chasis 2017 hasta ese momento.
Por su parte, Viñales acabó firmando en el Gran Premio de Valencia uno de sus peores fines de semana al menos de las últimas temporadas. El piloto de Rosas no fue capaz de pasar a la Q2 el sábado y el domingo, tras el cambio de chasis, no pudo ni siquiera colarse entre los diez primeros clasificados. A más de 35 segundos del líder, Viñales cruzó meta en décimo segunda posición.
¿La puntilla a la situación? El rendimiento espectacular de Johann Zarco. Mientras que Rossi y Viñales pasaban las vueltas en la carrera de ayer luchando contra su moto y contra un gran desgaste de los neumáticos, Johann Zarco era capaz de pelear hasta la última curva por la victoria con su mismo chasis y con neumáticos blandos. Algo sin duda totalmente contradictorio.
De todas formas, la lectura principal de toda esta situación no es sólo el rendimiento de las Yamaha oficiales en la carrera del domingo. Cuando hay un nivel tan grande como el que tenemos en MotoGP, sacar del camión un chasis el sábado por la tarde, montarlo sobre un motor y ponerlo en pista pretendiendo ganar la carrera es absurdo.
Estas motos requieren una gran puesta a punto y en un mundo en el que un cambio de un milímetro en un ajuste marca la diferencia, poner en pista una moto que no se ha probado no te va a dar resultados inmediatos. Pero en Yamaha ya sabían esto y si hicieron ese cambio tan drástico el sábado no fue pensando en el domingo. Fue pensando en el martes y, sobre todo, en 2018.
Y esa es la principal lectura que hay que hacer. Ver como una marca como Yamaha recurre a un chasis antiguo a la hora de afrontar la próxima temporada es una señal muy clara de que no saben cómo solucionar los problemas que tiene la moto de este año. Y ver cómo lo hacen en el marco de un Gran Premio porque ya lo dan por perdido y actúan a la desesperada es muy revelador.
En ese contexto, la situación es bastante precaria para la marca de los tres diapasones. En los últimos años al menos, no se recuerda una situación parecida en la que una marca se planteé correr con una moto con dos años de antigüedad. Ver como los responsables de la marca de Iwata barajan la opción de trabajar en 2018 con la moto de 2016 es cuanto menos llamativo. Pensar en el futuro recurriendo al pasado es una medida de choque muy reveladora.
En cualquier caso, tendremos que esperar hasta mañana y hasta los sucesivos test para ver las líneas de trabajo que va asumiendo el Yamaha y para comprobar si finalmente optan por desempolvar los viejos chasis de cara al año que viene o si por el contrario, el orgullo japonés se impone y se da carpetazo total al pasado para centrarse únicamente en el futuro. Otro asunto que habrá que seguir muy de cerca es la solución de Yamaha para Zarco. ¿Qué material tendrá el francés en 2018?
Fotos | Yamaha MotoGP