Fue un desmorone impactante. Fabio Quartararo tenía ganado el Gran Premio de España de MotoGP. Lideraba con soltura en Jerez habiendo salido desde la pole position, y su ritmo era el mejor. Pero de repente perdió un segundo en una vuelta con Jack Miller, y entonces comenzó a irse para atrás: terminó decimotercero.
En un primer momento todos pensaron en un problema mecánico en la moto, pero no, lo que afectaba a Fabio Quartararo era un viejo conocido de MotoGP: el síndrome compartimental. Una lesión habitual entre los pilotos que ya ha obligado a pasar por el quirófano a cuatro corredores tras solo cuatro Grandes Premios.
Quartararo es la segunda vez que se opera con solo 22 años mientras que Rossi nunca ha tenido problemas
Cuando hacemos ejercicio los músculos actuantes se agrandan. Expanden sus dimensiones a causa del esfuerzo, y en el caso de los pilotos de motos los que más trabajan son los antebrazos. No solo en los cambios de dirección, sino más a la hora de levantar la moto y, sobre todo, en las frenadas. Ese es el punto crítico.
El problema es que en ciertos deportistas, el músculo se expande, pero la fascia no. La fascia es una especie de tela que cubre el músculo, y que en caso de no extenderse junto a él causa una lógica opresión, con la pérdida de fuerza consecuente. Se da especialmente en atletas jóvenes que hacen un ejercicio repetitivo. Los pilotos son el retrato robot.
"Seguí peleando durante seis vueltas más con el dolor, para mantener un segundo, pero era simplemente imposible para mí. No tenía más fuerza. Era peligroso para mí correr la segunda mitad de la carrera, pero no quería parar porque sabía que tal vez uno o dos puntos pueden ser realmente importantes para el campeonato", decía Quartararo al bajarse de la moto en Jerez.
No son de extrañar sus lágrimas de frustración al terminar la carrera. Tenía la victoria en la mano y no había recibido ningún aviso de lo que podía pasar. Todo el fin de semana de Jerez, y las tres carreras previas, se habían desarrollado sin dolores. Pero aparecieron en el peor momento posible: en mitad de la carrera española.
El desastre es doble porque con solo 22 años Quartararo ya ha sido operado dos veces del síndrome compartimental. La primera fue en 2019, su primera temporada en MotoGP, y desde entonces solo había tenido algunos problemas en Portimao, la última carrera de 2020. La aleatoriedad de la afección es llamativa.
Muy contentos! operación totalmente satisfactoria. Gracias al Dr. Eduardo Sánchez Alepuz y su equipo por los cuidados recibidos en el Hospital IMED Valencia ✨ pic.twitter.com/BliPxHzTeD
— Iker Lecuona (@LecuonaIker) April 6, 2021
Mientras que a los 22 años Quartararo ya lleva dos operaciones, pilotos como Valentino Rossi, con una carrera mastodóntica a sus espaldas, jamás han sufrido problemas de este tipo. De hecho, presumía Franco Morbidelli en Jerez de que los pilotos de la Academia VR46 nunca han sido operados del síndrome compartimental.
Y lleva razón. En lo que llevamos de temporada Quartararo, Jack Miller e Iker Lecuona ya han pasado por el quirófano para solucionar este problema, mientras que Aleix Espargaró tiene cita programada para después de Le Mans. Era uno de los pocos de la parrilla actual que aún no había tenido ningún problema de este tipo.
Su hermano Pol Espargaró, Miguel Oliveira, Jorge Martín, Danilo Petrucci, Stefan Bradl, Álex Márquez, Takaaki Nakagami y Álex Rins también están operados, Johann Zarco sufrió la afección, pero prefirió no pasar por el quirófano. Algunos como Dani Pedrosa o Cal Crutchlow, directamente tuvieron que recurrir a extirpar la fascia.
Recientemente Claudio Scribano, antiguo fisio de Jorge Lorenzo (también intervenido en 2008), se mostraba en contra de las operaciones y decía que "tenemos que trabajar para prevenir el problema, hay técnicas para hacerlo. Corrigiendo la postura, el cuerpo tiene que estar siempre en harmonía. Tenemos que encontrar métodos innovadores". Por ahí van las clases de la VR46.
Aunque parezca un problema leve, que no requiere de un gran periodo de recuperación para los pilotos, puede causar daños gravísimos. Cuando se llega a extremos como el de Quartararo, operar es la única opción, debido a que si no se raja la fascia los daños que podría provocar la opresión son capaces de llevar a la inhabilitación del músculo y, en casos extremos, hasta a su amputación.
Otro foco del debate está en si las nuevas motos, con velocidades puntas brutales y unas aceleraciones de miedo, están provocando más problemas de síndrome compartimental. Cuanto más corre la moto, más esfuerzo hay que hacer tanto para hacerla girar como para levantarla y frenar. Y la aerodinámica, que hunda la moto contra el suelo, solo la hace más pesada.
El debate sobre si la velocidad de las motos de MotoGP se está volviendo desproporcionada está en el paddock. No solo por este motivo, sino también porque está provocando que circuitos clásicos como Jerez, con pocas escapatorias, se vuelvan inseguros. Esperemos que el síndrome compartimental no siga decidiendo carreras de MotoGP.
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